Mátame con cariño

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Hinata Hyuga pasaba por una de las peores etapas de su vida. Desde que conoció a Naruto Uzumaki solo había tenido problemas. Un chico que le había robado el corazón en preparatoria, ahora se había convertido en un ser despreciable, que la dejó sin más, y ahora estaba comprometido con una chica que levantaba suspiros a cualquiera.

Kakashi le había permitido descansar unos días, pero quisiera o no ya tenía que regresar a trabajar, no podía permitir que el rubio le tomara toda su vida. Aunque su jefe le pidiera una oportunidad de entrar a su corazón, tenía que aceptarlo, ya no podía llorar más por Naruto.

Había perdido peso gracias a la tristeza en la que estaba, dejó de comer ya que se le revolvía el estómago por todo, incluso por oler el tocino que cocinaba en las mañanas, se había vuelto todo muy molesto.

En el trabajo todos le sonrieron como si estuviesen muy feliz de que regresara, y así era. Hinata era la mejor en su trabajo, incluso Rin la elogiaba , estaba contenta con su trabajo.

- Hinata, luces igual de bella que siempre.- Dijo Rin mientras le regalaba un café.

- Gracias enserio, me alegra haber vuelto.

- Pues espero y no te vuelvas a ir, todo mundo te quiere aquí por un buen rato.

La mañana pasaba rápida, Hinata tenía mucho trabajo que hacer por el tiempo que no había ido a la oficina. Todo eso se venía abajo cuando escuchaba nombrar al rubio, cuando fue a tomar agua , dos de la oficina a quienes no conocía hablaban sobre el matrimonio de él.

- Dicen que la boda será la más grande de todas.

- Si, y que será una de las más caras y exclusivas del año.

- Vaya, si que Shion es muy afortunada.

Como si su cuerpo estuviese conectado con su alma, Hinata se dirigió al baño a vomitar. No podía evitarlo, se sentía como si todo el dolor de su cuerpo quisiera salir. Como si su alma quisiera sanar de una vez por todas.

Cuando terminó, Rin se encontraba fuera, quien la veía con una mirada de preocupación.

 - Hinata, ¿Estás bien?

La oji perla solo asintió, Había quedado muy débil, ni siquiera podía moverse con facilidad. Rin la llevó al consultorio de la oficina. Donde el doctor Kabuto la atendió.

- Señorita Hyuga, ¿Cuánto lleva con este tipo de mareos? 

No lo recordaba muy bien.

- Creo que dos semanas.

El doctor asintió y la miró detenidamente. No se necesitaba ser un genio para las sospechas que él pretendía.

- Será mejor que se haga unos estudios de sangre para estar seguros. 





Kakashi se enteró que Hinata había sido llevada a la enfermería cuando salió de una junta. Sin importarle que estaba en el trabajo se dirigió a buscarla hacia el consultorio. El doctor Kabuto era un hombre mayor que Hinata, de cabello gris y lentes de fondo de botella. Según Kakashi, el mejor de su generación.

Mientras los hombres hablaban fuera del consultorio, Hinata se puso a llorar en silencio. No quería causarle problemas a nadie, y ahora su jefe se encontraba fuera gracias a que casi se desmaya en el baño.

El doctor se fue y Kakashi entro al lugar con cuidado. Todo lo que hacía Kakashi hacia Hinata era con cuidado, era como si tratase la cosa más delicada y valiosa entre sus manos y no quisiera que le pasara nada.

- ¿Cómo está?- preguntó el mayor dulcemente.

- Creo que estoy mejor. Solo que aún no me repongo de todo.

Dímelo dos veces |Naruhina|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora