29.

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—Nos vemos en la biblioteca, princesa.

Le dio un tierno beso en la coronilla y se fue a su siguiente clase. Jimin amaba pasar el tiempo con Hye en la biblioteca, claro que antes era como amigos pero ahora, la situación era diferente. Ella era su novia y no podía estar mas feliz. Iba a contarle a Lia la noticia, pero prefirió dejarla dormir anoche.

La siguiente clase de Jimin era Economía, y por más que en su mente solo estaba Yoonhye, si logró concentrarse.

Cuando las clases terminaron, salió disparado a la biblioteca para buscarla pero antes de llegar apareció alguien en su camino que ya no quería ver. Eso estaba claro.

Hana estaba con los brazos cruzados parada frente a él. Y aunque le sorprendió verla, su ceño se frunció de enojo al verla de nuevo.

—Amor, ¿A dónde vas con tanta prisa?

—Ya no estamos juntos, Hana. Supéralo.

Ella río irónicamente.

—Hay Jimin, ya sé que estas con la infantil esa. Yo me entero de todo, amor.–le hervía la sangre a Jimin de tan solo escuchar como llamó a su Hye.

—Pero por el bien de ambos, necesitamos hablar juntos de nuevo.

—¡Pequeño Mochi! ¡Hey!

Ambos voltearon a ver quien era la dueña de esa voz, aunque Jimin ya sabía de quien se trataba.

Se preocupó un poco porque Jimin le había asegurado a Hye que ya no tenía nada con Hana, y si le acaba de ver con ella, temió lo peor. No quería crear inseguridades en la cabeza de Yoonhye, eso era lo ultimo que quisiera.

Hana regresó su vista a su ex, ahora con una sonrisa burlona.

—Bien Jimin, nos veremos hoy en la noche en mi casa para aclarar unas cosas, te advierto que si no vienes tendré que actuar y no te gustará lo que vaya a hacer. Nos vemos, amor.

Se retiró con su típico sonido de los tacos en el suelo, ese sonido que por años mataba de sensualidad a Jimin pero que ahora detestaba.

Se acercó a Hye que de verla con una sonrisa, cambió a una mueca de incomodidad.

—Hyenie...

—¿Interrumpí algo?

—¿Qué? No, por supuesto que no linda.
Ella fue la que interrumpió.

Jimin no podía decirle lo que le había dicho Hana hace unos instantes, no quería hablar de ella. Se suponía que pasaría una linda tarde junto a su novia, y nada cambiará eso.

Paso su brazo por el hombro de ella y la atrajo a él depositando un tierno beso en su cabeza. Entraron a la biblioteca y se dedicaron a pasar una tarde tranquila y con un silencio cómodo para ellos. De vez en cuando despegaban la vista de sus libros y se enfocaba en el otro, Yoonhye era la primera en sonrojarse mientras que Jimin reía por verla como un tomatito.

Pasaron la tarde en la biblioteca estudiando con la compañía del otro, Jimin la quería demasiado por eso tenía que ir a hablar con Hana y acabar con eso de una vez, no quería que nadie se interpusiera en su relación. Él estaba muy enamorado de Yoonhye para perderla, y estaba seguro que no quería que nadie le haga daño, la cuidaría siempre.

Después de esa tarde, Jimin llevó a Yoonhye a casa, él no quería regresar a la suya sin antes pasar por Hana y terminar con todo. Así que eso hizo, se dirigió a la casa de Hana.

Al llegar, tocó su puerta y ella salió con una sonrisa satisfactoria en los labios. Pues pensaba que tenía a Jimin bajo su poder. Le hizo pasar y se sentaron en el sillón con una distancia prudente.

—¿De que querías hablar, Hana? Se directa y rápida que no tengo tiempo para tus estupideces.

—Bien. Como quieras. Tienes que volver conmigo si no quieres que la empresa de tu padre se vaya a la quiebra, y sabes que yo puedo hacerlo, Jimin.

Jimin terminó riendo.

—¿Y tú crees que me interesa la empresa de mi padre? Por mi desaparécelo del mapa, no me interesa nada que tenga que ver con mi padre.

—Eso no decías cuando estabas conmigo.

—Hay tantas cosas que no te he dicho, Hana y lo agradezco infinitamente. Ahora tengo a una persona que si me entiende y que se ha ganado toda mi confianza. –se puso de pie y miró amenazante a la chica, que ahora tenía una cara de asombro. —Por última vez te lo digo, no te vuelvas a acercar a mi, y mucho menos se te ocurra acercarte a Yoonhye. No sabes con quién te estás metiendo Hana. Lo nuestro se acabó, supéralo ya.

Sin más salió de su casa dando un sacudón a la puerta. Entró en su auto y regresó a casa, no era tan tarde después de todo. Soltó un suspiro sujetando el timón todavía. Sabía que Hana no se iba a rendir tan fácil, por eso tenía que estar atento a sus movimientos. Pensó que iba a amenazarlo con algo mucho peor pero cuando habló de la empresa de su padre le entraron unas ganas terrible de reírse, su padre ya no le interesaba en absoluto, Jimin tenía un trabajo por mientras pero después tendría que dejarlo porque comenzaría a hacer sus prácticas en vacaciones y ya no le daría el tiempo suficiente al trabajo.

Bajó del auto y entró a casa. Yeonha estaba en el sofá con Jae dormido en brazos viendo una película. No había rastro de su padre, perfecto.

—Oh, Jimin llegaste. ¿Te sirvo la cena?

—Sí, gracias. Iré a ducharme, después bajo. ¿Y Lia?

—Esta en su habitación haciendo tarea.

Subió las escaleras y primero fue donde su hermana. Al entrar la encontró sentada en su escritorio y bastante concentrada en su libro. Tenía prendido la pequeña lámpara en la mesa y era lo único que iluminaba en el cuarto.

Tenía el lápiz en la boca mientras pensaba como resolver un problema matemático, Álgebra decía en el libro.

—Tienes que factorizar, Lia.

Ella dio un salto en su asiento por el susto que le dio su hermano.

—¿Hace cuánto llevas ahí, Jimin?

—No mucho. Y ahora, deberías factorizar primero para operar después, se hace más sencillo así.

—¿También sabes Álgebra? Pensé que ya no llevabas este tipo de curso en tu carrera Jimin.

Él negó con la cabeza mientras reía. Le quitó el lápiz a su hermana y comenzó a resolver el problema por ella.

—Si llevo matemáticas en la universidad, pero no como tú. Es más avanzado y la mayoría de ejercicios es álgebra. Pero eso no quiere decir que me haya olvidado de todo. –finalizó el ejercicio y dejó el lápiz en la mesa.
Domina tanto la materia que ya no era un problema hablar y a la vez resolver. Giró a su hermana. —Así que, Lia, si necesitas ayuda solo pídemelo. ¿Eso es lo último que tienes de tarea?

—Si, gracias Jimin. –Se acercó mas a él y le depósito un beso en su mejilla.

—Bien. Ahora... iré a ducharme para cenar. ¿Tu ya comiste?

—Si

—Ya, entonces me esperas despierta, necesito hablar contigo. Tengo que contarte algo.

—¿Es algo malo?

—No, de hecho creo que te alegrará bastante.

Salió del cuarto de su hermana y se dirigió al suyo para bañarse. Ya cambiado por algo más cómodo bajó a cenar. Yeonha estaba sentada en el sofá con Jae en su regazo y su pequeño plato de comida a un lado. El pequeño estaba entretenido con su programa favorito en el televisor mientras que su mamá estaba quedándose dormida.

Jimin se acercó a ella y la movió un poco para que despertase.

—Yeonha anda a dormir. No te preocupes por mi ni por Jae, yo lo cuido. –cargó a Jae y recogió el pequeño plato y lo dejó en la mesa.

—Ay Jimin perdón, no serví tu comida. –se levantó del sofá.

—No te preocupes Yeo, no eres una empleada. Así que anda ve a dormir que yo me encargo de mi hermano.

—De acuerdo.

Subió las escaleras y Jimin sirvió su cena con Jae pegado a su cadera y sosteniéndolo con su brazo izquierda.

—Jimin te extrañé mucho.

—Yo también Jae.

Ya sentado en la mesa, acomodó a Jae en su pierna mientras le daba de comer. Sabía que era una mala costumbre hacer eso porque él tenía que aprender a comer solo, pero extrañaba tanto a su hermanito que decidió darle de comer él mismo.
Aprovechó ese momento y sacó su móvil para tomarse una foto junto con Jae, y mandarlo a Hye. Sabia que le iba a hacer gracia cuando lo vea.

Terminó de comer y sentó a Jae en el sillón mientras él limpiaba todo de la mesa.

Cuando finalizó todo, llevó a Jae a su cuarto y agradeció que en el trayecto se haya quedado dormido.

Regresó al cuarto de su hermana y la encontró sentada en su cama con la espalda pegada al cabecero, Jimin se acercó y se sentó al pie de la cama.

—Ya Jimin. Suéltalo todo de una.

Tenía su peluche de gato abrazado a ella.

—¿No te cansas de abrazar tanto a ese sucio gato?

—¡Yah! Es mi gato, no el tuyo. Y no me desvíes del tema, di lo que me querías decir antes.

Él soltó una risita. Tan refunfuñona y no se deja engañar.

—Okay, Yoonhye es mi novia.

Lo dijo sonrojándose, y bajó su mirada como un chiquillo cuando se enamora por primera vez.

—¿Yoonhye? ¿La Yoonhye que nos presentaste? –abrió los ojos sorprendida y feliz a la vez. 

—Sí ¿Por qué? ¿Acaso hay otra Yoonhye que conozco?

—Conociéndote... —Jimin la miró ofendido.—No me mires así Park Jimin, eres mi hermano y te conozco bien y tu puedes conocer a todo el mundo sin siquiera presentándola.

—Ya, lo sé. Pero en serio estoy en una relación con Yoonhye. Yo... la quiero demasiado. –habló mirando un punto fijo con una sonrisa de niño pequeño.

—Wuuu! –Lia le arrojó su peluche a la cara de su hermano para fastidiarle. –Ella me cae bastante bien, es linda y buena. Hasta creo que es diferente a las chicas con las que has salido Jimin.

Él asintió. —Si, tienes razón Lia, esa es una de las cosas por las que me enamoré de ella.

—Que lindo, pero... no te incomodes con esto ¿ya? ¿Por qué terminaste con Hana? Nunca me contaste el motivo.
Jimin suele contarle todo lo que le pasa a Lia, es su confidente en todo y ella lo sabe por eso es que Lia también confía en él. 

—Creo que fue por que nunca me gustó, y a la mayoría de mis amigos no les caía bien. De verdad no lo sé pero ya no me importa. –Fue sincero.

—A mi tampoco me caía esa. Era muy quisquillosa, y también noté que era creída. Solo la llegué a ver una vez y no me agradó. –bufó.

—Si lo es demasiado.

—Pero ahora estás con Yoonhye y yo sé que a mamá le hubiera encantado conocerla, Jimin. No la pierdas porque te conozco hermano y tu carácter no es muy tolerante tampoco que digamos.

Jimin solo le lanzó una mirada de perdición y ambos rieron. Sabía que a Lia le agradaría la noticia. Y claro que él pensaba lo mismo que ella: a mamá le hubiera encantado conocerla.

Jimin quería demasiado a Yoonhye, estaba embobadísimo de ella, conoce la mayoría de sus secretos, su lugar preferido, conoce a su familia. Era la chica perfecta, su chica perfecta.

Regresó a su habitación dejando a Lia dormida, pero aún así él no pudo conciliar el sueño, había algo que no lo quiere dejar dormir tranquilo. Después de la charla que tuvo con su hermana menor, varios recuerdos de su madre invadieron su memoria, recordó lo momentos felices que pasó con ella, y lo feliz que fue cuando su madre le dijo que tendría una hermana. Su memoria todavía guarda la vez en que ella le regaló su primera bicicleta.

Sonrió por eso.

Pero el peor de sus días fue cuando ella dijo que iría al supermercado a comprar unas cosas, que regresaría pronto y Jimin esperó ansioso por la llegada de su madre, pues le había prometido que traería su cereal favorito. Pero ella nunca más regresó a casa.

Y aunque desde ese día, para él se le había hecho raro la muerte de su madre debido a que después del accidente de auto que tuvo, su padre se portaba extraño, extraño en la forma de actuar porque siempre andaba como si estuviera en otro mundo, y muy nervioso. Sin embargo nunca encontró algo que le diera vida a su sospecha: que su padre haya tenido que ver en algo con la muerte de su madre.

Ese pensamiento y la duda siempre rondaba en la mente de Jimin, quién intentó por todos las fuerzas entrar al despacho de su padre porque sentía que ahí había algo que él escondía. Y además que después del accidente su padre siempre mantenía la puerta con llave, nadie entraba en ese lugar, solo él.

Cuando él se iba de viaje, Jimin intentaba abrir la puerta pero no lo conseguía.

Ese sentimiento de frustración y vacilación no lo iban a dejar dormir tranquilo, así que se paró de la cama y bajó al primer piso rumbo a la oficina de su padre.

Pensó que sería otra vez una pérdida de tiempo intentar abrir la puerta pero cuando giró la manija se dio con la sorpresa que su padre no le hechó llave.

Entró en la oficina y encontró un enorme desastre, papeles tirados, un vaso de vidrio roto en el piso, algunos libros y fólderes tirados. Había pasado bastante tiempo desde la última vez que entró a ese lugar, hasta todo le parecía nuevo.

Recordó cuando era niño y cada vez que buscaba a su papá para avisarle que la cena estaba lista siempre el cuadro de ellos tres era la primera cosa que veía al ingresar. Pero ahora ese cuadro no estaba, en vez de eso estaba solo su retrato. Y aunque a Jimin no le haya hecho gracia admitir que se parecía a su padre, tenía que admitirlo a regañadientes.

Extrañado con una presión en el pecho avanzó por el desastre que había hasta llegar a su escritorio. Encontró su computadora debajo de un folder que decía: Acciones de Agosto.

Eran casi fines de Agosto actualmente, por tal motivo ese era el folder con los últimos movimiento internos y externos de la empresa de su padre. La curiosidad le carcomía por dentro a Jimin así que abrió el folder y revisó la estadística que lograron elaborar y se llevó con la sorpresa que la empresa estaba perdiendo bastantes inversionistas y bajó notablemente su porcentaje de ingresos. Eso gracias al cuadro comparativo que realizaron.

Diferente a las demás; [Park Jimin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora