¡Pequeñas historias con tus personajes favoritos de distintos animes! (xLectora ♀)
✓500k: 5 de junio, 2020.
✓1M: 14 de abril, 2021.
Los animes y personajes no me pertenecen. Créditos a sus respectivos mangakas/creadores.
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Kaminari corrió hasta la puerta del dormitorio, el paquete que había encargado una semana atrás había llegado justo a tiempo para la fiesta de disfraces que organizarían en el anteriormente mencionado lugar para celebrar otro Halloween más. En su cabeza tenía un solo objetivo: el enamorar a su compañera de clase, (TN).
Aún recordaba el primer día que la conoció, había sido transferida, por lo que tenía el peso de "ser la nueva" de la escuela. En un principio fue bastante tímida, evitaba el contacto visual, no tenía la necesidad de pedir prestado nada, a la hora del almuerzo desaparecía para estar sola, y solo hablaba lo suficiente en trabajos en equipo, nada de lo que decía era sin un propósito, tenía sus palabras medidas. En ese entonces todos creyeron que simplemente era asocial, pero en realidad es que le costaba abrirse ante desconocidos, y fue nada más y nada menos que Kaminari quien rompió la burbuja de cristal donde se había ocultado por si timidez.
Para empezar, el rubio se vio flechado desde el primer instante que la vio entrar por la puerta del aula; sin embargo, el hecho de que fuera tan seria lo espantaba un poco, creía que sería alguien difícil de acercársele, incluso al bueno de Midoriya y Uraraka les costaba lo suyo el poder hablarle y establecer una conversación normal. Un día, Kaminari finalmente se decidió a enamorarla, ¿cómo? Él tampoco lo sabía, por lo que buscó consejos con Mineta, un claro error. ¿O no?
En su acercamiento número uno lo que hizo fue sentarse en el asiento que estaba descepado frente a ella durante el descanso, listo para poner en marcha el plan del pelimorado.
—Hey, (TN). ¿Crees en el amor a primera vista, o tengo que pasar dos veces?
El rubio sudó frío cuando en los primeros dos segundos no recibió respuesta, pero su ridículo piropo había logrado romper el hielo, pues la hizo reír, era la primera vez que la veía hacer alguna otra expresión. Kaminari esbozó una sonrisa de oreja a oreja enseñando sus blancas perlas.
—Eso es lo más lamentable que he escuchado —comentó la muchacha sin parar de reír.
Tal vez no era la respuesta que esperaba, pero se encontraba genuinamente feliz de poder haber llegado a ella cuando nadie más lo había logrado.
Desde ese día llenó su repertorio de piropos bobos. Cosas como: "¡Por semejante bombón me salto la dieta!", "No bebí vino, ni casera, pero pensando en ti me caí por la escalera" y "¿Me permites utilizar tu teléfono? Quiero llamar a mi madre para decirle que he conocido a la chica de mis sueños" no fallaban al hacerla reír. Curiosamente aquello provocó que mostrara sus verdaderos colores, atrás de esa máscara de timidez se encontraba una chica bastante alegre, divertida, aunque con un temperamento de mucho cuidado, claro, no al nivel de Bakugo.
