PECADO

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POV MACKENNA

¿Qué fue eso? Lo que sea que haya sido eso me dejo con una extraña sensación, no, no era solo una, eran varias, mezclándose entre sí.

Una parte de mí se sintió asustada por un instante al sentir su mano sobre mi piel, sabía que era el, sabía que era Scott; solo esperaba que el no supiera quien era yo. Pero otra parte de mi decía que estaba exagerando, que las posibilidades de que fuera el eran prácticamente nulas, mi suerte tendría que estar realmente por los suelos para que esto fuera real. oh mierda, es real.

Me alejé de él lo más rápido que pude y fui directo a la barra y pedí un trago, trago que devoré de un solo sorbo. Podía sentir como el líquido quemaba mi garganta, pero no me importo, pedí otro y repetí el mismo proceso que con el anterior, me alise el vestido y regrese a la pista.

Dejé que el bullicio me envolviera nuevamente, hasta que me vi interrumpida por una caricia familiar.

―Debemos irnos ―sentí como sus labios se pegaban al lóbulo de mi oreja, y como sus dientes tiraban suavemente de el mismo.

― ¿Ahora? ¿Por qué? Si acabamos de llegar ―Hice un mohín mientras me giraba para quedar frente a él.

―Tengo una sorpresa para ti.

― ¿Una sorpresa? ¿Qué tipo de sorpresa?

―Una en donde no necesitaras este antifaz. Ni nada de lo que llevas puesto ―dijo metiendo su mano por la abertura del vestido que había en mi muslo izquierdo.

No podía evitar sentirme embriagada por la sensación que provocaban sus manos en mi cuerpo.

―Esa es una propuesta bastante obscena para tratarse de un santo―ronronee muy cerca de sus labios.

―Cierto, quizá después de todo no soy un santo. Pero, ¿Qué se supone que eres tú? ― sentí como su mano rozaba levemente algo que no era mi muslo.

― ¿Por qué no lo averiguas? ―Le susurré al oído.

―Será un placer.

―No, será un pecado.

Fue lo último que dije antes de quitarle el antifaz y besarlo profundamente.

***

Tan pronto como se cerró la puerta, las llamas comenzaron a arder.

Sus manos se deslizaron por todo mi cuerpo, mientras sus labios besaban levemente desde mi cuello hasta mi clavícula.

—Espera —jadeó. No dije nada, el mensaje fue claro, deslicé mis manos sobre mi rostro quitándome el antifaz, para luego seguir con mi cabeza y deshacerme de la peluca, dejando que mi cabello callera como una cascada sobre mi espalda. Eso fue suficiente para iniciar de nuevo, deslizo sus manos por mis muslos y en un movimiento logro levantarme de tal manera que mis piernas rodearon sus caderas y me llevo a la cama, no sin antes hacer una parada en la encimera de la cocina en donde perdí mis zapatos y el perdió su camisa.

Cuando por fin llegamos a su habitación me bajo suavemente dejándome en pie de nuevo, me hizo dar media vuelta y comenzó a bajar el cierre de mi vestido, sentí como el satín se deslizaba por todo cuerpo junto con sus manos antes de terminar en el suelo. Me gire de nuevo, para quedar frente a él, tan pronto como mis ojos se fijaron en los suyos sus labios volvieron a aprisionar los míos de una manera mucho más voraz que la anterior. Mi pecho estaba completamente desnudo, al igual que el suyo, podía sentir su piel pegándose a la mía, el calor que emanaba, el deseo.

Entre besos desabroche su cinturón y también su pantalón, estaba comenzando a agacharme, pero él me detuvo.

―Esta noche es sobre ti.

UNKNOWN [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora