Storm Blue || Riverdale

18.2

Jen ¿Jones?
Perdí mucho cuando murió mi papá, Silvano fue mi mundo y al acabarse eso Riverdale fue mi infierno. Sin embargo ya no me lamentaba, tenía una familia nueva. No era un reemplazo, pero la vida seguía. Por eso cuando Sweet Pea me llamó porque alguien se estaba haciendo pasar por mi padre... me sentí de nuevo en el pasado.

Dicen que recordar es volver a vivir, pero volver a vivir te hace sentir de nuevo la muerte. En el camino mientras seguíamos a Sweet Pea me imaginé a alguno de mis tíos, supuse que me habían encontrado después de mi huida. Apreté los puños, en el fondo sabía que el dolor seguía ahí y ver la cara de mi padre en la de sus hermanos iba a traer de vuelta ese dolor.

—¿Cómo se ve? —pregunté al aire.

—Cabello oscuro, nariz larga, frente amplia... es lo que más resalta de él, creo —me respondió Sweet Pea.

—No es la mejor descripción —murmuró William.

—Pero sirve —vagamente eran rasgos de Silvano, pero también lo eran de sus hermanos, después de todo eran trillizos.

Ya me iba preparando mentalmente para verlos, supuse que si estaba ahí uno de ellos no tardaba en llegar el otro. Suspiré.

—Ya sabes quién es ¿no? El hombre —me preguntó Ralph al ver mi expresión.

—Tengo una teoría, sí —respondí.

—Jughead se fue antes de que ese señor llegara, Topaz lo encontró y Fp lo recibió en su remolque —resumió Sweet Pea.

Ya no respondí nada pues el remolque ya estaba frente a mí, lo miré desde la distancia, junto a la fogata que seguía encendida dentro del basurero. Todo estaba sereno pues todos se habían ido a dormir. Tomé una gran bocanada de aire para tomar valor y caminar hasta el remolque.

—Jenna —mi nombre salió en un suspiro.

Una sensación extraña apretó mi pecho, debilitó mis extremidades e hizo que el picor en la nariz previo al llanto apareciera. Los trillizos podían ser idénticos, pero sus voces... siempre podía identificarlos por sus voces.

Era papá...

Estaba ahí, parado junto a Fp del otro lado de la fogata.

—¿Cómo...? —tenían la pregunta en la garganta pero el nudo en ella no me dejó hablar.

Miré a Fp, miré a un costado y luego al otro. Lo que estaba viendo no era posible. Las lágrimas empezaron a nublar mi vista, costaba estar de pie. A falta del habla intenté caminar hacia él, tenía que tocarlo para asegurarme de que era real. Él también caminó hacía mí, nuestros primeros pasos fueron vacilantes antes de empezar a correr hacia a él otro.

Mi cuerpo chocó contra el suyo con algo de fuerza haciéndome sentir la realidad que tanto había anhelado. Decir que lo abracé era poco, me uní a él, sentí su corazón latiendo con fuerza al ritmo del mío. Como si él tampoco se lo creyera se alejó de mí para tomarme del rostro y mirarme a la cara. Sus ojos estaban rojos, tenía unas ojeras enormes y la reacción en su cara era casi imposible de describir, estaba cubierta de fluidos y llena de alivio y preocupación.

—Papá... —mi sollozo sonó terrible y necesitado.

Él soltó un suspiro sonoro y aliviado.

—Sí... soy yo.

Ahora yo toqué su rostro, sentí su barba ya de varios días, toqué su pelo, sus mejillas frías. Mi corazón se hacia chiquito, mi boca dibujaba una sonrisa algo deformada por el llanto tan escandaloso.