25.

113 9 1
                                    



—Termina el desayuno rápido, Lia. Estaré esperándote en el auto, no tardes.

Jimin se despidió de todos y salió con las llaves de su auto en la mano. Hoy llevaría a Lia a la escuela para revisar que no le hagan nada en la entrada pero la preocupación de que puedan dañarla con el pasar de horas lo inquietaba más. Iría a recogerla de todas maneras para que conozca al imbécil ese que pisoteó las ilusiones de su hermana.

Lia subió al auto poco minutos después con la corbata de su uniforme en la mano.

—¿Podrías atarlo tu? Por favor.

Jimin se acercó a ella y ató la corbata al cuello de su hermana haciendo un perfecto nudo en la parte superior.

Puso el auto en marcha y mientras que Jimin tenía los cinco sentidos en la carretera, su hermana iba cambiando de música en la radio, hasta que se encontró con el perfecto sonido de Ringa Linga de Taeyang, esa misma que su hermano y ella no paraban de bailar en casa cada vez que sus padres salían.

Llegaron en menos de 20 minutos a la escuela, pero Lia no quiso bajar. Jimin se quitó el cinturón, rodeó el coche hasta abrir la puerta del copiloto donde se encontraba su hermana con un semblante miedoso.

—Tengo miedo, Jimin.

—De eso nada, eres una Park . Y ya sabes que los Park no les temen a nada ni a nadie.

Ella asintió decidida a que nada le iba a afectar.

—Vendré por ti a las 4 y me mostrarás quién es ese infeliz para dejarle las cosas en claro y que no se vuelva a acercar a mi hermana.

Lia bajó del auto mucho mas segura por las palabras de su hermano, acomodó su mochila y le depositó un beso en la mejilla de Jimin a modo de despedida.



...


Era hora del almuerzo en la universidad y Jimin salió disparado en busca de Yoonhye para que almuercen juntos, como siempre.

Entró en el comedor y la vio sentada en una de las mesas, sola y leyendo un libro. Típico de ella.

—Hola, cachetitos. –la saludó para acto seguido sentarse frente a ella y esperar a su reacción por haberla llamado así.

—Hola ojitos. –le sonrió.

Eso no se lo esperaba Jimin, pero le gustó que le dijera así. Normalmente le fastidiaba que otras chicas le dieran apodos estúpidos pero con Yoonhye todo era diferente.

—¿Qué lees? –dio un mordisco a su emparedado para centrarse en ella. Le gustaba ver las facciones de Yoonhye cuando leía.

—Sistema respiratorio. Tengo un examen después de comer.

—Lo harás bien, cachetes. No te preocupes. –la miró dándole ánimos.
Yoonhye cerró el libro, tomó un poco de su jugo y mantuvo la mirada de Jimin.

—¿Qué es eso lo de una fiesta el viernes por la noche? ¿Sabes algo de eso? Todo el mundo cuchichea acerca de esa fiesta.

—Yo también escuché a unos amigos hablar de eso y creo que es por el aniversario de la universidad. ¿Vas a venir? –tomó un poco de su bebida mientras miraba fijamente a los ojos de Yoonhye, no sabía por qué pero se sintió nervioso por la respuesta que le iba a dar.

—Supongo que si pero dijeron que era en parejas y...

La emoción y adrenalina de invitar a Yoonhye al baile como su pareja invadió todo su cuerpo que no pudo evitar preguntarle ahí mismo, sin rodeos.

—¿Quieres ir al baile conmigo? –las mejillas de ambos subieron de color.
Yoonhye sintió que su corazón iba a salirse ahí mismo. ¿Jimin la había invitado al baile? ¿Él?

—¿Como tu pareja de baile?

—En realidad quiero que seas mi acompañante a esa fiesta. No solo de baile, Yoonhye. ¿Qué dices?

Ella no podía explicar todo lo que sentía allí mismo.

—¡Claro que me gustaría!



...


El timbre sonó para volver a las aulas y todos se retiraban del gran comedor.
Jimin acompañó a Yoonhye hasta su casillero y tenía planeado llevarla hasta su salón pero alguien le estaba llamando y para desgracia era una persona a la que no quería saber nada de su existencia.

Hana.

—Yoonhye, debo irme. Te veo en la salida. –sonó frío y distante que se golpeó mentalmente por hablarle así y sin esperar respuesta de ella se alejó corriendo.

—Oh, claro nos vemos en... la salida –su voz se fue apagando a medida que él se alejaba, corriendo. —

Jimin contestó de mala gana.

—¿Qué quieres?

—Jimin necesito hablar contigo, esto no puede seguir así. ¿Cómo que ya fue suficiente tiempo para estar separados no crees?

Le molestó tanto que ella se haga la indignada cuando aquí el lastimado fue él, no ella.

—Fue el tiempo suficiente para darme cuenta que no debemos de estar juntos, Hana.

Tal vez estaba siendo muy cruel con ella pero Hana tampoco se paró a pensar en él cuando le fue infiel otra vez.

—Sé que estás mintiendo Jimin,  yo lo sé. Te esperaré hoy en mi casa a las 7. Si no vienes entenderé que lo nuestro se acabó para siempre.

Y Simplemente colgó dejándole a Jimin una gran impotencia por dentro. Detestaba que ella pueda controlarlo de esa manera.

Entró a la clase y se centró en lo que el profesor explicaba.

A la hora de salida salió corriendo porque se le hacía tarde para recoger a Lia. Iba a subir a su auto cuando escuchó a alguien gritar su nombre. 
Yoonhye.

Se había olvidado de ella y se sintió como un estúpido. Todo por estar pensando si era buena idea ir donde Hana.

Yoonhye llegó corriendo donde estaba Jimin y le sonrío. Agarró la mano del castaño y le puso un caramelito dentro de esta, volviendo a cerrarlo como un puño.

—Cómelo cuando quieras, te ayudará a relajarte y pensar con calma ante cualquier situación.

Jimin miró el caramelito en su mano y lo guardó en el bolsillo lateral de sus pantalones.

—Necesito que me acompañes a un lugar. Sube al auto.

No sabia porque quería llevar a Yoonhye con él, pero le hacía bien su compañía.

Ella se acomodó en el asiento del copiloto y Jimin encendió el auto para dirigirse a la escuela de su hermana.

—Jimin ¿A dónde vamos?

—A recoger a Lia.

—¿Qué le pasó? ¿Está bien?

—Es una historia larga, desearía contarte lo ahora pero quiero llegar lo más rápido donde mi hermana. –le dio un vistazo fugaz.

—De acuerdo, no hay problema.

En menos de 20 minutos llegaron a la escuela de Lia. Y Jimin bajó para abrirle la puerta a Yoonhye.

Ambos esperaron a que salga todo secundaria y estuvieron alerta a que nadie haga algo fuera de lugar. Pero pasó todo lo contrario.

Lia salía con los demás estudiantes pero tenía el rostro tapado con sus manos. Y Jimin sabía que estaba llorando. Rápidamente ambos se acercaron a la pequeña, pero Yoonhye no entendía nada.

—Dime quienes fueron, Lia.

Jimin limpió las lagrimas de su hermanita y ella señaló al grupo de niñas que venían detrás.

—Supongo que el chico que viene con ellas es ese idiota ¿verdad? –Lia asintió. —Yoonhye, llévala al auto y espérenme ahí.

Yoonhye entendió la posición de hermano mayor de Jimin y lo ayudó llevándose a su hermana lejos de ahí.

Jimin dio unos pazos mas cerca al grupito que venía y trató de controlarse. Ellos eran niños y los haría entender llamándoles la atención sin ser tan escandaloso.

—Oigan, ustedes. ¿Son amigos de Park Lia?

Los niños asintieron pero fue raro que el único niño se quedara callado. Al parecer si lo reconocía.

—¿Se puede saber por qué fastidian a mi hermana? ¿Ella les ha hecho algo?–apoyó las manos a sus rodillas mientras les fulminaba con la mirada.

—¿Tu hermana? –habló una de las niñas.

—Sí, Lia es mi hermana y más les vale no volver a fastidiarla porque tendré que hablar con sus padre. Y no les va a gustar cuando les diga que tienen unos hijos mal educados y que fastidian a su compañera. Escuchen, yo no suelo meterme mucho en los problemas de mi hermana pero sé cuando ya no puede más. Y me contó lo que sucedió. En vez de fastidiarla con que es una huérfana, ustedes agradezcan que tienen a sus padres vivos. No sé si juntos, pero ambos están vivos y eso es lo que importa. No vuelvan a fastidiar a alguien por sus problemas personales. Al contrario apóyenlo, háganle reír y saber que tiene a su lado unos amigos que si valen la pena. ¿De acuerdo? Mi hermana esta pasándolo muy mal y si verdaderamente quieren la amistad de ella, pídanle perdón y protéjanla de todos los que quieran burlarse de ella. –

Las tres niñas asintieron con la cabeza gacha y se retiraron, dejando solo al niño de cabello chocolate.

—Ahora contigo. ¿Cuál es tu nombre?

—Jihwang.

Jimin notó el miedo en la cara del niño y trató de ser calmado como lo fue hace un momento.

—Bien, hola Jihwang, soy Jimin. El hermano mayor de Lia y me gustaría saber ¿por qué le fastidiaste tu también? Se supone que eres un chico y deberías respetar a las chicas, no fastidiarlas y humillarlas.  ¿Te cae mal mi hermana, acaso?

—Me gusta tu hermana.

El cuerpo de Jimin se congelo por tan repentina confesión. Fue tan directo y frio a la vez que por un momento quiso propinarle un puñete y obligarlo a que pida perdón de rodillas contra su hermana.

—Y si te gusta como dices, ¿Por qué le fastidiaste?

Fulminó con la mirada al pequeño niño.

—Yo no quería hacerlo, lo juro. Pero las demás chicas me dijeron que si le fastidiaba, se podría fijar en mí y prestarme mas atención. Y sé que cometí un error pero no era a propósito.

—Te creo, y si quieres volver a tener la confianza de mi hermana tendrás que pedirle perdón y hacer que ella vuelva a enamorarse de ti. Mi hermana es orgullosa, al igual que yo, por lo tanto te voy a aconsejando que tengas paciencia con ella y no te rindas, si es que verdaderamente la quieres.

—Si, la quiero. ¿Y como es eso de que ella vuelva a enamorarse de mí? ¿Ya le gustaba?

Jimin soltó una risa divertida al ver que ya metió la pata, pero de todas maneras su hermana se lo agradecería.

—Es no es de mi incumbencia. Lo último que te puedo decir es que jamás, jamás trates mal a una chica. A ellas se las hace reír, nunca llorar. ¿Okey? –sobó el cabello del niño y volvió a su posición erguida. —Ya me tengo que ir, fue agradable hablar contigo Jihwang. Y recuerda lo que te dije.  Adiós.

Jimin volvió al auto encontró a Yoonhye y Lia matándose de risa como si fueran amigas desde tiempo. Ver esa imagen de su hermana riendo con su mejor amiga le hizo reír a él también y se sintió cómodo con esa hermosa energía.

—¿De qué tanto se ríen allá atrás?

Encendió el auto y pronto estaban camino a casa de Jimin.

—Cosas de chicas, Jimin. Tú sigue manejando. –respondió Hye.

—Me ofenden niñas, pero lo dejaré pasar.

Cuando llegaron a casa  de Jimin. Hizo bajar a Lia y le dijo que avisara a Yeonha que dejaría a Yoonhye en su casa y luego regresaría.

En el carro iban riéndose a carcajadas de todas las anécdotas que pasaron de pequeños y Jimin le contó lo que sucedió con Lia.

—Lo suponía, por eso es que la hacía reír, Jimin. No me gusta ver llorar a nadie.

El corazón de Jimin se estrujo con ver la hermosa personalidad de Yoonhye. Ella no solo era preciosa por fuera, tenía un hermoso corazón.

—Gracias, Yoonhye.

Ella se quitó el cinturón de seguridad al ver que ya estaban afuera de su casa. Se acercó a Jimin y le depositó un dulce beso en la mejilla del castaño, haciéndole temblar por dentro. 

—Nos vemos, Jimin.

Diferente a las demás; [Park Jimin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora