Te Amo Hinata

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Hinata no podía sentir el aire llegar completamente a sus pulmones. Sentía que tarde o temprano se iba a caer y nadie iría a recoger sus pedazos.

Pensó en la primera vez que lo vio en la escuela preparatoria y un gemido salió de sus labios. Naruto estaba besandole el cuello de una manera deliciosa.

A pesar de sufrir acoso del rubio la perla soñaba con él en sus brazos, cómo sería el momento en que Naruto la viese como mujer.

Y aquí estaba.

El rubio delicadamente sacó su ropa. Como si de seda se tratara, quería ser lo más paciente con la chica.

Unas caderas se vieron a la vista y Naruto no podía estar más duro. Sabía que Hinata era de buen cuerpo, pero lo que veía sus ojos tenía que ser sacado de otro mundo. Una ropa interior negra no tan sexy si fuese otro caso, pero Naruto al ver a Hinata usarla sabía que incluso ella con esa ropa la hacía ver malditamente sexy.

Hinata estaba avergonzada, el rubio solo veía su ropa interior y queria lanzarle una patada para sacarlo del trance.

Naruto reaccionó y comenzó a besar piernas y muslos, haciendo que Hinata diera pequeños gritos, y acelerando su corazón.

— eres tan malditamente hermosa Hinata— dijo el rubio entre gruñidos.

Y en un abrir y cerrar de ojos Naruto ya había sacado la pantaleta e introdujo dos dedos en el interior de Hinata.

— ahhh, Naruto – gimió Hinata al sentir al ojo azul.

— estas algo apretada bella. Necesitas relajarte, confía en mí, iré lento.

El rubio plantó besos por toda la cara de la oji perla mientras la penetraba despacio. Cosa que hacía morir a Hinata, quien no controlaba sus caderas.

Ella quería más.

Lo quería a él.

Solo a él.

— mhhh mNaruto... M-mas... — no pudo terminar la frase ya que su clitoris había sido atrapado por el rubio.

Sentía que en cualquier momento se desmayaria de placer.

— sé lo que quieres pero no lo haré. Quiero que primero estés bien hermosa.

Entre jadeos y besos inundaron la habitación. Naruto no podía pensar en nada que no fuese Hinata, en lo que sería si no fuese solo esta vez.

Pensaba en el futuro.

Si Hinata lo escogía, no pedía nada más, le daría lo que ella quisiera. Si ella no quería trabajar y ser una niña mimada lo haría. Si ella quería formar una familia con mil hijos se los daría. Unos mocosos con los ojos de ella y su sonrisa coqueta.

Si ella queria un propio negocio seria todo suyo. Imcluso si le pedía el mundo. Le entregaría todo lo que tiene solo por que le escogiera a él.

N

aruto penetro a Hinata. Y sin hacerla esperar comenzó a envestirla rápidamente.

Ambos se miraban mientras gemian sus nombres. Después de mucho tiempo sus corazones latian al unísono, y todo parecía bien en el universo.

— te amo Hinata — pronunció más en jadeo que en susurro.

—¿N-Naruto?

Ambos estaban a punto de llegar. Pero eso no importaba. A Hinata ya no.

Hinata se recostó sin mirar a Naruto. Ya no estaba ebrio, solo resonaba en la habitación las palabras de amor no declaradas.

¿La amaba? ¿Desde cuando?

No se atrevía a mirarle la cara. Acababa de hacerle el amor y confersarsele y ahora no sabia que hacer.

— tú departamento parece santuario de girasoles.

— son bonitas.

— esta bien.

— ¿no te duele nada? —pregunto Naruto.

— No, estoy bien.

— bueno Hinata. Cumpliste, y yo también debo hacerlo.

—¿qué?

El rubio rápidamente se vistió sin ver a la morena quien se encontraba desconcertada en la cama.

Un adiós y Naruto ya no se encontraba en el lugar.  En eso Hinata comenzó a llorar.


La oji perla había pedido permiso de faltar al trabajo. Su jefe no puso ningún pero, solo quería que su asistente se encontrase bien.

Ella se encontraba marcando el número que ya se sabía de memoria una y otra vez. Con la esperanza de que sonara al otro lado.

« contestame por favor, no sé que pasa contigo»

Dejaba mensajes similares en el buzón de voz del Uzumaki.

Estaba desesperada. No sabía que hacer. No entendía lo que estaba pasando. Así que tomó su bolsa y decidió ir a la oficina a la cuál no quería volver.

Dímelo dos veces |Naruhina|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora