Hola Naruto

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Al final el rubio ex abogado si fue a comer con su imperativo amigo. Le debía a Sasuke eso y más, él era el único que no lo había abandonado luego de que su puesto del director del bufete fuera revocado. Ahora Minato supervisaba junto con otras personas el despacho. Cuando no estaba en la oficina central se dirigía al lugar y checar que todo estuviese en orden.

Prefería dejar sin líder a que perdonar a su único hijo.

—¿Qué tal las cosas con Sakura?

Sasuke se atragantó con eso último. Lo ponía nervioso ese tema. Se quedó pensando un buen momento, como si dudase de abrir la boca. Su rubio amigo ya pasaba muchos problemas como ponerle uno más en la lista.

— Bien, supongo. ¿No quieres darme ese bocado?

Naruto sonrió de lado y le dio la rebanada de pastel que tenía a lado. Dejaría que el azabache le contara cuando estuviese listo.

Mientras tanto una bella Hinata veía con nervios el anillo de compromiso en su dedo. La argolla la sentía como si estuviese quemando su blanca piel, no se sentía digna de portar algo así, y mucho menos que fuese de Kakashi.

Con tristeza miró su barriga y tocó el bulto que tenía. Su hijo o hija crecería sin su padre biológico, y no podía decirle que Kakashi era su verdadero padre. Estaba cien por ciento segura que saldría igual a Naruto. Sus genes eran demasiado fuertes.

Ella conocía a Minato Namikaze.  Era una copia semi perfecta del amor de su vida, con un toque de Kushina. Así que su presentimiento era que fuese igual a él, con una pizca de ella.

Su prometido hace rato le había llamado, no llegaría a comer y tal vez vendría hasta tarde. Y siendo sincera consigo misma eso le alegraba. Cada vez que veía la sonrisa de su ex jefe que le dedicaba cada mañana tenía muchas ganas de llorar.

Desde el tercer mes de embarazo Hinata comenzaba a tener mucho sueño. Se acomodó en el sillón de la sala de estar y quedó profundamente dormida.

La joven de ojos aperlados abrió los ojos de un susto. Había pestañeando a tal punto de dormitar en la silla.

Un joven rubio varonil estaba frente a ella, chasqueando sus dedos para llamar su atención. Este último gruñó al ver a su secretaria dormida en su silla.

— Eh — balbuceo la morena.

Tocó su vientre y no sintió nada. Tenía una extraña sensación de que algo no estaba bien, qué tal vez faltaba algo. Pero ¿Qué?

— No puedo creer que te duermas en el trabajo. Jiraya sensei no me dijo que fueses una floja.

— P-perdona. No volverá a pasar.

El hombre dejó de lado el asunto y volvió a checar los papeles que estaban en el escritorio. Hinata extrañada miró hacia todos lados.

Estaba en nada más y nada menos que en la oficina de Naruto, y ella estaba sentada de lado ayudando con el papeleo. Miró el reloj y pasaba más de las dos de la tarde.

— Y-ya es tarde ...

— mhm- ¿Disculpa?

Los ojos del rubio dejaron de prestar atención a los documentos pendientes para ver a su asistente, quién se encontraba flojeando nuevamente.

— dije que ya es tarde. Ya pasó mi hora de salida.

— Claro Hinata. Te pedí que me ayudarás con unos papeles e inmediatamente accediste. Si no puedes puedo pedírselo mañana a Shion.

Cuando escuchó el nombre de su odiosa compañera rápidamente negó. Por extraños motivos no la quería cerca de su jefe.

— Si puedo. Disculpe no volveré a interrumpir.

Dímelo dos veces |Naruhina|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora