Storm Blue || Riverdale

12. 2

No hay título, solo un agradecimiento por llegar hasta aquí.

Jen Jones
Salí del remolque con mis cosas y tras de mí Fp. Era claro por lo incómodo del ambiente que él tampoco sabía si estábamos bien o mal.

—¿Ya vas a la escuela? —me preguntó para romper el silencio tan tenso que había creado la anterior pelea.

—Sí, William y Ralph me están esperando —respondí con una sonrisa incómoda.

—Hoy pasan un maratón de tu serie favorita, ¿vienes? Compraré comida en Pops.

—¿Estará Alice? —mi pregunta lo tensó.

—No, estará ocupada.

—Pues invitala la próxima.

Una sonrisa se dibujó en su rostro y sacudió mi cabello.

—Nos vemos en la tarde, pórtate bien.

De nuevo parecía que todo iría bien. Masomenos.

•••

Caminaba por los pasillos de Riverdale High junto a Sweet Pea cuando Jughead se acercó a histérico con lo que parecía un folleto en la mano.

—Jen, esta en todos lados.

—¿De qué hablas, Jughead?

—Es de G&G —dijo mostrando lo que tenía en la mano.

—¿El juego de nerds? —cuestionó Sweet Pea.

—¿Cómo es posible? Creí que Alice quemó el último —le arrebaté el libro de la mano y lo revisé, miré a todos lados, cada estudiante llevaba uno en las manos—. Ethel debió hacerlo.

—Eso creo.

—Mira, relájate —oculté mi reciente preocupación—. Trato de ocuparme de los diablos, Archie y un poco de Hiram. Justo ahora confío plenamente en que tú y Betty se encargarán de lo demás.

—Claro —pareció algo cabizbajo.

—Es la única manera de balancear todas nuestras obligaciones.

—Tienes razón, aún así te mantendré informada —soltó antes de irse.

—Realmente casi nunca entiendo nada de lo que dicen —Sweet Pea se puso frente a mí haciéndome levantar la cabeza para verlo a los ojos—. Siempre hablan con tanta prisa.

—Bueno, es lo genial de ser hermanos. Pocas palabras, grandes significados.

—Profundo.

Reí y seguimos con nuestro camino.

Tony Stark
Se veían lindos juntos, digo Sweet Pea era demasiado alto para Jen, pero estaban bien. Aunque... Jen conmigo... eramos fuego.

—Sí, fuego —susurré antes de darme la vuelta.

—¡Oye, amigo! —Reggie se acercó a mí corriendo—. Que bueno que te encuentro por fin —me recorrió con la mirada—, temí que ya no estuvieras aquí.