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Sólo falta que me orine un perro...

Jen Jones
La huelga había funcionado, los periódicos nos habían mencionado de una manera positiva, refiriéndose a nosotros como nobles jóvenes fieles a una honesta causa, nada mal debo admitir.

Aún no era suficientemente, pero por lo menos teníamos atención, por lo tanto también Hiram la tenía, eso lo haría más lento, tendría que hacer cada movimiento con extremo cuidado y ahí es donde nosotros intentaríamos alcanzarlo. Fuera del plan mi vida seguía su deprimente curso natural...

—¿Así que Betty ahora vive con ustedes? ¿Cómo? —cuestionó Tony incrédulo del otro lado de la línea.

—Ella duerme en la habitación, conmigo, y Jughead y FP en los dos sillones en la sala —expliqué mientras observaba las estrellas, estaba recostada sobre una manta en el techo del tráiler—. Betty dice que es por su hermano...

—¿El tal Chic?

—Sí ese. Dice que no le da una buena espina. Me contó que la mira mientras duerme y otras cosas raras, por eso salió de ahí.

—Eso definitivamente es escalofriante.

—Ya lo sé.

—Ahora cuéntame qué tal va todo en la escuela —pidió—. ¿Siguen los problemas?

Llevábamos aproximadamente dos horas hablando y poniéndonos al corriente.

—Siguen —respondí breve, no quería entrar en detalles—. Quizás hay que aceptar que son simios sin cerebro y seguir adelante.

—Ellos no crecen...

—No, para nada —hubo un pequeño silencio hasta que pregunté—: ¿En dónde estás ahora?

—Ahora estoy en Long Island —respondió casi en un murmullo—. Me estoy quedando en casa de mis padres... quizás la venda, aún no lo sé.

—¿Cómo va todo con eso? ¿Estás bien?

—Estoy de la mierda y totalmente jodido.

—Entonces ven conmigo... vuelve —pedí casi como un ruego.

—No ahora, Jen.

Era el colmo de lo inaceptable, ¿por qué no quería volver? Luego de todo lo que yo pasaba, de lo mucho que lo extrañaba y del incondicional apoyo ni siquiera podía darme más que un simple "No ahora, Jen".

Imbécil.

—Me tengo que ir —dije rápidamente y antes de que pudiera responder colgué.

Bajé del techo, entre al tráiler y dejé mi chaqueta en el sofá donde estaban Betty y Jughead viendo alguna cosa en la televisión.

—¿Quieres palomitas, nena? —me preguntó FP.

—Uh-Huh —asentí.

Me senté en la mesa y recargué mi cabeza en mis brazos. No entendía que pasaba con Tony, quería entenderlo, pero no me lo permitía, era tan estresante.

Storm Blue || RiverdaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora