¡Pequeñas historias con tus personajes favoritos de distintos animes! (xLectora ♀)
✓500k: 5 de junio, 2020.
✓1M: 14 de abril, 2021.
Los animes y personajes no me pertenecen. Créditos a sus respectivos mangakas/creadores.
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Dinamarca abrió sus ojos lentamente tratándose de acostumbrarse a la luz que traspasaba la ventana de la habitación. Un dolor invadía la cabeza del rubio y se intensificó más con el tono de su celular sonando. Giró la cabeza hacia la mesa de noche y agarró su teléfono viendo que uno de sus hermanos los llamaba.
—¡¿Dinamarca?! ¿Dónde has estado desde ayer en la tarde? —preguntó Finlandia al otro lado del teléfono con clara preocupación.
—¿De... De que hablas? —preguntó adormilado mirando a su alrededor, fue entonces cuando cayó en cuanta de que no estaba en su habitación.
—Hablo de que no has regresado desde ayer en la mañana —al no recibir Finlandia una respuesta, esta vez Islandia al teléfono, decidió hablar.
—¿Dónde estás? —preguntó serio como de costumbre.
—Yo... no tengo idea.
—¿Cómo que no sabes? Fuiste tú el que fue hasta allí.
—Sinceramente no puedo recordar lo que hice ayer. Sólo recuerdo...
—Como sea, sólo regresa ya.
Dinamarca oyó como Islandia cortaba la llamada. Se puso de pie y se estiró. Se dio cuenta de que aún vestía la ropa que se había puesto ayer, además de que había otro conjunto de ropa en una silla que estaba seguro no era de él.
—¡Dios! ¡Debió de haber sido una increíble fiesta como para olvidarme de todo esto! Pero... que lástima no recordar nada... —río despreocupado.
Después de haberse bañado como si estuviera en su casa y de haber disminuido su dolor de cabeza, tomó todas sus pertenencias y salió al lobby.
—Buenas tardes señor, ¿disfrutó de su estadía? —preguntó amablemente el chico recepcionista.
—¡Claro que sí! —sonrió tan alegre como suele ser.
—Muy bien, ¿podría firmar aquí y poner el número de habitación por favor? —pidió poniendo una hoja donde ya habían otras firmas.
Al firmar se quedó en secó un momento, ¿cuál era su nombre? Había olvidado su nombre humano. Tentó sus bolsillos e incluso los bolsos de los pantalones sucios y su chaqueta, sin obtener éxito alguno. Volvió a tomar la pluma torpemente y miró al papel unos segundos.
—¿Todo en orden, señor?
—Ahh... Ja, ja, ja. Claro, todo bien —dijo tratando de fingir lo mejor posible.
