JODIDOS IDIOTAS

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― ¿Estás bien?, te noto un poco agitada, tensa. ¿Sucede algo? ― sí, frustraste mi plan de tener el mejor polvo de mi vida.

― Estoy bien, solo estoy pensando― bueno, eso no era del todo mentira

― Y ¿Qué es lo que piensas? ― en como las manos de Grayson embonaban perfectamente en mi trasero.

― En cómo será todo en tan solo unas semanas, en el hecho de que viviré con un extraño.

― Oh vamos, no será tan malo, solo seremos tu y yo, en la misma casa, en la misma habitación, en la misma cama; quien sabe, en el mejor de lo casos haremos un bebe, no me importaría intentarlo cada noche ― su proposición hace que me detenga en seco a medio pasillo.

y ahí vamos.

― Scott, lo que no entiendes es que yo no te quiero, ni en mi casa, ni en mi cama. Tu y yo solo somos peones en un juego en donde el objetivo es fortalecer un imperio, pero nada más. Tu no me amas y yo tampoco. ― El solo pensar en el futuro hace que se borre la agradable sensación que experimente hace poco rato.

―No lo tomes así, por supuesto que no eres un peón, eres una reina y me asegurare de tratarte como tal, aunque algunas veces no me importaría faltarte al respeto― musita al posicionarse frente a mí, su boca está demasiado cerca de la mía.

¿es que este hombre no sabe lo que es el espacio personal?

― ¿A sí? ¿y cómo planeas hacer eso?

Mi respuesta es inmediata, como si todo este tiempo hubiera estado esperando a que preguntara. El acorta la distancia entre nosotros con un beso, si es que eso califica como un beso, para mí o eso es un beso extremadamente salvaje o me está practicando un proceso invasivo en donde el instrumento principal es su lengua.

Quizá sea la excitación que hace un momento experimente con Grayson o mi cuerpo esa comenzando a ocupar el lugar de mi cerebro, porque por alguna inexplicable razón empiezo a sentir humedad entre mis piernas.

Es cuando empiezo a sentir que sus manos intentan llegar a mi trasero es cuando recupero mi cerebro e intento apartarlo de mi a empujones, pero la verdad es que como comparas la fuerza de mis casi famélicos brazos con los de un hombre que fácilmente podría empujar un auto por sí mismo.

―Basta― susurro apartando su boca de la mía.

―Esto es solo una pequeña muestra de lo que podría hacerte si decides tomar en serio tu papel como mi esposa― suelta y se relame sus curvados labios.

―Bueno, aun no soy tu esposa, así que te pido que me devuelvas mi espacio personal, pero más que nada quiero que alejes tus manos de mi trasero.

― ¿desde cuando eres tan mojigata? Estoy seguro que no seré el primero que pase por tu cama, no te des ese aire de puritana, apuesto a que a la hora de coger eres toda una fiera.

No lo soporto más, estampo mi mano en su cara. Estoy a punto de explotar, ¿Cómo es posible que pase de ser todo un caballero a ser una escoria con un bulto en el pantalón? ¿es esto lo que me espera a su lado? ¿insinuaciones sobre mi pasado sexual?

― ¡Cállate! No tienes derecho a expresarte así de mí, ¿así es como me veras siempre? ¿Cómo una de las tantas mujeres a las que te follas?

―No me vengas con esa mierda de telenovela, que no eres la pobre damisela en apuros y yo no seré el villano que se aprovechará de tu inocencia.

―No, tu no me vengas con esa mierda, tienes razón, no soy la pobre damisela en apuros, si quisiera podría convertirme en el puto rey y hacerte pedazos.

Imbécil, maldito imbécil.

― ¿sabes qué? Olvidemos esto y bajemos, hay personas que nos esperan ahora. Por favor toma un fuerte suspiro y trata de contenerse, lo se.

No puedo evitar el soltar una carcajada cargada de pura amargura.

―Eres increíble. Pretendes que baje tomada de tu brazo y que finja que no acabas de decirme que cojo como una puta, estas muy equivocado si en verdad piensas que lo hare. Eres libre de ir y decirles a todos que se vayan a la mierda junto con este compromiso.

―Mackenna...― empieza, pero lo corto tan pronto como termina de pronunciar mi nombre

―Mackenna nada. Scott, no puedes comportarte como un reverendo imbécil y luego fingir que no pasó nada y esperar que la otra persona haga lo mismo, esto no funciona así.

― ¿Por qué insistes en hacer esto más difícil de lo que ya es?― Puedo notar la desesperación en sus ojos.

― ¿yo soy quien lo vuelve difícil? ¿en verdad?

―Sí, lo haces. No sé porque insistes en pensar en que te arruine la vida. ¿Qué es lo que te hace pensar y actuar así ante esta posibilidad?

―Bueno, imagina que tienes una buena vida, eres inteligente, atractiva, con mucho dinero en tu cuenta bancaria. Tienes una infinidad de posibilidades, tienes una buena carrera, tenías un buen lugar donde vivir y un trabajo en el cual no importaba si existía algo duro entre tus piernas para que te consideraran capaz de desempeñarlo. Ahora imagina lo que sentiste cuando te llamaron para darte una de las peores noticias que puedes recibir en la vida, perder a un ser querido, a alguien que en verdad amabas. Y por último piensa en el hecho de que aún no has superado esa perdida y de pronto te dicen que debes casarte, ¿y por qué? Porque un grupo de imbéciles machistas con una idea retrograda sobre el control piensan que el tener una vagina no te hace buena para los negocios y te quita liderazgo. ¿y sabes que es lo peor de todo? Que tus padres también lo piensen, y en lugar de defender tu postura lo único que hacen es buscar a quien es el candidato perfecto para ellos. Y lo que más me jode es que me siento tan culpable por lo que paso hace un año, que no tuve el suficiente valor para oponerme, o quizá sea el hecho de que amo a esa empresa más que a nada. Digiere eso Scott y luego piensa en porque lo vuelvo tan difícil.

―Wow, ¿y crees que eres la única que pasa un mal momento? ¿crees que yo en verdad quería casarme? Yo esperaba disfrutar mi vida solo, soy rico, atractivo e inteligente, lo tenía todo, y de pronto llega tu padre a decirme que tengo la oportunidad de expandir mi imperio, ¿pero a que costo? Casarme con alguien que solo he visto en fotos de revista. Pero no termina ahí, al conocerla me doy cuenta de que tiene una grave tendencia a ser insolente y jodidamente arrogante.

―De acuerdo, los dos somos unos jodidos idiotas, pero, ¿es que nunca pensaste en lo que pasaría al hacer eso? ¿creíste que todo sería fácil? Dios.

―La verdad pensaba que estabas de acuerdo con esto, pero al conocerte me di cuenta de que no era así, y también pude notar que eres jodidamente pedante.

Suelto una carcajada mientras me deslizo hasta el suelo.

―Pedante, tú no te quedas atrás. Tu solo me vez como un saco de carne al que eventualmente te cogerás. ―Me tapo el rostro con las manos, esto me está provocando dolor de cabeza.

― ¿entonces estas aceptando el hecho de que voy a follarte algún día? ― lo siento acercarse a mí, debió haberse sentado al lado.

―Enserio que eres imposible.

―Tú también lo eres, y eso me agrada. Espero que eso cambie cuando despertemos en la misma cama. ― Ruedo los ojos como respuesta

― ¿Cuántas veces tengo que repetirlo? No quiero compartir mi cama contigo.

―Bien, no lo haremos, será mejor para ambos. Lo permitiré, pero con una condición.

― ¿Cuál? ― A estas alturas no me queda mucho que perder.

―Quiero que me des una noche de bodas.

―Eso no va pasar.

―Bien

―Bien, me voy.

Sin más me levanto y comienzo a alisarme el vestido, es cuando veo que el no tiene la menor intención de moverse de ese lugar.

― ¿vienes o no?

Comienzo a andar sin detenerme por una respuesta.

UNKNOWN [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora