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Trato con un diablo

Jen Jones
Muchos imaginan que después de una noche emocionante y peligrosa no se puede ni dormir, pero eso es una patraña, esa noche yo dormí como una roca. En una noche repuse todos los dos meses de insomnio que había vivido. Cuando desperté el único en el remolque era Fp, estaba en el sofá leyendo un cómic, de esos que le había llevado en una visita a la prisión.

—No creí que los conservarías —le dije sentándome a su lado.

—Jen, despertaste —se sorprendió un poco por mi aparición—, creí que habías muerto.

—Sí te ves preocupado aquí leyendo cómics —dije con sarcasmo y busqué a Jughead con la mirada— ¿Y tu hijo?

—Se fue con Archie al lago, dijeron que si querías ir los llamaras y ellos vendrían por ti —respondió y siguió con su culta lectura.

—Suena bien, voy a ducharme y les llamaré —solté animada y me levantérápidamente.

Recordaba que ya las serpientes me habían invitado el año pasado, cuando aun no éramos parte de ellos. Para mi nadar era de las cosas que más amaba, me daban tanta paz, solía nadar con papá seguido antes de su muerte en el lago a lado de nuestra pequeña casa, así que en aquel momento odie rechazarlos.

Cuando Fp me dijo lo del lago fue una inyección de adrenalina a mis ánimos, salí del baño disparada a vestirme y buscar ropa para poder nadar un rato, el día era perfecto y sentía que realmente merecía ese descanso mental. Pero justo cuando estaba buscando mi celular, recordé que la noche anterior William me lo había quitado y olvidé pedírselo de regreso.

—Fp —salí de la habitación con mi mochila donde llevaba la ropa para nadar, que era sólo un short deportivo y blusa de tirantes—, ¿puedo usar el teléfono?

—No tiene servicio.

Suspiré resignada y salí a buscar al rubio, como no había almorzado y no traía dinero, pensaba asaltar su refrigerador como cobro del tiempo perdido. Había pensado en mejor ir al lago en la moto, pero como no conocía bien esa zona era mejor ir por mi celular y pedirles a los chicos que ellos me acompañaran.

Las tripas ya empezaban a rugir así que aceleré. Ralph y William ya no vivían en su vieja casa, después de los disturbios se habían mudado a una pequeña cabaña enmedio del bosque, donde los diablos no pudieran ir a molestarlos.

Llegué en moto hasta donde pude, al parecer tomé el camino equivocado y no pude seguir en moto, la dejé en un lugar aparentemente seguro y seguí caminando. El bosque era oscuro, la luz del día apenas se colaba entre las hojas de los árboles, hacia mucho calor y empezaba a desesperarme.

Aceleré el paso cuando algunos de los sonidos del bosque se asemejaron a pasos, por desgracia esos sonidos también aceleraron y de inmediato sentí que mi sangre se enfrió, me detuve y miré en todas direcciones. Lo primero en mi mente fue que el enmascarado ya había sido atrapado, no podía ser él.

Es esquizofrenia, Jen, ya estas loca...

Un gato de Hiram me va a matar...

Así murió Jen Jones...

Dí la vuelta rápidamente cuando sentí la necesidad de correr por mi vida, pero apenas me giré mi cuerpo se estampó contra uno mucho más grande.

Por favor que sea un árbol...

Por favor que sea un árbol...

—Siempre chocando contra alguien.

Demonios, conozco esa voz.

Storm Blue || RiverdaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora