T2:E1: ¿Lo Recuerdas?

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—Por favor despierta, solo despierta. —mi corazón late fuerte al ver su rostro nuevamente.

Todo pareciera haber vuelto, era como si los años no hubieran hecho marca en el.

—Acepto... Acepto estar contigo para siempre, incluso después de la muerte.

...

—¿Y qué pasa después?.

Charlie pregunta mientras veo como toma nota en su pequeña libreta.

—Solo... Despierto. Llevo siete años tratando de... Olvidar. Pero, no puedo, es como si algo me dijera que tengo algo pendiente, ¿sabes?.

Respondo sin despegar la mirada de aquel anillo brillante que descansaba en mi mano.

—¿Aún lo recuerdas?

La voz de mi terapeuta me hace estremecer con su pregunta. ¿Lo hacía?, ¿Aún no había podido superarlo?, era una pregunta que quizá jamás voy a poder responder. Él ya no estaba más por aquí y tenía que continuar con mi vida.

Salgo del edificio para después subir a mi auto. No podía dejar de pensar en su pregunta. "¿Aún lo recuerdas?" resonaba en mi cabeza.

Mis terrores nocturnos sobre mi adolescencia se habían marchado, sin embargo. Ahora todo el tiempo, los recuerdos de esa noche me invaden. El volver a tomar su mano se sentía tan real, que no podía creerlo.

Después de unos minutos de recorrido llego a mi destino. Uno de mis lugares favoritos pero a veces de los que más odiaba. Me hacía recordar demasiadas cosas.

—¡Doctora Roberts! —sonrío al ver a Madisson desde la recepción.

—¡Hola, Mad!, tienes que contarme como te fue ayer —arqueo mis cejas pícaramente.

—Fue un desastre, te juro que no volveré a aceptarle una cita.

La chica de veinte años rueda los ojos haciéndome sonreír.

—Pues deberías pensar en que decirle porque viene para acá.

Una mueca de disgusto se forma en el rostro de Madisson haciéndome reír.

Sigo mi camino hacia la habitación 503.

—¿Cómo amaneció mi paciente favorito en todo el mundo? —una enorme sonrisa se dibuja en el rostro del pequeño niño de seis años.

Lanz Holland. Seis años, le diagnostique cáncer en los huesos hace dos años. Cada mañana al entrar a su habitación, no importaba si el pequeño amaneció con el dolor más intenso, casi suplicando, él siempre estaba sonriendo.

Era el niño más inteligente que había conocido. Uno de los casos en donde más duro había trabajado, tratando de encontrar una cura, tratando de encontrar una forma para que su vida no dependa de medicamentos y parar su sufrimiento.

—¡Doctora, Sydney. Hoy mi cuerpo dejó de doler!.

El pequeño de ojos muy claros me observa mientras me muestra el historial médico de esta mañana.

—¿Sabes lo que significa eso verdad? —susurro alzando mis cejas mostrándole emoción.

...

Puedo observar desde la enorme ventana que da al patio trasero del hospital. Después de seis meses en tratamiento, Lanz por fin había podido salir a jugar con los demás niños. Era una sensación que simplemente no se podía explicar, verlo y saber que una parte de la responsabilidad de su vida era tuya.

Yo había vivido cerca del cáncer, había conocido su lado bueno y su lado malo, a pesar de no tenerlo dentro de mi, casi pude sentirlo. Con él. Desde esa noche, me propuse una sola cosa, no iba a permitir que el cáncer se llevara otra vida más. Nunca.

S A F E || Segunda Temporada || H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora