ME LO DEBES

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Nos miramos fijamente durante un par de segundos. Al verlo más de cerca me di cuenta de que sus ojos eran de un azul un tanto apagado en comparación con los míos que eran de un tono tormenta, pero, aun así, no podía negar que eran hermosos y en cierto punto intimidantes. También pude notar que tenía una pequeña cicatriz no muy por debajo de la ceja izquierda. Sin duda era apuesto, con esos ojos, con su cabello de ese color negro oscuro y la piel blanca, pero con un bronceado perfecto y esos menudos rasgos faciales; era un todo un desperdicio de belleza si lo comparabas con su personalidad.

―Bueno, mis partes nobles están bien en donde están. Aunque, podría correr el riesgo, eres más pequeña que yo, podría taclearte con facilidad si intentas algo de ese calibre.

―Me agrada tu seguridad, pero no deberías confiarte demasiado, el exceso de fuerza podría jugarte en contra.

― ¿Es qué nunca te darás por vencida?

―No, no mientras pueda vitarlo.

―Bueno, me gustaría poner a prueba tu teoría. Quiero que salgas conmigo

― ¿Qué? ¿Por qué?

―Pues porque me lo debes, acabo de salvar tu trasero, y no una, sino dos veces. Así que me debes una cita.

― ¿Una cita? ¿en qué jodido mundo tu y yo tendríamos una cita?

―En el jodido mundo que tú le pintaste ayer a tu madre

―Ok, acepto la culpa. Y también acepto a tu absurda petición de tener una cita

―Esto será tan divertido.

―Querrás decir frustrante. Estar contigo en la misma habitación por más de cinco minutos sin nadie más en ella hará que me vuelva loca

― ¿Y eso sería tan malo? Los mejores momentos no siempre tienen que estar llenos de cordura. De hecho, la cordura suele frenarnos, algunas más veces lo que más necesitas para divertirte es ese desenfreno que te da la locura

―Esas son las palabras de un loco pervertido

―No, son las palabras de un apuesto y elegante pervertido

―Vaya, ¿no se le está haciendo tarde Sr. Scott loco pervertido Beckett?

―En efecto señorita, debo irme, pero antes... ―se separó de mí y fue directo a la jardinera contigua a las peonias, en donde crecían unas pequeñas flores, cortó una y regresó junto a mí. Lo que pasó a continuación me dejó estupefacta, solo pude quedarme quieta en mi lugar mientras el terminaba lo que estaba haciendo.

―Me gusta, hace un perfecto contraste con tu cabello y con tu piel. Te ves, perfecta ―susurró al terminar de poner la diminuta flor detrás de mi oreja. yo sólo pude sonrojarme, pero instantes después hice algo que en mi vida imaginé que haría. Me incliné hacia adelante y besé su mejilla.

―Tú también puedes ser perfecto ―susurro contra su piel.

💎💎💎💎💎

POV SCOTT

Mierda, eso no lo esperaba.

El sentirla tan cerca, su aliento rozando mi mejilla, bueno, más bien parte entre mi mejilla y barbilla, aún con esos tacones seguía siendo más alto que ella. En verdad no quería arruinar el momento, pero joder, quería besarla, necesitaba besarla, no sabía a ciencia cierta el por qué, 'pero quería hacerlo. Pero entre el querer y deber había una gran brecha que los separaba, además no quería perder el leve y casi nulo contacto que ella me estaba brindando.

La miré unos segundos antes de intentar hacer algún otro movimiento; ella me miraba, sus mejillas tenían un ligero rubor, y yo sabía que mi ser era el culpable de ese hermoso color melón que cubría sus mejillas; estaba demás decir que sus ojos por primera vez me miraban con un extraño brillo, esta vez no eran de un tono frio como el de un glacial, sino como el mar enteramente azul en completa calma durante el verano. Eran simplemente hermosos, toda ella lo era.

Lo mejor que pude hacer fue irme, no sin antes despedirme y devolverle la mirada y sonrisa más cálida que le había regalado a nadie nunca jamás.

UNKNOWN [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora