8.2

260 15 2
                                    

La juventud desenfrenada de Riverdale

Jen Jones
Nunca pensé que una llamada de Verónica Logde llegaría a mi celular de manera voluntaria. No me había dado muchos detalles, solo me explicó que habría un juego de fútbol americano en la correccional, organizado por Archie, y que planeaba ir a apoyarlo junto a las animadoras.

Al principio no entendí bien porque me lo decía, aunque me alegraba que las cosas con Archie fueran bien para mí eso del juego y las animadoras no era para nada relevante. Pero luego me explicó que su llamada no era precisamente para darme esa noticia, sino para pedirme que habláramos después de dicho evento.

Llegué a la correccional cuando las porristas aún seguían cantando y bailando, y los chicos jugaban eufóricos. Aunque la felicidad no duró mucho tiempo, de la nada los guardias se lanzaron sobre todos los chicos. Cada músculo de mi cuerpo se tenso al ver como golpeaban a todos mientras gritaban que era una redada.

No tenía sentido, en ningún momento eso se había asemejado a una redada. Entonces ví a Verónica caminar hacia un punto enfurecida. Hiram Logde. Los ví discutir un momento mientras sentía un nudo en el estómago. Él era el culpable de todo lo que estaba pasando.

Siempre Hiram Logde.

No podía dejar que me afectará, tenía que tener autocontrol. Control. Era fácil, sólo tenía que respirar y contar hasta diez.

Uno.

Dos.

—Jen Jones —Mierda—. No creí que te atreverías a tanto.

Sí, ya estaba frente a Hiram, con los puños apretados y unas feroces ganas de golpearlo.

—No necesito pregúntale lo que ya es evidente —empecé—, así que sólo pasaré a la amenaza. Lo que le está haciendo a Archie, lo va a pagar caro. Quizás no hoy, y probablemente no mañana, pero lo hará.

Dicho eso dí la vuelta y me dispuse a volver con las porristas, pero lo que dijo me detuvo.

—¿Que yo pagaré? Creo que tanta droga te ha estado afectando. Tú eres la que irá a prisión por robo ¿recuerdas?

—Eso lo veremos —lo miré sobre el hombro—. Yo iría con cuidado, Hiram.

Cuando retomé mi camino escuché los pasos de Verónica apresurarse hasta estar a mi lado.

—¿Ya me dirás para que me llamaste?

—Vamos a Pop's, ya te explicaré allá.

•••

La campana del lugar sonó apenas abrimos la puerta. Al entrar fuí directo a la barra y pedí una malteada de mango, tenía que aprovechar la invitación.

—Bien —miré a Verónica—, ¿de qué quieres hablar?

—Bueno, verás... te llamé para una charla, pero en ningún momento dije que fuera conmigo.

La miré extrañada por unos segundos, hasta que, a su lado, apareció nada más y nada menos que Tony Stark.

—Tiene que ser una jodida broma.

—Hola, linda.

Tardé unos segundos en reaccionar. Era él. Tony Stark estaba parado frente a mí, con una sonrisa triste y mirada penetrante. Sentí un pinchazo en el pecho y ganas de llorar, pero logré contenerlas. Bajé la mirada y la desvíe hasta la mano que me servia la malteada.

No llores...

No llores...

De nada sirve llorar...

Storm Blue || RiverdaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora