T2:E18: La Traición.

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-Y ese sería básicamente el fin de la campaña, creo que entre tu y el abogado John quedaría excelente -la mujer de enorme sonrisa habla entusiasmada.

-Sería una de las mejores oportunidades. Desde que era niño soñaba con esto. Estoy seguro que mi esposa estará orgullosa -Max sonríe.

Jamás había imaginado que mi vida se convertiría en esto, en una farsa, tener que mostrar una sonrisa ante alguien cuando momentos atrás, me sentí en un infierno.

***
Después de un exhaustiva noche limpiando la cocina, me voy a la cama. Max se encontraba leyendo uno de todos los expedientes de los que estaba a cargo. No digo nada y solo me recuesto a su lado.

-Sydney -habla-Lo siento, no quise ser tan insistente.

Sigo sin responder. La verdad era que la acción de Max me había hecho sentir demasiado insegura y ese miedo que me costó tanto superar estaba volviendo. Aunque quizá no del todo es por mi pasado y por todas las cosas horribles que pasé... Quizá solo sea por él. Por Harry.

***

Arreglo los últimos detalles de mi cabello para salir lista al trabajo. Hoy definitivamente había decidido tener una buena actitud. La verdad era que no quería que este matrimonio fracasara, sabía que Max me quería y yo no lo estaba comprendiendo.

Me dirijo hasta mi armario para abrir el cajón de ropa interior. Suspiro cuando saco la poca lencería que tenía dentro, esto no era yo. Mi expresión de disgusto aumentaba cuando veía las pequeñas prendas, finalmente me decido por una, así que la dejo extendida sobre la cama. Esta sería la gran noche, tenía que hacerlo.

El timbre de la puerta me saca de mis pensamientos. Rápidamente camino hasta ella para abrirla—¡Allie! —exclamo con una gran sonrisa.

—Buen día, doctora Roberts —la chica se acerca a mi con una amable abrazo.

—Solo Sydney —Sonrío—Pasa, ¿que te trae por aquí?

—Quería dejarle algunos expedientes más al señor Warren —dice mostrándome las carpetas sobre sus manos.

—Él salió muy temprano a su trabajo, lo siento —respondo.

—¿De verdad? —asiento—Pues será otro día —camina hasta la puerta.

—Sí quieres puedes acompañarme a tomar algo, te invito —Sonrío cuando la chica finalmente acepta.

***

—¿Llevas mucho conociendo a Max? —Allie pregunta mientras sostiene su taza de café.

—Lo conocí hace unos años, tenemos dos años de matrimonio —respondo.

—Son una linda pareja. ¿Siempre haz vivido en San Diego?

—No. Me mudé aquí hace siete años, viví en Nueva York la mayor parte de mi vida —suspiro.

—¿Y qué te trajo hasta acá?, nueva York es muy lindo —frunse el ceño.

—Es una larga historia pero... Se podría decir que una ruptura amorosa —arqueo mi ceja para después beber de mi café.

—Esas cosas son horribles. —la chica arruga la nariz haciéndome reír un poco.

—¿Qué hay de ti?, ¿aquí vives? —pregunto.

—De hecho viví mucho tiempo en Malasia como ayudante de enfermería. Pero conocí a alguien muy especial.

Allie sonríe de una manera bastante diferente. Era de amor y de mucha ilusión, como si la persona de la que estaba hablando era la misma magia andante.

—Me mudé a Nueva York y comenzamos una relación. Es un hombre realmente increíble. Te agradaría —sonríe—¿Qué? —pregunta cuando nota mi expresión al escucharla.

—Me recordaste a alguien.

—¿A quién?, cuéntame

—Antes de Max... También conocí a alguien muy especial. Fue alguien que me hizo sentir cosas extraordinarias, de otro planeta. —hablo sin dejar de observar hacia la enorme playa—Mi primer amor.

—¿Y qué pasó con él? —Allie pregunta curiosa.

—Solo se fue. Y no creo que vuelva. —suspiro.

—Que triste, Sydney —Allie sujeta mi mano amablemente—Pero Max es un buen hombre. ¿Y sabes algo?, estoy segura de que se llevaría muy bien con mi novio.

—¿Tu crees? —digo.

—¡Claro! —exclama emocionada—¿Qué te parece si organizamos una cena doble?, él y yo solo estamos de visita por unos mesas y sería bueno tenerlos como amigos.

—Es una buena idea.

***

Después de una larga platica con Allie, camino hasta mi auto que se encontraba del otro lado de la calle. Había pasado una hora desde que se suponía que debía llegar al trabajo, así que debía apresurarme. Trato de encontrar las llaves del auto dentro de mi bolso, sin embargo algo me detiene.

—Sydney Roberts —escucho una voz femenina y bastante odiosa para mi.

Paro de buscar para girarme y verla. Estaba de pie detrás de mi con una sonrisa bastante hipócrita.—Radina —digo.

—Tanto tiempo —su tono de voz era una de las cosas más horribles que ibas a escuchar.

—Sí, tanto tiempo —hablo con ironía—Ya sabes, el trabajo. ¿Cómo va el tuyo en las esquinas? —Sonrío mientras observo como la suya desaparece.

—Bastante bien, de hecho. Tu marido siempre hace mis noches más excitantes —es ahí cuandosus palabras me pegan como cinco balas.

—¿Qué? —pregunto sin bajar un solo segundo la mirada.

—Sydney no tengo tiempo de conversar. Me ha contado que no quieres ni siquiera tocarlo. —exclama para después acercarse hasta mi—No sabes de lo que te pierdes —susurra en mi oído.

Juro que pude escuchar mi corazón quebrarse por completo.

S A F E || Segunda Temporada || H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora