Venganza

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El ardor en mis mejillas aumentó a gran velocidad. Estaba tirada boca abajo en el suelo, justo a los pies de Derek Johnson. Ese era el momento en donde quería que me tragara la tierra. Que me llevara un tornado enredada, que me llevara un león y me comiera...que... que... ¿Enserio, Susan? ¡Qué estupideces pensabas! No podías ser una estúpida, tenías que levantarte, tú tenías dignidad. No dejaría que ese par se burlara de mí. -Acábalos, insúltalos- me alenté.

- Lo siento, lo siento mucho -les dije. Sí, lo sabía, no parecía un insulto, pero era lo que mi boca logró articular.

- ¿Qué hacías ahí metida, hermosa?- Derek habló, ayudándome a levantar.

- Imbécil - murmuré.

- Suéltame y no me digas hermosa -repliqué, soltándome de su agarre. Él me sonrió. -Maldito hijo de...- una serie de insultos pasaron por mi mente.

- Oh, Susan, ¿qué te sucede? ¿Por qué me tratas con tanta agresividad, hermosa?-Él apretó uno de mis cachetes y le empujé la mano con brusquedad. Es que había que decirlo, ese tipo era un cabrón.

- Oh, espera, ¿ella es Susan?-La voz de la tipa invadió mi audición y un nudo en mi estómago se formó. Ella me miró detenidamente y no pude evitar sentir unos celos que me carcomían las entrañas. Esa morena no era una chica, era una mujer, una mujer muy hermosa y espectacular. Me sentía diminuta a su lado. Un nudo en mi garganta se formó, pero carraspeé para hablar.

- Sí, Susan McMahon, querida. Mucho gusto. Eh... ¿Cómo te llamas?-

Le dije con mi mejor sonrisa, aunque creo que lo que salió fue un gesto desagradable. Estreché mi mano para saludarla, pero ella tomó mis hombros y besó mi mejilla. Abrí los ojos, confundida.

- Oh, soy Lorena. Mucho gusto, Susan. Derek me ha hablado mucho de ti - se presentó, entre risitas estúpidas. Miles de pensamientos macabros pasaron por mi mente, como tirarla en la patineta de Sebastián por la cuesta más empinada de mi vecindario.

- Ah, ¿sí? ¿Qué te dijo? ¿Que soy una niñita estúpida que se deja engañar por un idiota con su ego hasta el tope? Sí, de seguro te contó eso -le dije con coraje. Sentía mi corazón a mil por hora. Tenía tanto coraje, no podía creer que había caído en el juego de ese idiota. Sentía que algo en mí se estaba desgarrando. Me sentía engañada, estúpida, usada.

- ¡Qué cosas dices, Susan! Me habló muy bien de ti. Dice que eres una chica única y muy especial -dijo ella y miró a Derek. Él tenía su vista clavada en mí, pero no mantuve contacto visual con él, le brincaría encima para matarlo si lo hacía.

- ¿Ajá? ¡Qué cosas dices, Lorena!-me burlé de sus palabras, pero ella no pareció notarlo. Miré a Derek y estaba reprimiendo una sonrisa. Todo quedó en silencio, un silencio incómodo. Sentía tanta rabia por dentro que quería caerle a golpes a Derek. ¡Qué tonta fui! Él siempre sería un mujeriego, un prepotente, un imbécil. Sentía que me había estrellado de mi nube, y créanme, estaba bien alta.

- Eh... Creo que ya debo irme-rompió el silencio Lorena-. Gracias, Derek, la cena estuvo estupenda. Susan, fue un placer conocerte -me dijo, mientras le daba un beso marcado a Derek.

- ¡Maldita! ¡Despega tus labios de él si no quieres que arranque tu rizado cabello de raíz! -grité en mi mente.

- Yo también debo irme-dije, sin poder mirar a Derek y me volteé para irme, pero él me haló por el brazo y me tomó por la cintura, haciendo que mi corazón latiera aún más deprisa.

- Oye, oye, ¿para dónde cree que va, señorita?-Me dijo, mientras yo forcejaba para que me soltara.

- ¡Suéltame, idiota! ¡Déjame ir!-reclamé, mientras golpeaba su pecho con mis puños, pero no parecía hacerle ningún efecto.

Mi vecino misteriosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora