Viajes Y Perlas En El Camino.

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Advertencia : partes kakahina. Si molesta favor de no leer.

Los días pasaron rápido y el viaje a seattle pronto llegó. Sakura, Ino y Hanabi se despidieron de ella en el aeropuerto como si jamás fuese a regresar. En ese momento conocieron al candente jefe de su amiga, tal caso fue que su amiga rubia casi se desmaya de ver tanta perfección en una persona.

— y tú llorandole a Naruto — habían sido sus palabras.

Hinata había pensado en el rubio todo el tiempo. No lo había visto en mucho tiempo y a pesar de todo lo extrañaba, Sakura incluso quería llevarla con un psicólogo para tratar ese asunto. No era sano amar a alguien que prácticamente la había lastimado desde que se conocían.

Era cierto. Pero solo ella y él sabían sobre su loca y extraña relación, relación que ya no floreceria, pues ella había puesto punto final. Se dedicaría a su trabajo al cien por ciento para sacarselo del corazón.

Mientras tanto, kakashi la observaba en ocasiones. Trataba de leer informes del caso, pero al tener a Hinata en frente era un poco imposible. Sabía que era mayor que ella, aún así no podía resistir a su inigualable belleza. Y no podía sacar de su cabeza lo que había hablado con madara días atrás.

— aún no entiendo como Hinata pudo renunciar a Naruto, tengo entendido que no es un mal buffete.

— vaya mi estimado amigo, supongo que no estas enterado de todo.

— ¿De qué tengo que estar enterado Madara?

El Uchiha se había reunido con Kakashi para hablar sobre los convenios de Buffete Namikaze y Hatake & Asociados. Cierto punto de la charla Hinata llegó a la conversación, cosa que tensó al peliblanco.

— me he enterado que el uzumaki tenía un interés amoroso en la srita Hyuga. Desconozco el motivo por el cuál no se dio. Digo, estuve trabajando con ella y no se encuentra comprometida ni sale con alguien. De vez en cuando sale con sus amigas, incluso una de ellas trabaja para Naruto.

— Naruto tendrá sus razones, no lo crees.

— lo sé kakashi, pero no eres ciego, la chica no es fea. Es joven e inteligente. Llevaba la cabeza en finanzas y en la administrativa, y de la noche a la mañana la cambia a recursos humanos.

— el chico es muy impulsivo y orgulloso. Comete decisiones muy estúpidas. Es por eso que mandé a Hinata contigo, espero y tú la sepas aprovechar.

— por supuesto, la he ascendido a mi asistente personal.

— no me refiero a eso hombre. Digo, ya casi vas a los cuarenta. Es hora de que sientes cabeza ¿no crees?

Sacudió la cabeza al pensarlo. Tenía cuarenta y cinco años, había pensado en una familia cuando tuviese éxito, y cuando eso llegó, no pensó en la familia fuese necesario.

Hinata cruzó las piernas y continuó leyendo los datos del caso. Llevaba una falda pegada al cuerpo, por una extraña razón se sentía libre de vestirse como quisisera en frente de su jefe, no sentía mirada alguna. No sospechaba que justamente el mayor admiraba las piernas torneadas que poseía, las mismas que un rubio admiraba desde siempre.

— si que es un caso interesante, ya sé por que necesita mi ayuda.

— así es Hinata. Cuando lleguemos, estaremos con uno de mis socios. Obito Uchiha, tal vez lo reconozcas. Es hermano de Madara, nos asesorará en lo que necesitemos.

— me parece perfecto. No sé mucho de leyes.

— es por eso que necesito de tu opinión. En ciertos casos se necesita de sentido común, de verlo como civil y no como abogado.

Dímelo dos veces |Naruhina|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora