No debiste ser tan duro.

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Su padre le había enseñado a no ser la burla de nadie, a ser el mejor en todo. Pero al enterarse de lo que su amado hijo había vivido el día de hoy explotó como nunca.

— cariño fue solo un accidente y la chica se disculpo — habló su madre con voz pacífica — No es el fin del mundo.

— Kushina por favor, entiende que tenemos un prestigioso negocio y cualquiera pagaría por vernos un punto débil. No me imagino que dirán cuando se enteren que humillaron a mi hijo con leche malteada.

Kushina rodó los ojos. Sabía que su esposo era un exagerado. Lo que realmente le preocupaba era como Naruto lo tomaría. Le había enseñado que el respeto que la gente siente por ti es lo importante, que jamás le enseñaron el de perdonar a otros. Solo esperaba que su hijo estuviese bien.

Ese día Hinata lloro en su habitación el resto de la tarde. Se lamentaba cada segundo el haber sido tan torpe, deseaba poder regresar en el tiempo y cambiarlo todo.

El primer chico lindo que conocía y lo humilla en público. Luego de que él se fue Sasuke se acercó a Hinata y a Sakura para disculparse por la actitud del rubio. Advirtiendo que él era un arrogante y por eso había reaccionado de tal manera.

Cuando Hinata supo que Naruto iba a pedirle una cita su corazón se rompió, pues al verlo realmente había deseado acercarse de otra manera a él.

Desgraciadamente las intenciones de Naruto cambiaron al día siguiente cuando comenzó a acosarla en la escuela, incluso puso su pie para que ella tropesara haciendo caer consigo sus libros. De ahí supo que su vida de estudiante no volvería a hacer la misma.

El lunes en el trabajo, la rutina continuó. Hinata apenas cruzaba el pie en el lugar y Naruto ya estaba llamandole. Ino se acercó a ella y le entregó un café cargado y un pulgar arriba dandole animos.

¿Era normal que el único chico que te había llamado la atención fuera también tu abusador? se sorprendía realmente por no haber ido a terapia hace años.

— vaya, traes café — dijo Naruto al verla entrar.

— claro, tememos mucho trabajo por hacer.

Esa mañana hacía mucho calor. En el transcurso del mismo, Naruto se había quitado el saco negro y remangado su camisa. Hinata al verlo quedó encantada con lo que veía. El hombre parecía un modelo de trajes europeos.

Como hacía calor, Hinata deseaba quitarse su saco, pero había escogido el peor día para usar escote. Si sus senos se veían enormes ahora se verían en todo su esplendor.

Deseo ser copa B.

— Hinata por el amor de dios. No te voy a despedir si te pones más cómoda.

— ¿disculpa?

— te veo con el saco puesto y me das calor.

No quería decirle que tenía atributos poco comunes y no podía pasear por la oficina así. Asi que dijo lo más tonto hasta ahora.

— Yo tengo frío. El aire esta algo fuerte.

Naruto suspiró. El aire estaba descompuesto, incluso estaban arreglandolo ahora mismo, ¿no se había dado cuenta?

— como desees.

Los pendientes habían disminuido. Su sorpresa fue cuando encontraron cheques sin entregar a finanzas, Naruto checó si Jiraya estaba robando a la empresa, no fue así. El hombre ni siquiera fue capaz de aquello.

A las dos de la tarde fue el punto límite para Hinata. Con miedo se quito el saco en el momento en que Naruto tomaba agua. El rubio al ver aquello casi se atraganta, pero como profesionista trató de disimular.

Él siempre había pensado que las chicas con buenas caderas, trasero grande y senos voluptuosos era el delirio de cualquiera. Hasta que descubrió en Inglaterra que a los hombres de haya las prefieren delgadas.

Ninguna chica le parecía atractiva después de Hinata, ninguna era así de curvilínea.

O tal vez solo era ella.

Dejó esos pensamientos atrás y trató de leer el documento que tenía en mano. Lo leyó unas 10 veces ya que su miembro se había puesto duro.

¡Ya no era un adolescente hormonal!

— Hinata, creo que esta vez saldremos temprano.

— ¿enserio?

Naruto asintio — Los respectivos departamentos se encargaron de lo que hemos avanzado y podemos proceder mañana.

— Es un alivio.

Hinata alegremente recogió sus cosas y se disponía a irse, cuando Naruto noto que no de había puesto su saco. Si salía así todos se deleitarian con semejante espectáculo y eso lo molestaba mucho.

— Hinata espera ¿te irás asi?

Ahora Hinata estaba confusa. Le estaba preguntando que si iría así a la calle. Esa misma blusa la había usado varias veces en la oficina y nada había pasado.

— Claro, ya es mi hora de salida.

— me refiero a que si no colocaras de nuevo tu saco.

— Hace calor. Y no pienso ponerme el saco por que a ti te parece.

Naruto se enojó. Nadie le había dicho algo parecido a eso y no le gusto nada.

— ¿qué?

— L-lo que oíste. Estoy harta de que siempre me hagas sentir mal. Si no era en la escuela ahora es en el trabajo. Por una vez en tu vida deja de hacer que todo lo que hago está mal.

Cuando terminó quiso vomitar del susto. Tal vez era el calor o realmente estaba guardando ese enojo en su interior. No podía retractarse ya, tenía que sostener sus palabras. Además, lo peor que podía hacerle era despedirla.

— ¿te hago sentir mal, Hinata?

Fue todo lo que Naruto pudo decir. Había algo excitante en la Hinata enojada que le gustaba. Su enojo disminuyo y solo se concentró en hacer sentir mejor a la ojiperla.

— s-si.

Naruto se acercó a ella aprisionandola contra la puerta de su oficina. Su aliento estaba tan cerca de ella que casi podían escuchar como respiraba el otro.

— Dime como puedo hacerte sentir mejor Hinata, y lo haré.

Hinata no podía ni pensar. Sus pezones estaban erectos y rogaba que Naruto no lo supiera. El pectoral de Naruto era fuerte y sus brazos bien ejercitados. El hombre estaba buenísimo.

— N-no lo se... ¿p-podrías pagarme m-mis horas extras?

— hecho ¿con eso te hago sentir bien?

Hinata quería desmayarse. Naruto se acercó a su cuello y lo beso delicadamente. El rubio pudo sentir después de tanto tiempo esa piel cremosa que lo cautivo desde joven y había valido la pena. La ojiperla solto un pequeño gemido que hizo que Naruto quisiera escuchar más.

— ¿Eso te hace sentir mejor?

— S-si.

Hinata no creía lo que estaba pasando, le gustara o no tenía que parar. Por el bien de los dos. Tres besos le dio Naruto por el cuello hasta acercarse a su boca, Iba a besarla hasta que ella mismo lo detuvo. Lo separó como pudo y cogió sus cosas.

— Lo siento Naruto tengo que irme.

Cuando Hinata salió de la oficina Naruto dio un grito de frustración. Todos los archivos salieron volando del escritorio, el día de trabajo perdido. Pero no era lo que le dolía. Si no el simple hecho de perder la oportunidad de Hinata una vez mas.

— Estarás toda la vida enojado con ella Naruto?

Ambos chicos se encontraban en el gimnasio en clase mientras veían a Hinata pasar por el lugar.

— no.

— Entonces por que no hablas con ella, y te disculpas.

— me da miedo Sasuke.

— No debiste ser duro con ella.

— Lo se. Y no se como remediarlo.


Dímelo dos veces |Naruhina|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora