POV MACKENNA
Me encontraba esperando en el aeropuerto, sub faltaba una considerable cantidad de minutos para poder abordar. Debería estar registrando mi equipaje, pero solo llevaba conmigo una maleta, lo demás sería enviado después, así que ahora tenéis mucho tiempo libre.
No tenía claro a dónde iría, mi primer destino era Bucarest, después de allí quizá iría a otro lugar o lugares, no estaba aún segura.
Escuché la primera llamada para mi vuelo, así que me levanté para empezar mi camino a la sala de abordaje, pero cuando apenas llevaba un par de pasos, su voz resonó en mis oídos.
—Mackenna — Me paré en seco al escuchar mi nombre. Me giré para encararlo.
—Grayson, ¿qué estás haciendo aquí?—ok, esa pregunta resultaba un poco irrelevante tomando en cuenta la situación.
—Vine por ti, esto no se ha terminado, aun no es tarde—Esto ya no era sano, más bien resultaba patético y masoquista para él.
—Si, si lo es. No, no trates de salvar algo que estaba roto desde el principio—Era cierto, y era mi culpa, fui tan egoísta que no me detuve a pensar en el daño que le provocaría, o si lo pensé pero me importó tan poco que seguí adelante con ello.
El estaba por responder pero no le presté atención, mi miraba se posó en el hombre de traje que venía caminando airadamente hacia notorios.
—Scott—No pude evitar fruncir el seño, mi sorpresa era evidente. Al oír su nombre, Grayson giró y miró hacia la misma dirección que lo estaba haciendo yo.
—¿Y tu que mierda haces aquí?—su molestia era evidente, pero la que tenía que preguntarle eso era yo.
—Mackenna lo lamento tanto… —Murmuró ignorando por completo la presencia de Grayson, era imposible que no lo hubiera visto, así que la única razón para ignorarlo era que realmente no le importaba en lo más mínimo que el estuviera allí.
—¿Qué es lo que lamentas? ¿Y por qué tu camisa está cubierta de sangre? Scott, ¿De quién es esa sangre?— Fue entonces cuando por fin reparé en su aspecto, la camisa con manchas de sangre, la vena que palpitaba en su cuello y en su sien, el sudor bajando por su frente, los puños apretados, la mirada cabizbaja. No obtuve respuesta alguna de su parte, todo el temblaba como un niño asustado.
—Preguntaré de nuevo. ¿De quién es la sangre en tu camisa? —El me miró fijamente, la respuesta fue devastadora, todo el ruido alrededor se vio apagado, y lo único que pude escuchar fue su voz diciendo:
—Es de tu padre, el ha muerto—de un momento a otro ya nada existía, todo era borroso y carente de color, y el único ruido era el de mi corazón palpitante en mis oídos.
—No, no de nuevo. Por favor no.
Todo lo que sucedió después fue bastante confuso, recuerdo dejar a esos dos hombres parados en medio de la estancia del aeropuerto, salir corriendo con mi maleta de vuelta a la calle, tomar un taxi e ir directo a casa. Recuerdo haber entrado y ver a mi madre llorando desconsoladamente, también recuerdo acercarme a ella y rodearla con mis brazos.
El dolor estaba ahí de nuevo, abriéndose paso dentro de mi, desgarrándome, asfixiando mi corazón otra vez.
***
Hubo un funeral. Personas de negro aquí y allá, flores tan blancas como los pañuelos que no dejaban de ser humedecidos una y otra vez. Scott estuvo a mi lado junto con mi madre, todo esto había sucedido tan deprisa que aun no dábamos la noticia de nuestra ruptura, y eso era bueno, porque ya era suficiente con esto como para tener otra cosa con la que lidiar.
Mientras veía como enterraban a mi padre pensé en muchas cosas, unas más insensatas que otras, pero sabia lo se tenía que hacer. Me quedé de pie frente a su tumba, todo había terminado, las personas se habían marchado, sin embargo Scott seguía de pie junto a mi. Cuando ya no quedaba nadie más por fin pude mirarlo a la cara, me quité las gafas y secando mis lágrimas pronuncié algo que nunca en todo esto tiempo pensé que diría.
—Devuélveme la maldita sortija.
No sé que me sorprendió más, el hecho de haberle pedido volver al inicio de todo esto, o que el todo este tiempo hubiera tenido la sortija en el bolsillo aguardando, por mí.
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UNKNOWN [Editando]
Romance¿Qué es el matrimonio?, a menudo pensamos y definimos como una meta en la vida llegar al matrimonio, a casarnos con esa persona que nos eriza la piel y que no podemos dejar de mirar. Yo pensaba que eso era parte del matrimonio, pero he llegado a una...