T2:E23: Golpes Y Sospechas

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—¡Despierta, carajo! —un grito junto a un golpe sobre mis piernas me despierta.

La luz entrando por la ventana hace que mi ceño se frunse, llegando una pequeña migraña hasta mi cabeza. Cuando despierto finalmente, puedo ver a Max parado frente a la cama, su mirada era bastante seria—¿Qué pasa? —pregunto algo ronca.

—¿Dónde mierda estuviste ayer? —dice cruzando sus brazos.

—Aquí. Durmiendo —respondo para volver a cerrar mis ojos. De pronto siento como sostiene fuerte mi brazo haciéndome jadear del dolor—¡Me lastimas! —exclamo mientras golpeo inútilmente su brazo, pero no me suelta.

—Eres una maldita mentirosa, Sydney. —mi miedo comienza aumentar cuando su mano aprieta fuerte mi mentón, obligandome a mirarle—¿Dónde estabas?

—Sueltame, Max. Por favor —susurro tratando de contener el llanto—Estaba aquí, lo juro, lo juro por favor, ya.

Mi corazón latía tan fuerte en estos momentos, por alguna razón, el rostro de Max tenía facciones iguales a Ted, su mirada, su respiración y su agarre era demasiado hiriente, como lo era Ted.

—Levántate —no puedo evitar lloriquear cuando Max tira fuerte de mi brazo para llevarme hasta la camputadora.—¿Qué hacías bajando de un auto a las cinco de la madrugada?.

Observo la pequeña pantalla la cual mostraba las filmaciones de las cámaras de seguridad de la noche anterior.—No se... No se, es un error —tartamudeo dejándome en evidencia.

Max me observa por unos segundos, sonríe irónicamente cuando de pronto siento como su mano sostiene fuerte mi cabello. Un grito de dolor sale de mi boca mientras intento quitarlo de encima, pero no lo logro—¡Max ya!, por favor no hagas esto —suplico mientras siento como casi arranca mi cuero cabelludo.

—¿Es una venganza o algo así?, ¿por Radina?. Porque ella es más mujer que tu.

Sus palabras se clavan como mil cuchillos, ya no sentía miedo, una ira comienza a adentrarse por mis entrañas cuando lo escucho. Mis lágrimas paran de salir y mis manos dejan de temblar. Solo puedo sentir mi mano arder después de estamparla contra la mejilla de Max.

—En tu vida me vuelvas a comparar con esa tipa —digo antes de limpiarme las lágrimas y caminar hasta mi habitación—¡Sueltame! —vuelvo a exclamar cuando toma de nuevo mi cabello.

Mis fuerzas son inútiles, sin embargo uso cada una de ellas para golpearlo y arañarlo, parecía una loca, me sentía una loca. Movía mi cuerpo tratando de soltar me de su agarre, aún así, solo lograba que sus manos se marcaran más y más en mis brazos. En un reflejo, levanto mi rodilla golpeando su entrepierna, es entonces cuando vuelvo a sentir el temor llegar a mi.

Corro desesperadamente tratando de ponerme a salvo, cierro la puerta de la habitación aún sintiendo sus pasos detrás de mi. —¡Abreme, abreme, abreme!.

Repetía una y otra vez mientras su puño golpeaba la pierna, casi derrumbandola. Justo ahora me sentía la persona más impotente del mundo, estaba deteniendo la puerta como un pequeño cachorro huyendo del peligro, sola. Completamente sola y llena de terror.

H A R R Y

—¿Será un viaje largo? —pregunto cuando veo toda la cantidad de ropa que Allie empacaba.

—Solo algunos días. Serán ciertas campañas así que no sabré cuando regreso —responde mientras coloca sus zapatos dentro de la maleta.

—¿Max irá contigo? —pregunto.

—Sí, claro. Él y otros compañeros de trabajo. Es un buen hombre, ¿no lo crees? —sonríe.

—No. Al contrario. Me da mala espina, no lo sé. ¿Viste como le hablo a Sydney cuando cayó el plato de ensalada? —hablo con molestia, había sido un momento demasiado extraño.

—Quizá sólo se molesto, es normal, Harry. Todo está bien.

S Y D N E Y

Los golpes a la puerta se habían detenido ya hace unas horas. Mi cuerpo se había quedado estático en el suelo mientras el ataque de ansiedad me comía viva. Moría de hambre, sin embargo no quería ni siquiera sacar las narices. Ahora le temía tanto a Max.

Frunso el ceño cuando noto el armario casi vacío. Me levanto lentamente para dirigirme hasta él, dándome cuenta que la mayoría de la ropa de Max no estaba, al igual que sus dos maletas de viaje. Lo ignoro por completo y finalmente decido salir.

Tomo la perilla de la puerta lentamente tratando de no hacer ningún ruido posible. Mi vista recorre cada parte de la sala para después salir. No había rastros de Max. Su auto ya no estaba. Entonces me siento aliviada. Doy un gran suspiro cuando de pronto el timbre de la puerta suena, haciéndome dar un pequeño brinco del susto.

Con mi mano en el pecho tratando de calmarme camino hasta ella, abriéndola a mi paso.

—Harry.

S A F E || Segunda Temporada || H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora