Yoonhye tenía las manos y los pies atados, su cuerpo estaba rodeado de sogas que la mantenían inmóvil, sentada en una silla vieja de madera. Sus mejillas estaban rojas y húmedas a causa de las lágrimas. Hace un buen rato que dejó de luchar porque sólo conseguía hacerse más daño con lo áspera que era la soga.
Todo había sucedido tan rápido y fortuito, terminó sus rondas y los postoperatorios que le faltaba revisar en el hospital y fue a cambiarse su uniforme, Jimin vendría por ella en menos de media hora y debía darse prisa si quería verse bonita para él.
Se fundió en los vaqueros y se colocó una casaca de mezclilla, entró al pequeño baño de la sala de residentes para aplicarse un poco de maquillaje, se colgó el collar que le había regalado Jimin y cuando salió alguien le impidió el paso y le puso un trapo negro en la boca el cual contenía somníferos porque al instante ella se desmayó. No pudo forcejear, no pudo gritar ni lanzar golpes, el ataque fue tan de pronto que no le dio tiempo de defenderse, solo se desvaneció en los brazos de su secuestrador.
No recuerda cómo llegó a ese lugar viejo y abandonado, solo le quitaron la venda negra de los ojos y entonces lo vio.
Kim Jiwon.
—Veremos si tu novio es inteligente y logra encontrarte —soltó el hombre.
—¡No metas a Jimin en esto, por favor! —ella comenzó a rogar de miedo— Podemos hablarlo, Jiwon. ¿Qué quieres de mí?
Chasqueó la lengua y peinó su cabello hacia atrás.
—¿Qué quiero? —clavó la mirada en los ojos aguados de ella y se acercó a intimidarla— ¡Quiero que ese imbécil entienda que tú me perteneces, tú me amas, Yoonhye y eso nadie lo cambiará!
—Jiwon, nosotros rompimos hace mucho tiempo. Tú me engañaste...
—¡No es cierto! Yo estoy muy arrepentido de lo que hice, dame otra oportunidad, yo te sigo queriendo Yoonhye.
—¿Me secuestras y dices quererme? Necesitas ayuda, Jiwon... Por favor, déjame ir...
—¡Cállate! ¡Cierra la maldita boca!
Ella cerró los ojos con fuerza, tenía tanto miedo de lo que vaya a hacer, definitivamente necesitaba ayuda. La sonrisa malévola que tenía puesta en el rostro era señal de que algo no andaba bien. Por momentos se reía como un loco psicópata y al rato se calmaba y la miraba con odio, como si la fuera a matar.
Solo rogaba que Jimin la encuentre y no sea demasiado tarde.
—Sabes que soy capaz de morir por ti, ¿verdad, Yoonhye?
Ella buscó su mirada en las penumbras del lugar, pero algo más llamó su atención. Retiró un revólver de su cintura y sacó tres balas de su bolsillo. Fue cuando la sangre dejó de correr por sus venas.
—Jiwon, espera...
—Sabes muy bien que yo jamás te haría daño —se acercó a ella metiendo las balas en el tambor y lo giró quitando el seguro—, pero sí sabes que yo puedo morir por ti.
Llevó la pistola a su cabeza y jaló del gatillo.
—¡Jiwon! —gritó aterrorizada.
Falsa alarma, ninguna bala salió.
—Hoy estoy de suerte, al parecer la vida no quiere que me separe de ti, mi amor.
Yoonhye ya se encontraba llorando a mares por el susto.
—Hasta para acabar con tu vida eres un inútil de mierda —La voz de una chica acompañado del sonido de los tacos golpeando el suelo se hicieron presentes— Déjame ayudarte con eso. Total, ya cumpliste con tu tarea.
El corazón dejó de latir al ver de quién era esa voz: Hana.
—Hana ¿Por qué...? —Yoonhye trata de enlazar todo en su mente, pero seguía sin entender nada.
—Yo te advertí que no te metieras con lo que es mío —atacó la rubia. Se acercó hasta Yoonhye y la tomó de la barbilla con rudeza.
—Yo no te hice nada, Hana. ¡Suéltame!
La rubia le propinó una bofetada.
—Mantén la boca cerrada Yoonhye, que yo sí soy capaz de matarte.
(...)
Jimin tenía su teléfono al frente para que así pueda ver cuál es la ruta más corta hacia Suwon. Escuchaba las indicaciones mientras pisaba el acelerador a fondo, estaba yendo a más de 90 kilómetros por hora.
Estos momentos era cuando estaba más agradecida que nunca por haber instalado un chip de rastreo en el collar de Yoonhye, ese mismo que le regaló.
Desde que ella le confesó que sentía que alguien le perseguía y sobre todo después del accidente en el baño en la fiesta de graduación. Él no pudo estar tranquilo al saber que cuando ella no estaba a su lado algo malo podría ocurrir de nuevo. Entonces cuando mandó a hacer la pequeña llave de plata que colgaba en el collar, también ordenó que le pusieran un chip de rastreo en caso de emergencia. Y dicho chip él podía monitorearlo desde una aplicación en el teléfono que estaba vinculado con el collar.
Gracias a eso, ahora él sabía dónde se encontraba su novia. Solo rogaba que Jiwon no se lo hubiera quitado al sospechar que algo podría tener el collar.
Iba cruzando el puente Hannam sin despegar su vista del camino. Esquivaba todos los autos que se encontraban en su camino.
De pronto una llamada de un número desconocido volvió a sonar en su teléfono. Lo bueno era que tenía conectado su móvil a la camioneta.
Pudo contestar la llamada por handfree y Jimin esperó volver a escuchar la voz de Jiwon pero su sangre se congeló al escuchar una voz femenina que reconocía muy bien.
—Hola, Jimin.
Hana estaba al otro lado de la línea y Jimin no podía imaginar los horrores que debía estar sufriendo su novia por culpa de esos dos idiotas que no superaban el hecho de que Jimin y Yoonhye eran felices juntos.
—¿Por qué no me sorprender escuchar tu voz, Hana?
El semáforo que venía a continuación iba encender la luz en rojo, pero él pisó más a fondo el acelerador y logró cruzar antes de que los carros de la otra pista avanzaran.
—Tu querida Yoonhye está en buenas manos ahora mismo, Jimin. El idiota de su ex intentó matarla hace apenas unos minutos atrás —eso congeló por completo a Jimin—, pero ¿adivina qué? Ni para eso es capaz. Entonces decidí hacerlo yo misma.
«Suwon, a quince minutos de distancia» a penas escuchó el aviso por los altavoces del auto.
Jimin casi choca de narices contra un camión que venía en sentido contrario, sí, se salió de su carril en ese breve instante que Hana le había dicho que mató al amor de su vida.
—¡Te voy a matar, maldita perra!
—Cuida ese vocabulario, mi amor, tranquilo que tu noviecita sigue con vida, por ahora —Su alma regresó a su cuerpo y eso le permitió ir más de prisa—. Esto solo es una advertencia de que, si se te ocurre aparecerte por aquí o veo algunos agentes policiales paseando por aquí, entonces no tendré otra opción que matarla. Avisado estás, Park Jimin. Deja que me encargue de que nuestra historia de amor tenga un final feliz.
Eso no iba a pasar, su final feliz era envejecer junto a Yoonhye, ver a sus tres hijos crecer, despertarse todas las mañanas con ese bonito aroma a frambuesa que ella desprendía, ir al supermercado juntos, reírse juntos hasta llorar de un chiste malo, decirle y demostrarle cada día lo muy enamorado que estaba de ella. Tenía las palabras hechas un nudo en la garganta y para cuando quiso seguir maldiciendo a Hana al teléfono, ella cortó y con eso le dejó un terrible sabor en la boca.
Esa sensación de que algo malo, realmente malo iba a suceder, pero que no estaba listo para aceptarlo.
....................
he vuelto, no puedo creer que haya vuelto a escribir.
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Diferente a las demás; [Park Jimin]
Romance¿Cómo fue que me enamoré de ella?... Min Yoonhye no es como las otras chicas, no usa tacones ni ropa diminuta. No usa maquillaje y tampoco viene de una familia adinerada. Sin embargo, su sencillez y generosidad fue suficiente para enamorar a Park Ji...