La historia continúa en esta segunda parte, en donde nos muestra como la vida de Sydney (Lili Reinhart) cambió por completo después de esa noche. Siete años después la vida marcha normal. Sin embargo, secretos del pasado comienzan a salir a la luz...
Es media noche, solo podía sentir todo el cansancio recayendo sobre mis hombros. La casa estaba prácticamente en silencio. Puedo notar la luz de la cocina encendida, me dirijo ahí con la esperanza de encontrar a Sydney, pero solo puedo notar dos platos de comida servidos.
Suspiro al recordar que era sábado, prácticamente el único día de la semana en el cual podíamos pasar más tiempo juntos. Lo había olvidado por completo.
Camino hasta la barra para tomar un poco de agua percatandome que la televisión de la sala estaba encendida. Camino hasta ahí, encontrándome con mi esposa profundamente dormida. Sonrío al verla ahí, sin embargo, siento como mi confusión aumenta al notar un raro artefacto en su mano.
Lo tomo dándome cuenta que era una muy vieja y desgastada cámara de vídeo. Con esfuerzo la enciendo, ésta misma comienza a mostrar viejas imágenes de Sydney y Sophia, sonrío cuando noto una felicidad exagerada en ella, una que no había visto desde que la conozco.
De pronto, siento como todo dentro de mi recae. Un chico de joven apariencia estaba en literalmente en todas las fotografías y videos que había ahí. Tenía cabello marrón y ojos verdes, su mentón era fuerte y era de apariencia algo delgada.
Sydney y él. Jamás había sido un hombre celoso, pero ver la sonrisa de mi esposa, una que jamás había logrado que hiciera conmigo, con otro hombre. Me partía un poco el alma.
Ahora lo entendía. Cada noche que ella murmuraba ese extraño nombre. Es él. Sueña con él.
Mi mirada de pronto se posa en ella, la mujer con la que me había casado hace ya dos años estaba enamorada de otra persona y no podía evitar no sentir dolor.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
S Y D N E Y
El sonido del timbre de la casa me hace despertar, por alguna razón me había trasladado de la sala de estar hasta mi habitación. Me giro para identificar la hora en el reloj que descansaba en la mesa de noche, encontrándome con una pequeña nota de Max, "Siento lo de anoche, hoy también llego tarde, no me esperes. Te quiero".
Me levanto de la cama para dirigirme hasta la puerta la cual no dejaba de sonar. La abro finalmente dejando ver a aquella chica de cabello rubio y baja estatura.
—¡Sophia, estás aquí! —exclamo atrayendola hasta mi.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
