ACTOS CABALLERESCOS

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POV MACKENNA

Estaba de regreso en casa, Scott había cumplido lo dicho, y me trajo de vuelta, todo el trayecto estuvo colmado de silencio, a diferencia del leve ronroneo del motor y el murmullo de una canción que no supe identificar.

― Listo, de regreso. sana y salva.

― Gracias Sr. Beckett.

― ¿Sr. Beckett? ¿no te parece que las formalidades han pasado a segundo plano después de lo ocurrido hoy?

― No, quiero que sepa que esto no cambia nada entre nosotros dos. Le estoy agradecida por estar ahí, pero nada más. Y le agradecería que mantuviera mi pequeño tropiezo en el anonimato.

― Por supuesto, delo por echo Srta. Whittmore.

― Disculpe que no lo invite a pasar, es solo que no creo que haya alguien de su agrado dentro de la casa.

― Tiene razón, usted está aquí.

― Por favor, no sea condescendiente.

― No lo soy, estoy hablando en cerio.

― Claro ― murmuré jugueteando con la sortija ― umm debo entrar, me gustaría decirle que fue grato el tiempo que pase con su madre, pero no fue. Lo siento ― me removí incomoda en el asiento del copiloto.

― Yo soy quien debería disculparse, mi madre no es lo que se conoce como prudente.

― Ya no importa. Espero no volver a volverlo, al menos no tan pronto ―solté extendiendo mi mano hacia él. Él la tomo e hizo algo que yo no esperaba.

Giró mi mano levemente hacia su derecha y en un intento por verse caballeroso, la llevó hasta su rostro y la besó suavemente.

― Yo espero todo lo contrario ― no había ni un ápice de sarcasmo en lo que acababa de decir. Solo le sonreí y me giré para abrir la portezuela.

― Espere, yo lo hago ― lo ignore completamente, Salí del auto, cerré la portezuela y luego me recargué en ella para que pudiera verme de nuevo.

— No es necesario, ya han sido suficientes actos caballerescos por un día; Adiós Sr. Beckett.

POV SCOTT

― Adiós señor Beckett 

Eso fue lo último que dijo antes de dar la vuelta e irse. La vi alejarse, ella podía resultar verdaderamente envolvente, al menos hoy no hice que quisiera patearme las bolas.

Ni siquiera fui consciente de que ella había llegado hasta la puerta y principal haciendo un gesto de despedida con una de sus manos. Eso fue suficiente para mí, encendí el auto de nuevo y Salí de allí.

Mientras conducía, mi mente divagaba en ella. Nunca la había visto tan vulnerable, al menos no desde esa noche en el "Cismigiu - Bistro la Etaj". Pensé que, en parte, su dolor era mi culpa.

Seguí divagando mientras la carretera se abría paso ante mí.

***

― ¿Confía en ti? ― Pregunto el hombre al otro lado del escritorio. Era mi padre.

― No, se reúsa a hacerlo.

― ¡Demonios Scott!, necesitamos que ella confié plenamente en ti ― rugió arrojando su copa contra la pared del despacho. Apreté los dientes para reprimir el impulso de dar un respingo, no quería que el viera que me asustaba.

― Dale tiempo, me encargare de ello ― él se dirigía hacia a mí, asechándome como una pantera asecha a su presa. Eso no era bueno.

― Más te vale ― su mano aprisionó la parte inferior de mi rostro. A pesar de que yo era una cabeza más grande que él, hizo que me inclinara hasta estar al mismo nivel de su rostro.

― Si señor ― le devolví una mirada glacial. El soltó su agarre y me dio unas pequeñas palmadas en la mejilla. Se acomodó el traje y salió de la habitación.

― Quiero resultados ― dijo cerrando la puerta detrás de él.

Me quedé ahí, tocándome la zona afectada, y de un momento a otro, en un arranque de ira arremetí contra la única copa que quedaba sobre el escritorio, para después arremeter contra el mismísimo escritorio dando una serie de puñetazos en su superficie hasta que mis nudillos empezaron a sangrar. Una gota de sangre había manchado la alfombra.

Maldije por lo bajo.

UNKNOWN [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora