¡Pequeñas historias con tus personajes favoritos de distintos animes! (xLectora ♀)
✓500k: 5 de junio, 2020.
✓1M: 14 de abril, 2021.
Los animes y personajes no me pertenecen. Créditos a sus respectivos mangakas/creadores.
🚫 Está PROHIBIDO resubir m...
⁀➷ Muchas gracias por todo el apoyo y amor que nos das a mis escritos y a mí, jema-chan. Ojalá pueda verte por acá por mucho más tiempo. Te adoro demasiado, eres un girasol. 🌼 Disculpa que haya tardado tanto en hacerte tu shot, espero que te guste. 💕
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Sus dedos acariciaban ansiosos los tirantes de su mochila que colgaban de ambos hombros, su vista se mantenía baja buscando algo de entretenimiento en los movimientos de sus pies que barrían el piso sin razón alguna, de cuando en cuando podía ver los zapatos de las personas que pasaban caminando más cerca de ella. Su corazón latía con irregularidad por sentir a la gente alrededor suyo, no era una persona a la que le gustara estar afuera y mucho menos rodeada de tantas personas. Los minutos se le hacían eternos, aunque no hace mucho que había llegado al punto de reunión. Con un poco de torpeza sacó su teléfono móvil y buscó el número de a quien esperaba, estaba a punto de marcar cuando sintió una mano apoyarse en su hombro.
—Disculpa la tardanza —su respiración era agitada, probablemente venía corriendo desde quién sabe dónde—. Tuve un imprevisto.
La muchacha sonrió al por fin encontrarse con los ojos azules que tanto ansiaba ver. Ella comprendía perfectamente a lo que se refería con "imprevisto", pues estaba al tanto de su as bajo la manga, por lo que decidió no preguntar nada, tampoco no era la primera vez que sucedía.
—Vámonos, tienes una apuesta qué perder —sonrió con malicia el chico de cabello naranja y se encaminaron juntos a un arcade, el mismo en el que se habían conocido.
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Había sucedido hace unos meses. Nakahara estaba bastante irritado por situaciones de la vida que habían jugado en su contra; entró al recinto como una fuerte tormenta de viento, atrayendo todas las miradas hacia él, incluyendo la de la chica. Se sentó en la máquina contraria a la de ella y le demandó que tuvieran una pelea. Aunque estaba notablemente confundida no rechazó su petición, que en realidad parecía más una orden, y así comenzó el juego. Pasaron una, dos, hasta tres partidas y Chūya no podía ganarle, en unas rondas la dejó a un píxel de vida, pero aún así conseguía vencerlo.
