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Yoongi se encargó de subir la maleta de su hermana al auto mientras que ella se despedía de la abuela en el porche de la casa.

—Volveré en mis semanas libres, abu —la abrazó—. Lo prometo.

—No te preocupes por esta vieja, Hyenie. Solo ocúpate de seguir estudiando.

Le sonrió y no pudo evitar que sus ojos se empañen.

—Gracias por todo abu. No tienes idea de cuánto necesitaba hablar de esto contigo.

Su abuela le acunó el rostro mirándola con ternura.

—Solo sé muy feliz, cielo. No dejes que nadie apague tu sonrisa.

Yoongi se aproximó a ellas y también le dio un abrazo a su abuela, pero antes de alejarse ella lo tomó de las mejillas frenando sus pasos.

—Cuídala, Yoongi.

El mencionado asintió sonriéndole.

Ambos subieron a la camioneta, se pusieron los cinturones de seguridad y Yoongi emprendió el camino de regreso a casa. Encendió el estéreo y There for You de Martin Garrix comenzó a sonar de fondo.

Iban a ser cuatro largas horas de carretera de regreso a Seúl y la menor prefirió despejar los pensamientos de su mente para acomodarse en el asiento y conciliar el sueño por un rato.

No pudo pegar el ojo, se mantuvo despierta viendo el paisaje nocturno por la ventana del auto. Apenas eran las nueve de la noche y todavía faltaban dos horas para llegar.

Yoongi no se detuvo en ningún momento, mantenía la vista en la carretera con el pie pisando el acelerador llegando hasta los cien kilómetros por hora. Después de todo, no había muchos autos a esa hora.

A cada nada miraba de reojo a su hermana y sabía que su pequeño cerebro maquinaba a todo dar con lo que sea que esté pensando. Su mirada preocupada y ¿triste? describía mucho como se sentía por dentro.

Y estaba más que seguro que Jimin tenía que ver algo ahí.

Jamás pensó que le regalaría un libro infantil a Yoonhye, pero si eso la hacía feliz no hay problema alguno.

Estaban a unas cuadras de llegar a su casa cuando de pronto Yoonhye le pide a su hermano que frene.

—Detente.

Yoongi la observó raro, pero igual cedió estacionándose a un lado de la acera.

—¿Qué sucede? —le preguntó, cuando la vio quitarse el cinturón de seguridad y acomodarse el abrigo.

—Ve a casa y dile a papá que estaré bien.

—¿A dónde...

No pudo terminar de hacer la pregunta porque la menor ya había salido de la camioneta y corría en la dirección opuesta de su casa. La vio por el espejo retrovisor y una sonrisa se dibujó en su rostro al ver a donde se dirigía.

El mayor soltó una risita y se dirigió a su casa.

Yoonhye corría con el viento gélido golpeándole el rostro que no fue impedimento para seguir corriendo.

Llegó hasta el árbol que estaba ahí y no dudó en comenzar a escalarlo hasta llegar a la ventana que afortunadamente estaba sin seguro, lo cual le facilitó la entrada.

Ya no pensaba con la cabeza, ahora lo hacía con el corazón y fue el mismo que se encargó de ponerle la idea de no dejar ir a Jimin de su vida. Al principio pensó que era una locura porque había decidido seguir adelante ignorándolo por completo, sin embargo, cayó en cuenta que no iba a poder amar a otro chico como lo ama a él.

Diferente a las demás; [Park Jimin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora