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Mi nueva secretaria personal.

Jen Jones
Un mes después...
Las cosas iban relativamente tranquilas, todo seguía tan horrible como siempre, pero al menos no empeoraba, nada de suicidios o dramas nuevos. Eso solo significaba una cosa, venía algo grande.

—Ya pasaron tres semanas... —dijo el señor Andrews entrando a la camioneta con una gran furia.

Había acompañado al señor Andrews a la correccional, era el tercer fin de semana que íbamos y recibíamos la misma respuesta: Archie no tenia permitidas las visitas por el "incidente" en el juego de fútbol.

—¿Contratará un abogado? —pregunté.

—Por supuesto, ya tengo a alguien en mente —contestó mientras prendía el motor con arrebato.

Casi podía oler el enorme problema del que estaba apunto de formar parte.

•••

Volví al remolque luego de comer con el señor Andrews. Como todos los días lancé las llaves a la barra, abrí el refrigerador en busca de una botella de agua que yo misma había llenado y metido ahí. Apreté la botella casi vacía en cuanto la tomé.

—¡Fp Jones! —me apresuré a la habitación a pasos largos y pesados—. ¡¿Te tomaste mi agua de nuevo?!

Abrí la puerta de un golpe, apenas logré distinguir las dos figuras que se abrazaban en la cama sentí que mi retina se quemaba. Cerré los ojos como reflejo y giré. Eran Alice y Fp desnudos descansando en la cama donde cada tres días yo dormía.

Nunca más si quiera voy a tocar esa cama.

Escuché un par de palabras que emitió Fp y algunos sonidos de movimiento, pero no presté atención, salí de ahí despavorida, como si estuviera huyendo del mismísimo enmascarado. Ni los fanfics bizarros de Wattpad me habían perturbado tanto. Una vez afuera, de forma quizás un poco exagerada, me incliné apoyando las manos en mis rodillas e intenté borrar la imagen que había presenciado mientras sacudía la cabeza.

—¿Así que ya te diste cuenta?

—Y yo que pensaba que los ancianos ya no hacían eso.

Levanté la cabeza mientras escuchaba la casi musical risa de Negan. Me enderecé y lo miré, estaba sentado fuera del remolque que se le había asignado. El de remolque de alado, convenientemente para mí...

Guiño, guiño.

—Créeme, la edad no afecta en nada —me respondió poniéndose de pie—. Con el tiempo uno solo mejora.

Fingí mi mejor cara de asco al escuchar su comentario, mientras por dentro solo me regañaba por ser tan hormonal.

—Como sea, ¿dónde están William y Ralph?

—Por suerte no los he visto —sonrió despreocupado y abrió una cerveza.

—Pareces relajado.

—Lo estoy —aseguró extendiendo una cerveza hacia mí que rechacé—. Las serpientes están bien y todo parece ir de maravilla. Hace unas horas vino una niña, eh... ¿Verónica? —asentí para que continuará—. Dijo que abriría una taberna, eso fue lo que entendí. Me pidió que les dijera a tu hermano y a tí que estaba dispuesta a negociar una buena cantidad por protección y seguridad en su bar.

—¿Y qué le dijiste?

—Acepté —dijo tranquilo dándole un trago a su cerveza.

—¿Tú aceptaste? —cuestioné confundida.

Storm Blue || RiverdaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora