T2:E19: Decisión.

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Me sentía desconsolada. Era como si todo mi mundo se hubiere desvanecido, como si todo mi interior estaba deshecho.

Max había traicionado todo lo que un día le ofrecí. Quizá estaba cansado de mi, quizá era mi culpa. Mi matrimonio se iba terminar por mi culpa y eso me hacía sentir inferior.

-¡Doctora, Sydney! -la voz del pequeño Zac hace que rápidamente limpie mis lágrimas-¿Por qué estás llorando? -el timbre de su voz cambia mientras me observa con una triste expresión.

-No, amor. No lloro -trato de sonreír.

Nunca antes había hecho una sonrisa así, cuando por dentro me estaba muriendo.

-Prometimos que cero me tiras, doctora -el pequeño niño alza su meñique.

-Bien. -suspiro para cargar su pequeño cuerpo sobre mi pierna-Estoy un poco triste. Pero es normal, la tristeza es normal -le digo mientras acomodo su cabello.

-Pero tu me enseñaste a ser valiente y jamás estar triste -la voz de Zac me hace querer soltar mis lágrimas-No quiero que llores -limpia una de mis lágrimas-¡Tengo una idea! -una sonrisa aparece en su rostro.

-A ver, escucho -Sonrío.

-Yo prometo mejorar pronto si tu prometes no volver a llorar y estar triste.

Las palabras del pequeño niño me habían hecho volver a pensar en mi situación. Darme cuenta que yo estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua, mientras él con su poca edad lucha con una enfermedad letal, una enfermedad que día a día lo consume tanto mental como físicamente, algo que poco a poco lo estaba acabando, y eso, me hizo recapacitar. Si quería que estos niños salgan del hospital con la frase "vencí al cáncer", yo necesitaba demostrar la fortaleza que quería ver en ellos.

-Lo prometo.

-Lo prometo

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***

La noche finalmente había caído sobre la ciudad, no hago más que despedirme de todos los pequeños en la sala de quimios para después salir a mi auto.

La verdad era que no quería llegar a casa, mi corazón estaba demasiado herido como para enfrentar a Max, aunque quizá él ahora está disfrutando de otra mujer.

Decido cambiar mi camino a otra dirección mientras mis sentimientos se iban por la borda, me odiaba en estos momentos, odiaba mi cuerpo, odiaba las desiciones que había tomado, lo odiaba todo ahora.
Solo existía una persona que sabría darme un buen consejo, hacerme tomar una buena desicion. Es entonces cuando toco a su puerta.

-¿Puedo quedarme aquí esta noche? -le digo a mi madre tratando que mi voz no se corte.

-Sydney... -dice en un suspiro para después sostenerme entre sus brazos.

 -dice en un suspiro para después sostenerme entre sus brazos

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***

-Ya no lo puedo soportar, mamá. Siento como si... Como si de pronto todo se me viene abajo -hablo entre un llanto insonsolable.

-Sydney. Las personas soportan hasta donde quieren soportar-mi madre dice mientras acaricia mi mano-Max fue una mala desicion, pero no una desicion inquebrantable

-¿Qué quieres decir?, ¿que lo deje? -pregunto.

-Un hombre así jamás cambiará, amor. Y lamento decírtelo, pero sé que ya lo sabes. No te ama, Sydney. Mírame -mamá toma mi mentón para mirarla-tu conociste lo que era el amor verdadero, un amor sincero y leal.

-Sí hablas de Harry, eso ahora es imposible-susurro.

-Sydney. Él volvió. En esta vida no existen las casualidades. Hija, yo pude ver en sus ojos, como te miraba, como hablaba de ti, él te amaba y estoy segura que aún lo hace. Igual como tú padre lo hizo conmigo -Sonrío cuando escucho a mamá.

-¿De verdad así era? -digo.

-Yo creo que más. Tú padre fue un buen hombre Sydney. Estoy segura que si la mujer más bella del mundo se hubiese parado en su camino, él me seguiría escogiendo a mi. -escuchar a mi mamá expresarse así me hizo sentir segura-Nunca permitas que un hombre te trate menos de como tu padre lo hizo-dice mientras reposo sobre su hombro.

Era un idiota, una completa e inmensa idiota

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Era un idiota, una completa e inmensa idiota. ¿Por qué no se me había ocurrido antes?, mi padre... El amor tan inmenso que demostró hacia mí y mi mamá.

-Aún estas a tiempo, Sydney. Sólo ve y dile todo lo que sientes por él.

Es entonces cuando tomo la desicion.

***

Caminaba entre las calles mientras observaba la dirección que Sophia me había entregado. Tenía que hacer esto, mirarlo a los ojos y decirle todo lo que le he necesitado este tiempo, todo el amor que había guardado para él y todo lo que sentía.

Mi frente sudaba pero aún así seguía caminando. Mi corazón latía a mil por hora, tan solo quería tenerlo frente a mi y sostenerlo entre mis brazos.

Me sentía volando en el cielo, sin embargo, me desplomo. Me detengo en seco cuando lo veo en la entra del edificio que está cruzando la calle. Sostenía en un abrazo a un chica de baja estatura mientras sonreía. De alguna manera, me alegraba verlo feliz. Parecían estar feliz. Entonces comprendí.

No sabemos lo que tenemos hasta que lo dejamos ir

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No sabemos lo que tenemos hasta que lo dejamos ir. Y sin más me voy, con el corazón partido y dejándolo ser feliz.

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S A F E || Segunda Temporada || H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora