Storm Blue || Riverdale

4

¡Está bien chido tu reventón!

Jen
El día justo antes de el cumpleaños de Jughead recibí una llamada de Betty para vernos en Pops y tomarnos una malteada. Me pareció una idea genial e incluso me emocioné de tener una salida con alguien que no fuera Jughead o Archie. Pero no lo pensé muy bien...

—Jen —pronunció Betty alargando mi nombre.

Oh, no.

—Ay, no, ¿Qué pasá?

—Quiero hacerle una fiesta a Jugh —soltó rápidamente, eso era una pésima idea, negué varias veces apenas salió de su boca—. ¡Vamos, Jen! Será algo sencillo, sólo amigos.

—Lo lamento Betty, pero no —la cara de Jughead ante la mención de su cumpleaños fue suficiente para saber que eso no le gustaría—. Tú sabes que a Jughead no le gusta su cumpleaños.

—Jen, le gustará.

—Definitivamente no.

—Claro que sí.

•••

Y ahí estaba yo, dirigiéndome a la casa de Archie para la fiesta sorpresa de Jughead. Y no me culpen a mí, culpen a FP, quien a diferencia de mí fue convencido por Betty de asistir a la fiesta y decidió arrastrarme con él.

Que poca fuerza de voluntad FP Jones.

—Ahora el regalo parecerá una mera formalidad y no un gesto considerado.

—Te noto molesta, aunque presiento que es porque no sabes lo terriblemente insistente que puede ser esa chica.

Oh, no me digas, FP.

•••

Jughead Jones
—¡Sorpresa! —gritaron todos apenas abrimos la puerta.

Todo lo que no quería que pasara estaba pasando. Archie fue el primero en abrazarme y felicitarme, estaba completamente ebrio.

Como sí no fuera suficiente con papá.

Luego Kevin, Joaquín, Verónica y Ethel me abrazaron felicitándome, nada de lo que estaba pasando era grato para mí, al contrario, era la sensación mas incómoda e indeseable. Me sentía hostigado.

—¿Dónde está Betty? —pregunté buscándola con la mirada.

La puerta de la cocina se abrió y de ella salió Betty cargando un pastel lleno de velas, sentí la presión y la ansiedad metiéndome dentro de una estrecha caja, todos me miraban fijamente mientras Betty cantaba esa estúpida canción de cumpleaños que tanto odiaba.

—Pide un deseo, Jugh —me susurró Betty al oído.

—Desearía que estuviéramos solos —soplé las velas.

Estuvimos un rato en la sala, Betty se veía animada, pero yo sólo quería desaparecer.

—Vamos por algo de helado —dijo Betty tomando mi mano y dirigiéndome a la cocina.

Entramos y presencié incómodo a Verónica y a Archie abrazados.

El mejor cumpleaños de la historia.

—¿Pasa algo? —cuestionó Betty al ver a Verónica limpiarse algunas lágrimas.

—No es nada, sólo que... no estoy de humor para fiestas —respondió limpiando sus mejillas.

Que coincidencia.

—Ya somos dos —pronuncié irritado y Betty me tomó del brazo enfadada.

—Oye, ¿No estás molesto por qué te hice una fiesta o si? —preguntó con el entrecejo fruncido.