Cambiando El Destino.

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New York, seis años atrás.

Minato Namikaze era el abogado del momento. Su bufete tenía a los mejores expertos en el campo. Pero sobre todo, tenía al próximo heredero preparándose para ocupar el lugar de su padre.

Su hijo acababa de salir de la preparatoria para ingresar a la universidad, donde Minato era accionista. Nada podía salir mal, su vida era perfecta.

Todo excepto el corazón de su hijo.

Naruto Uzumaki estaba lejos de querer seguir los pasos de su padre. Su primogénito estaba distante respecto a la carrera de abogado. Cada vez que se le mencionaba el tema miraba hacia otro lado o cambiaba la conversación.

— Deberías decirle a tú padre que no quieres trabajar en el bufete. — Había dicho su amigo de cabello azabache.

— Si hago eso mi padre me mata. No puedo hacerlo.

Ambos amigos conversaban en la habitación del rubio. Era verano en la ciudad, justo días después de la graduación. Naruto preparaba todo para irse a la casa universitaria.

—  Pero es tu vida Naruto, tu padre ya vivió la suya. No debes de ser lo que él quiera.

— Ojalá pudiera enserio. Pero ni siquiera puedo ver a mi padre a los ojos.

Sasuke lo miró y sintió pena por él. Sabía que su amigo no era mala persona, Naruto era un chico totalmente al que actuaba en la escuela. Ahí tenía que ser duro y frío. Así como su padre le había inculcado. Pero cuando conoció a Hinata quiso mandar al demonio las ideas de su padre.

Pero si lo hacía, tendría que pagar las consecuencias.

— Además, escuche a papá decir que si no tomo su puesto en el bufete, le dará el puesto a Karin.

— Pero si Karin no sabe nada, ni siquiera termino la preparatoria...

— Pero es Uzumaki, y está interesada en el puesto.

Ambos rodearon los ojos en desaprobación. Naruto sabía que su prima había envidiado el dinero que tenía Minato, y al criarse en aquella casa hacía todo lo que plazca.

Pero no era la heredera.

— Entonces, ¿Cuál es el plan? — preguntó Sasuke.

— El plan es, ir a la universidad, graduarme. Que papá me dé su lugar en el bufete y quitar a Karin de beneficiaria.

— ¿Solo eso? Pensé que sería un plan más elaborado.

— Es lo más lógico Sasuke... Además de ser una arpía es mi prima. No puedo hacer nada contra eso.

— Hmm, ¿Seguro?

Naruto fulmino al Uchiha con la mirada.


Kushina abrazó a su hijo al verle llorar en el suelo. Su esposo salió furioso del despacho sin ver a Naruto. Su madre nunca pensó que las cosas estaban mal, todo parecía felicidad en esa casa, o tal vez. Era lo que ellos creían que creyera.

Hinata pasaba días llorando desde el enfrentamiento con Naruto. Cuando lo vio pensó que era asunto superado. Nunca pensó que sus sentimientos hacia él estuvieran tan fuertes. Incluso no dejaba que Kakashi la besara como antes.

— Esto es un error... Un maldito error.

Había dicho al verse al espejo. Tal vez Naruto no iba al ser el padre de su hijo, pero aún así debía de conocer la verdad. Aunque fuese a casarse con Shion.

Cuando Kakashi regreso del trabajo y vio a su novia en tal estado, no dudo en ningún momento en correr a su lado.

— Hinata, ¿estás bien?

— Kakashi... Lo siento — la ojiperla se puso a llorar en su pecho.

— ¿Qué ha pasado? — preguntó el mayor asustado.

Y ahí fue el momento en que Hinata se rompió.


— ¡Cómo que has roto tú compromiso con Shion! ¿Estás loco? — Karin Uzumaki llegó gritando a la mansión con unas bolsas channel en la mano.

— Karin... —

— Estás demente Naruto, y luego arrojar la así de tu piso, eres un mal educado.

— Tú y ella váyanse al diablo— gruño el rubio en respuesta.

— Karin, Naruto, basta. Son muchas peleas en un día. Paren ya por favor. — La pobre Kushina llegó a la sala de estar para estar de referí una vez más.

— ¡Ah roto con Shion Tía! — gritó Karin.

— ¡ Ella se acostaba con otro hombre! — contestó Naruto enfadado.

— Naruto...

— Karin...

— ¡He dicho que basta! — grito la pelirroja al fin. — ambos, a su habitación, ¡ahora!

Naruto miró a su madre en tono de burla.

— Mamá ya no tengo ocho años, tus amenazas ya no funcionan en ambos.

— Si tía, es muy infantil eso...

— Nunca subestimen mi autoridad...

Lo último que supo Naruto es que se encontraba en su habitación castigado.


A Kakashi se le acababa de romper el corazón. Su amada Hinata estaba indecisa sobre estar con él o no. Lo que más temía estaba convirtiéndose en realidad. Solo por volver a ver a Naruto Uzumaki.

— Si es por que te he dejado sola últimamente dímelo, y dejaré a alguien a cargo para poder estar contigo.

— Kakashi no...

— No puedo perderte bella mía. Sería muy doloroso para mí.

Hinata abrazó al mayor y tomó el rostro entre sus manos. Sus hormonas le gritaban que llorará, ya que estaba siendo muy cruel con el hombre que la había cuidado.

— No me perderás Kakashi, es solo que no puedo ocultarle al padre de mi hijo la verdad. Es un idiota, pero necesita saberlo.

El pelo plateado lloró aún con su rostro en las manos de Hinata. Si la perdía a ella su luz se desvaneceria. Pero ¿Quién era él para negarle la verdad al bebé?

— Solo voy a decirle. No me separare de ti.

— Oh mi dulce Hinata. Eres tan bella adentro y afuera. ¿Cómo puedo negarte que hagas tú voluntad?

— Tienes todo mi apoyo bella dama. Solo sí así eres feliz. Yo también lo seré.

Hinata besó a Kakashi a tal grado de subir el tono. También sus hormonas se habían alocado al ver a Naruto aquél día. Su amado jefe comenzó a acariciarla con tal delicadeza, que el fondo que vestía comenzaba a arderle.

— Vamos a mi habitación bella dama. Este no es un buen lugar para alguien tan especial cómo usted.

Con todo y embarazo, su jefe la cargó como si estuviese cargando una pluma. Con toda la delicadeza del mundo. Para recostarla en su enorme cama y tal vez, tan solo tal vez, hacer el amor por primera vez.

Dímelo dos veces |Naruhina|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora