T2:E27: Hasta La Próxima Vida.

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Observaba una y otra vez el expediente mientras mi taza de café se enfriaba cada vez más. No comprendía, ¿Cómo era posible?. Algo mal había detrás de esto y tenía que averiguarlo.

-¿Y qué es todo eso de zopider, hija? -mi madre pregunta del otro lado del sofá.

-Zolpidem -corrijo-Es una especie de medicamento que te ayuda al insomnio, prácticamente y con todas las demás dosis, podías mantener dormido a un caballo o un toro -respondo confusa-No entiendo, mamá. Yo pasé meses a lado de Harry, muchas veces traté que volviera en sí, pero jamás lo hizo.

-¿Y tu qué crees que haya pasado? -pregunta.

-No lo sé. Pero tengo que averiguarlo.

H A R R Y

-¡Eso es, no pares!, ¡un, dos, un, dos! -exclamo fuerte mientras observo a los jóvenes de la escuela militar.

-Entonces... ¿Lo hicieron? -Will vuelve a cuistionar por enésima vez.

-Ya te lo dije. Sí. Pero... No sé. Todo estuvo tan bien -hablo mientras camino junto al hombre de baja estatura -Pero después me dijo que estuvo mal y que había perdido el control.

-¡Mujeres! -bufa-¿sabes algo amigo?... Es normal -observo a Will quien mantiene su mirada fija a los chicos que corrían de un lado a otro -Sam siempre me hace eso, desde que Zac enfermó todo cambió. Pero seguro Allie y tu estarán bien -sonríe.

-¿Allie?, ¿quién mencionó a Allie? -frunso el ceño haciendo que Will borre su sonrisa-Todo el tiempo hablé de Sydney. Estuve con ella, pasé la noche con ella -replico tratando de aguantar la risa al ver la expresión de mi viejo amigo.

-Joder... -exclama mientras acomoda su gorra -sí que estás en el hoyo-niega con la cabeza.

-¿En serio? -digo sarcásticamente. -¿Sabes qué es lo peor? -digo-Le conté a mi madre sobre esto.

-¿Y?

-Detesta a Sydney. Toda mi vida he tratado de averiguar por qué pero no lo logro, así que supondrás como se puso de histérica. Estoy tan confundido.

-¿Pero y ahora?, amas a Allie, Harry.

-Amar es una palabra muy fuerte. Y esque no conoces a Sydney Roberts -suspiro mientras en mi rostro se dibuja una enorme sonrisa -Adoro a Allie pero... Estoy irrevocablemente enamorado de Sydney, no hay más.

-¿Entonces que harás?

-Sonará estúpido pero... Dejarla ir. No todo lo que amamos en la vida podemos tenerlo.

***

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***

El día había sido largo, solo quería llegar a casa y tirarme al sofá. Abro la puerta del pequeño departamento, lanzo mi mochila por algún lugar de la sala de estar y camino hasta la habitación. Me deshago de mi playera para recostarme en la cama.

Mi vista esta fija en el tejado color blanco, mi cabeza no paraba de dar vueltas y vueltas, y por supuesto, no dejaba de pensarla. Su cabello, sus ojos, su risa, su piel.

Juro que podía sentirla cerca de mi. Cierro los ojos tratando de volver a vivir ese momento junto a ella. No me doy cuenta cuando ya tengo una sonrisa palpada en mi rostro. Suspiro resignandome a perder, había perdido, la había perdido. Por un lado, la odiaba, odiaba el hecho de que me robó el puto corazón e hizo con el lo que quizo, la odio porque sé que jamás encontraré a alguien igual a ella, la odio porque me rompió el alma en pedazos cuando la vi en los brazos de otro.

Pero por el otro, la amaba, la amaba tan profundamente que daría todo por ella, mi felicidad, mi paz, mi mundo lo daría por ella, la amo tan incondicionalmente que me llevaría su nombre a la tumba, amaba cada pequeño y diminuto lunar que decoraba la piel de sus mejillas, cada centímetro de ella lo amaba.

Me levanto recordando aquella vieja caja que tenía escondida en mi maleta. Después de unos segundos, la encuentro. No podía creer que aún siguiera intacta, siete años habían pasado desde que tomé esa decisión.

Sonrío cuando tomo el pequeño aro plateado que reposaba sobre el terciopelo negro. A veces, cuando no podía dormir, pensaba. ¿Cómo sería mi vida si yo estuviera en el lugar de Max?, tener a Sydney cada mañana conmigo, haberle hecho mis votos de amor y prometerselos en el altar.

También a veces, le agradezco al cielo el haber tenido cáncer, cada hora y cada segundo que pasé llorando por el dolor de las quimio, por cada noche que pasé en vela en el hospital.

Porque sin eso, jamás hubiese tenido la suerte de poder decir que un día Sydney Roberts me amó.

Sujeto la arrugada tira de fotografías que había en el último rincón de la maleta. Camino hasta el balcón sin dejar de observarla, nuestra fotografía.

No puedo evitar sonreír cuando recuerdo esa tarde en que nos fotografiamos. Definitivamente, eran pequeños detalles y pequeños recuerdos que trataré de jamás olvidar-Gracias, Sydney. Gracias por esa pequeña parte de mi vida que te tuve -sollozo mientras veo como las lágrimas recaen sobre la fotografía.

Solo puedo sentir mi corazón quebrarse cuando la divido por la mitad.-Hasta la próxima vida, amor mío -susurro antes de plantar un beso en ella. Finalmente, soltandola al aire, dejándola ir.

S Y D N E Y

La noche finalmente había llegado. Acomodo los últimos detalles de mi casa, lo único que quería era dormir. Me siento en el sofá que estaba a un costado de la lámpara para tomar el libro de Frank Netter y estudiar, sabía que dentro de poco me iba quedar profundamente dormida mientras leía, de pronto. Tres golpes en mi puerta hacen que despierte. Era extraño, era media noche así que no dudo en tomar el viejo bat de béisbol de Max y caminar hasta la puerta. Y entonces mi corazón se detiene.

-Rosse.

S A F E || Segunda Temporada || H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora