¿Qué has hecho?

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Hinata solo había ido por unas cosas a su antiguo hogar, era una visita exprés. Pero Cuando vio a Naruto ahí mismo un nudo se hizo en su estómago. Él incluso la había cobijado por el frío que hacía por causa de la lluvia. Pero todo cambió cunado cayó un trueno e hizo retumbar el lugar. Hinata estaba asustada, y más por que empezó a sufrir un dolo en el vientre. El rubio no lo pensó más y la subió a su auto y la llevó al hospital. Pero al llegar, Hinata ya se encontraba mejor, solo había sido un susto.

Pero nunca pensó que terminaría en los brazos de Naruto, y que se entregaría a él, y que estaría oficialmente comprometido con Kakashi Hatake.

Ahora estaba en la casa de Ino, la rubia la recibió con los brazos abiertos. Esperaba que su amiga la comprendiera o siquiera la hiciera sentir segura. Su vida estaba hecha pedazos y no siquiera sabía por qué estaba con tanto embrollo. Hasta la idea de huir de todo.

— Hinata, estás a borde de un colapso de crisis nerviosa. Eso y las emociones del embarazo. —Decía su amiga mientras está acariciaba su cabeza recostada en el sofá.

— No sé qué hacer Ino, todo esto se está saliendo de control. Ya ni siquiera puedo mirar a Kakashi a los ojos. Soy la peor persona del mundo...

— Nah, la peor persona del mundo es Naruto, y maldigo el día en que entró a la oficina.

Ambas chicas quedaron en un pequeño silencio. Hasta que la Hyuga se levantó como si tuviese una idea brillante.

— ¡Ya lo tengo!, fingire mi muerte y huire de la ciudad, y criare a mi hijo sola, consiguire un trabajo y-y...

— Hinata no... No puedes hacer eso. Eso es tan novelesco.

Su rubia amiga tenía razón, ya no era una chiquilla que podía desaparecer como si nada. Si lo hiciera no se lo perdonaría nunca.

— Ino... Me quiero moriiiir... — Hinata no pudo más y lloró desconsoladamente. Sus emociones estaban al máximo y había llegado al límite.

El pensar en decirle a Naruto sobre su hijo le ponía mal, y sobre todo haberse entregado a él nuevamente. Pero lo que más le dolía era estar con Kakashi al cuál no amaba. Sólo que pensaba que era mejor que estuviese con él que terminar con alguien tan inestable como su rubio amoroso.




Naruto quería empezar desde cero y hacer su vida bien, para que la morena de ojos color luna quisiera estar con él. Arreglaría todo lo que estaba mal en su vida. Y empezaría con el bufete.

Enfrentaría a su padre.

Kushina llevaba días que se sentía mal. Y en la madrugada había tenido escalofríos, así que asustada pero decidida, fue al hospital a revisión. No le había dicho nada a Minato, no quería preocupar a ese hombre.

Desde que supo los desastres que había causado su hijo, los nervios de su esposo estaban al límite. Con llave y bolso en mano se dirigió al hospital de la ciudad. Donde una peli rosada era la indicada para revisión.

Hinata se había puesto mal, muy pero muy mal. El estrés que tenía guardando hizo que colapsara y tuviera dolores abdominales. Se asustó tanto por el niño que pidió a Ino que la llevase a ver a Sakura. Quien al verlas en tal situación no dudó en un segundo atenderlas.

El ultrasonido salió normal, ninguna anomalía se observaba y esto puso tranquilas a las amigas. Quienes se habían llevado un susto de muerte.

— Hinata, pensé que enserio estaba pasando algo. No vuelvas a asustarnos así. — Dijo Ino aliviada. Pues al estar sola con la embarazada, se quedó inmóvil sin saber qué hacer, hasta que su amiga le pidió ir al hospital.

—Ino tiene razón. Fuera de tus problemas, si sigues así puedes causarle un daño al bebé. Y eso no lo permitiré.

Mientras terminaban con todo lo demás. Hinata se había quedado en blanco. En su cabeza solo resonaba la palabra peligro y bebé. Podía causarle un daño al bebé si seguía con esta locura. No podía ocultarse para siempre de Naruto, tarde o temprano saldría la verdad a luz y alguien terminaría con el corazón roto.

Se despidieron de la doctora Haruno y salieron del lugar. Ino venía hablando de la sorpresa que tenía para Sai, y de lo feliz que estaba con él. Mientras Hinata sólo observaba la felicidad que tanto merecía su amiga. Iba a buscar sus llaves hasta que se dio cuenta que las había dejado en el consultorio de Sakura.

—Tengo que ir por mis llaves.

—¿Segura Hinata?, ¿No quieres que vaya por ti?

—No está bien, voy yo rápido. Me hace falta caminar, además, te está sonando el celular.

Ino miró y una sonrisa se mostró en su rostro. Su amado estaba llamándole y no tardó en responderle. Su amiga emocionada hizo un ademán para que Hinata fuera por sus llaves y está río. Para luego quedarse embobada en el artefacto.

Apenas habían pasado quince minutos desde que salió del consultorio. Así que Sakura estaba adentro. Iba a prisa así que no tocó, pensando que su amiga estaba sola. Sin más la morena abrió la puerta como si estuviese en su casa. Solo alcanzó a decir Sakura y enseguida guardó silencio.

Su amiga tenía de paciente a Kushina Uzumaki, la madre de Naruto. Una mujer bella, fuerte e inteligente. Siempre le había agradado la mujer, cuando era la junta de padres y maestros, ella siempre le sonreía. Inclusive una vez horneo galletas para la clase. Era una buena mujer.

Mientras tanto, la sorpresa fue para la pelirroja. Quien estaba con los ojos tan abiertos, ya que le sorprendió ver a Hinata, pero sobre todo embarazada.

— Hinata, no puedo creer que seas tú. —dijo la mujer en un tono feliz. — ¡y que vayas a ser madre! ¿Quién es el padre?

La mujer no se estaba con pelos en la lengua. Estaba feliz por la chica, pero obviamente sentía algo de curiosidad.

Sakura estuvo a punto de decir algo, pero hubo algo en la pregunta de la mujer que hizo que Hinata contestara de una manera automática y rápida.

— El padre es Naruto, señora.

Y Kushina Uzumaki se desmayó en el consultorio.

Dímelo dos veces |Naruhina|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora