T2:E29: No Te Vallas

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-Vienes demasiado callada, ¿qué te sucede? -la voz de Max rompe el silencio que había en el auto.

-No tengo nada qué decir -respondo fríamente-¡Sueltame!-exclamo con dolor cuando siento su agarre sobre mi brazo.

-Vi como lo mirabas, Sydney. Pude sentirlo. ¿Acaso te gusta? -habla sin soltarme y sin dejar de ver al frente.

El dolor cada vez es más agudo, como si con cada segundo su fuerza fuera aumentando y la mía simplemente fuera disminuyendo-Por favor, Max... Sueltame -susurro entre gemidos.

-Siempre lo supe -mi brazo finalmente es liberado de su fuerte agarre-que eras una cualquiera. Ahora lo entiendo todo, la universidad, tus buenas notas, siempre impecable. -habla sin parar después de estacionar el auto frente a casa-Y todo lo conseguías con esas hermosas piernas.

Siento asco, siento asco cuando su mano se introduce por debajo de la abertura de mi vestido. Estaba harta, estaba cansada, muy cansada. No sé en qué momento ni de dónde tomo el valor para estampar mi mano sobre su mejilla. Max coloca su mano tratando de aliviar el dolor que haya causado en él. Justo ahora podía sentirme aterrada. Su mirada se conecta con la mía, pude ver en sus ojos esa obscuridad que un día me mostró pero ingoré, terminando prometiendole votos de amor. -Estás muerta.

Ya no puedo gritar. Mis fuerzas ni siquiera eran suficientes para abrir la puerta del auto y salir corriendo. Sus puños son enterrados en mis costillas mientras sujeta tan abrasivamente mis muñecas evitando que salga corriendo. Es entonces cuando ya no siento dolor, quizá era porque sus golpes habían dormido la zona donde me golpeaba o proque simplemente ya estaba acostumbrada al dolor. De pronto ya no puedo escuchar, puedo sentir como lentamente pierdo la consciencia y todo se vuelve obscuro.

H A R R Y

Puedo ver como Allie habla, sin embargo, mi mente está flotando por saturno. Muy dentro de mi, me sentía extraño, era como si algo estuviese parando todo dentro de mi, como si una parte de mi hubiera sido dormida. Solo una vez pude sentir esto en toda mi vida, y fue el día en el que desperté y me di cuenta que Sydney ya no estaba. Entonces comprendí.

-Allie algo anda mal. Toma tus cosas, te espero en el auto.

***

Demente. Solo puedo oír esa palabra salir de la boca de Allie cada vez que rebasaba un vehículo. Pero esque simplemente algo dentro de mi lo sabía, lo sentía, algo andaba mal, ahora había comprobado sien por ciento que ella era mi otra mitad, una parte de mi.

Ni siquiera abro la puerta de Allie como solía hacerlo siempre, bajo del auto con dirección a la puerta blanca de la casa, los golpes sobre aquella dura madera eran tan fuertes que mi puño dolía, simplemente quería saber si estaba bien.

-¡Hola, chicos!

-Sydney. ¿Dónde está? -interrumpo a Max quién borra su sonrisa rápidamente.

-Ella...

-¡¿Dónde está?! -exclamo tratando de entrar a la casa, sin embargo el tipo moreno me lo impide.

-Tuvo un accidente, está en el hospital de San Diego pero...

-¿Harry a dónde vas?.

Solo puedo escuchar la voz de Allie pero no me importa. Subo al vehículo sin pensarlo. Sabía que ahora todo mundo haría preguntas, en especial Allie. Pero ahora lo único que quería era estar cerca de ella.

No me doy cuenta en que momento había llegado al hospital. Ignorando por completo los llamados del guardia de seguridad camino a recepción. -Sydney Roberts, queiro verla -la expresión de la mujer de recepción era bastante obvia para hacerme saber que me veía como un demente ahora.

-Habitación 297.

Camino entre corredores tratando de encontrar la habitación. Retrocedo unos cuantos pasos cuando finalmente la veo a través de una ventana. No dudo un segundo en entrar hasta ahí. Habían sido pocas las veces que vi a Sydney en una camilla de hospital. Pero esta, había partido mi corazón. Las sogas de oxígeno entrando por su naríz, las pequeñas agujas que estaban clavadas en su antebrazo, los moretones que había sobre su mejilla. Todo sobre ella me dolía a mi, y esque desearía que todo el dolor que estuviese sintiendo ahora mismo, de alguna manera me lo transmitiera a mi, yo lo daría todo por ella.

Tomo asiento en el pequeño banco a un lado de ella para tomar su mano, estaba tibia, Sonrío cuando siento el aroma de su piel entrando por mis fozas, planto pequeños besos sobre su mano deseando que los pueda sentir

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Tomo asiento en el pequeño banco a un lado de ella para tomar su mano, estaba tibia, Sonrío cuando siento el aroma de su piel entrando por mis fozas, planto pequeños besos sobre su mano deseando que los pueda sentir.

De pronto, puedo ver como sus ojos lentamente se abren, parecía confundida, su vista recorría cada parte de la habitación hasta finalmente llegar a mi

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De pronto, puedo ver como sus ojos lentamente se abren, parecía confundida, su vista recorría cada parte de la habitación hasta finalmente llegar a mi. -¿Harry? -murmura poco audible.

-Estoy aquí, amor -digo mientras siento como mis lágrimas brotan sin aviso.

-Harry... -susurra mientras aprieta mi mano, su voz era tan baja que me acerco más a ella -No... No te vallas, no te vallas nunca -su voz era entrecortada, pero pude oírla.

Escucharla pedirme eso, de alguna manera me había hecho sentir que valió la pena cada maldito segundo que pasé sin ella.-No te vas a librar de mi tan fácil, lo prometo.

Sonríe devolviendome absolutamente toda la vida-Dime qué pasó -pregunto mientras acaricio sus mejillas, limpiando sus lágrimas a la vez.

-Solo pueden estar aquí personas cercanas a ella -me giro para ver a Max parado en la puerta.

Jamás había sentido rencor por alguien, pero ver a Max, ver su mirada y su expresión, me quería hacer lanzarlo por la ventana. -Yo soy cercano, no imaginas cuan cercano -respondo frente a él.

-Yo soy su esposo, es mi trabajo estar aquí con ella -dice sin bajar la mirada.

-Tu puto trabajo es protegerla, pero a como está, veo que no haz hecho una mierda -control. Justo ahora deseaba control-¿Por qué algo me dice que tuviste que ver con esto?

Una risa irónica brota de su boca-Dejame a solas con mi mujer, Harry -dice.

Lo observo por unos segundo, quería arrastrarlo por toda la puta ciudad, pero debía controlarme. Después de contar hasta diez, me giro para ver a Sydney, ella nos observa aterrada, le Sonrío junto con un guiño haciéndole entender que todo estaba bien. -Tienes suerte que ella esté aquí. Si no ya te hubiese partido esa linda carita morena que tienes.

Siento la sangre hervir, mi piel estaba eriza como solía ponerse cuando quería asesinar a alguien. Algo estaba muy mal y lo descubriría. Si Max estaba detrás de todo esto, por la tumba de mi padre, lo mataría.

S A F E || Segunda Temporada || H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora