Cuando volví a ver sus ojos de nuevo, mi corazón entonces volvió a latir. Si me sentía hundida bajo tierra, su sonrisa al mirarme, me hizo elevarme hasta el espacio.
—¿Qué sucede contigo? —Max me saca de mis pensamientos.
—Yo... —trataba de que las palabras salieran de mi boca, sin embargo, no lo hacían—No sé qué pasó —susurro.
—¡Sydney! —Allie menciona mi nombre con emoción, mientras camina hasta mi con los brazos abiertos—Me da gusto verte. Mira, él es Harry, mi amado novio —dice.
—Sydney... —una sonrisa se dibuja en su rostro. Toma mi mano para después plantar un beso en ella. Haciendo que mis nervios empiezan a bailar por todo mi cuerpo.
No digo nada y solo sonrío. Justo ahora sentía querer desvanecerme. Pero debía contenerme. Debía contener las ganas que sentía de tomarlo entre mis brazos y abrazarlo fuerte, muy fuerte.
—Puse en el horno una pizzas, ¿por qué no pasamos a la mesa? —Max dice mientras guía amablemente a Allie hasta la mesa de la terraza, dejándome con Harry y todos mis nervios.
—Te ves hermosa de rojo —escucho un susurro de su parte. Sonríe y sigue su camino hasta la mesa.
***
—Es una linda casa, chicos. Yo también siempre quise una casa frente al mar —Allie comenta mientras sostiene su copa de vino tinto.
Los minutos habían pasado, la mirada de Harry no se había despegado de mí ni un solo segundo, mi vista sin embargo, esta cabizbaja. Realmente no quería que lo notara, que se diera cuenta de la vida tan miserable que llevaba sin él.
Allie y Max conversan sobre los negocios que tienen juntos, así que tanto Harry como yo, no opinamos nada y solo nos observamos mutuamente. Ya no podía más. No podía contener las lágrimas, así que me levanto de la mesa con la excusa de ir a por las pizzas que había en el horno.
—Yo te ayudo —trago saliva al escuchar la voz de Harry y ver como se pone de pie caminando detrás de mi.
No quería decirle una sola palabra, no quería que desestabilizara aún más mis sentimientos.
—Es una hermosa casa. Justo como siempre la describiste —sonríe mientras me mira de brazos cruzados.
—¿Aún lo recuerdas? —Sonrío.
—Minimalista, con lámparas en forma de flor y una amplia vista al mar. Una noche mientras pensaba... Me propuse que un día te regalaría una casa igual a esta —escucho cada palabra que sale de su boca—Pero... Alguien lo hizo antes que yo —dice observando a Max—De verdad que tiene suerte... De poder decir que eres suya.
De pronto, solo escucho el ruido de la espátula que tenía en la mano caer al suelo. Rápidamente me inclino por ella, tratando que no viera mis mejillas rojas. Sin embargo, él también lo hace, así que su mano se topa con la mía. Haciéndome temblar.
—Hechaba de menos esas mejillas —mi corazón late fuerte. Estaba a sólo cinco centímetros de mi. Quería besarlo hasta el fin del mundo, pero me detengo.
Me levanto asegurándome que Max no haya visto la escena, sin embargo su platica con Allie era tan amena que apenas se dio cuenta que estaba aquí dentro.
—Sydney —miro a Harry—¿Estás bien? —su ceño se fruce con una expresión de preocupación.
—Sí. ¿Por qué? —susurro apenas audible
—Porque te conozco. Porque lo puedo ver en tus ojos. ¿Estás bien? —el chico acomoda un mechón trás mi oído.
—Mejor que nunca —digo
Tomo las vandejas de comida para después salir de ahí, antes de correr a sus brazos y decirle que no me vuelva a dejar.
***
La cena finalmente había terminado, no tenía el valor de despedirme. Así que me mantengo de pie observando la vista del mar. Ver a Harry con otra mujer, había sido de las cosas más difíciles de todas. Algo tan doloroso, que no lo podías describir con palabras. Ver a la persona que amas con alguien más, podía fulminarte vivo.
***
Abrazaba mi almohada tratando que mi llanto no despertara a Max, quien dormía en paz. Por un momento podía jurar que iba morir de tristeza. Sentía la depresión correr por mis venas, sentía como simplemente con cada minuto que pasaba, la agonía e impotencia me consumían viva. Me estaban matando.
Me levanto, resignada a no poder dormir en toda la noche. Observo mi teléfono, el cual marcaba las dos de la madrugada. Volvía llegar a mi mente su pregunta, ver la preocupación en sus ojos, saber que aún se preocupaba por mi, era un simple destello de esperanza que me mantenía estable. Pero pude comprender, que Harry era mi lugar seguro, mi hogar en donde podía descansar.
No pienso más, así que lo decido. Tomo mi abrigo y mis zapatos y salgo de casa. No podía evitar dibujar una sonrisa en mi rostro por el simple hecho de pensar en él. Sus ojos, su boca, su sonrisa, todo él. Era el todo para mí.
Camino por las calles tratando de llegar lo más rápido posible hasta él. Lo necesitaba, lo necesitaba con toda el alma y tenía que decirselo. Decirle cuanto le amo.
Cuando estoy a unos metros de mi destino, me detengo en seco—¡Sydney! —escucho mi nombre. Me giro para verlo de pie del otro lado de la calle.
Estaba en pijamas y me observaba fijamente mientras sus ojos estaban cristalizados y sus labios dibujaban una amplia sonrisa. Camino hasta él al igual que el camina hasta mi, dejándonos a sólo centímetros de distancia—Estaba a punto de ir a buscarte. No puedo dejar de pensar en ti... —sus manos sostienen mi rostro.
—No estoy bien. —mi voz se quiebra—Solo abrázame, por favor. No estoy bien —lloriqueo, quebrantandome entre sus brazos. Es entonces cuando sentí mi alma descansar.
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S A F E || Segunda Temporada || H.S
FanfictionLa historia continúa en esta segunda parte, en donde nos muestra como la vida de Sydney (Lili Reinhart) cambió por completo después de esa noche. Siete años después la vida marcha normal. Sin embargo, secretos del pasado comienzan a salir a la luz...