Sábado. Descanso profundo en casa, sin embargo, la tensión se sentía a miles y millones de kilómetros. Observaba Max quien esperaba el desayuno en la mesa de la terraza. Sólo podía llenarme de rabia al ver su sonrisa mientras observaba su teléfono, esto era una vida de mierda.
Tomo ambos platos para dirigirme hasta allá, colocándolo frente a el—Gracias, linda —dice.
No digo nada y simplemente tomo asiento frente a él para comenzar a comer. Sé que puede notar mi actitud, pero estoy segura de que no tiene idea de porqué estoy así ahora.
—¿Todo está bien? —pregunta mirándome.
—¿Por qué algo no estaría bien? —digo a la defensiva, ignorando por completo su pregunta.
—Toda la mañana haz estado extraña, Sydney. ¿Qué?, ¿volviste a soñar con él? —me detengo en seco cuando escucho sus palabras.
Mi mirada se posa fijamente en sus ojos los cuales muestran destellos de celos y enojo a la vez—No quiero hablar de eso ya.
—Ni siquiera haz podido responder mi pregunta, Sydney. —dice con un tono de voz bastante molesto.
—¿Sobre qué? —alzo la ceja tratando de demostrar fortaleza.
—Aún lo amas, ¿verdad? —sus palabras se clavan en mi como cuchillos, mi piel se eriza pero trato de esconderlo ocultando mis brazos bajo la mesa.
—¿Sabes qué? —suspiro para después levantarme de la mesa—Ya se me quitó el hambre, iré con mamá.
—¡No espera! —Max sostiene mi brazo, evitando mi salida—Lo siento. Solo hay que estar bien, Sydney —dice antes de plantar un beso en mi mano—Te llevaré a un lugar especial esta noche, ¿si?, será divertido —sonríe. Sin embargo, no puedo evitar sentir tanta culpa por lo que había leído la noche anterior.
H A R R Y
No sé cuanto tiempo había pasado observando la fotografía de Sydney. Sólo podía pensar en cómo lucía siete años después de la última vez que la vi. La última vez que no pude decir lo siento.
Quería saber como era su cabello, si era más largo o si lo había mantenido sobre sus hombros, si es más alta, si sigue tiñendo su cabello en ese rubio que tanto le sienta bien. Pero sobre todo, si aún me ama, si aún piensa en mí, si no me ha olvidado.
Mi teléfono suena, un mensaje de Allie se muestra en la pantalla, llevaba dos días ignorando por completo sus llamadas, pero esque estaba tan confundido. ¿Realmente quería estar con Allie?, Sydney seguía siendo el amor más profundo de mi vida, el amor que duele pero que también reconforta.
Necesitaba verla, y es cuando me decido. Tengo que volver a estar con ella y decirle cuanto la amo y cuanto la he amado toda mi vida.
Tomo el teléfono marcando el número que Sophia me había dado hace unos días. Espero unos segundos sin embargo solo suena la contestadora.
—Sophia, soy Harry. Escucha... Sé que va parecer una estupidez pero, necesito ver a Sydney y necesito que me ayudes. Esta misma noche.
S Y D N E Y
Había sido el resto del día una tortura para mi, tener que tratar bien a Max, aparentar que no me había roto el corazón anoche era una sensación de pesadez tan horrible.
Habíamos pasado prácticamente todo el día viendo televisión, una rutina que llevamos practicando desde hace dos años.
La noche finalmente había caído sobre la ciudad, y después de horas y horas de súplicas de Max, tratando de convencerme que saliéramos esta noche, acepto. Busco entre mi armario algo adecuado a mi y a la ocasión, suspiro cuando me percato que había más batas de hospital que ropa casual.
Tomo una vieja blusa de ceda blanca, unos jeans negros de vestir y unos lindos zapatos abiertos que mi madre me regalo en mi cumpleaños 25. Acomodo mi cabello y aplico casi nada de maquillaje sobre mi rostro. La verdad era que quizá si necesitaba esto, en los últimos años mi vida era trabajo a casa, casa a trabajo y nada más. Quizá esto me iba ayudar.
—¿Lista? —escucho la voz de Max desde la puerta de la habitación.
Asiento con la cabeza para caminar hasta el, espero algún cumplido de su parte sin embargo él solo sonríe para caminar hasta la puerta de salida. Dejando mis ilusiones arrastrándose en el suelo.
H A R R Y
Escucho tres golpes acelerados en mi puerta, rápidamente me levanto de mi asiento para dirigirme a ésta.
—¿Acaso estás loco? —dice Sophia parada fuera de mi puerta.
—¿Qué? —pregunto algo confundido.
—No puedes ver a Sydney, Harry. Es una mala idea.
—¿Pero por qué?. Sophia no lo entenderías, sabes lo que siento por ella, sabes lo que he sentido por ella toda mi vida. No puedo estar sin ella un día más, dime donde vive —digo.
—Escucha, Harry. —Sophia camina hasta mi tomando mis hombros—volver a verte no va ser fácil para ella, de verdad no sabes cuanto le costó superarte, superar tu muerte. Por favor, no es el momento.
—Por favor, Sophia. Tienes que ayudarme. Necesito verla, necesito decirle todo lo que no pude decirle esa noche, por favor —tomo la mano de la chica tratando de convencerla.
Ella parece pensar unos segundos sin embargo, me mira, su sonrisa me hace saber que me ayudaría. Sonrío para después rodearla en un abrazo cuando asiente.
—Nunca voy a poder pagarte esto. Gracias —susurro.
***
Observaba el camino mientras Sophia conducía. Ahora mismo podía sentir mil emociones dentro de mi. No podía imaginarme lo que iba suceder cuando esté frente a frente. Quizá me odie, quizá me haya olvidado o quizá me haya dejado de amar, sin embargo, quería decirle que yo seguía aquí para ella y solo para ella.
Mi corazón latía tan pero tan fuerte que sentía náuseas, sentía mi estómago revolcarse y como mis manos sudaban, como solían hacerlo cuando la tenía cerca.
Después de unos largos minutos, Sophia estaciona el auto frente a una enorme casa junto a la playa. Era linda, era exactamente como ella la había descrito hace años, la casa de sus sueños.
—Aquí es —Sophia habla sin dejar de ver hacia la casa—Harry por favor. Sé fuerte.
—Lo haré —sonrío.
Tomo una gran cantidad de aire para después bajar del auto. Sentía mis piernas flaquear, mi piel estaba eriza y sentía estar en una montaña rusa que no paraba de bajar.
Y aquí estaba. Estaba a unos minutos de poder cambiar mi vida, de tenerla frente a mi, de abrazarla y decirle cuanto la he necesitado. Mis manos tiemblan, todo dentro de mi esta tambaleándose en la cuerda floja.
Finalmente, mi mano toca la puerta. No podía describir con palabras lo que sentía en estos momentos, estaba volando, estaba en el cielo. Y es cuando la puerta se abre.
—Hola —mi voz sale sin pensar. Todo mi aliento se corta.
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S A F E || Segunda Temporada || H.S
FanfictionLa historia continúa en esta segunda parte, en donde nos muestra como la vida de Sydney (Lili Reinhart) cambió por completo después de esa noche. Siete años después la vida marcha normal. Sin embargo, secretos del pasado comienzan a salir a la luz...