¡Pequeñas historias con tus personajes favoritos de distintos animes! (xLectora ♀)
✓500k: 5 de junio, 2020.
✓1M: 14 de abril, 2021.
Los animes y personajes no me pertenecen. Créditos a sus respectivos mangakas/creadores.
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Cheetos Poffs, los de la bolsa azul que dejaban los dedos completamente naranjas luego de comer varias de esas frituras, esos eran los favoritos de la muchacha, podía comerse una bolsa mediana de esas en una sentada sin ningún problema, con su respectiva Coca-Cola con hielo. La siguiente papa estaba por entrar a su boca cuando Fushiguro se la arrebató de la mano junto con la bolsa entera. Después de esto, (TN) acostó su cabeza sobre la mesa dejando salir un quejido por haberle quitado sus botanas. El lápiz del azabache resonaba en la habitación con cada golpecillo que daba en la mesa con él. Se supone que le estaba ayudando a hacer su tarea de física, pero ella simplemente no quería. Esto le molestaba al pelinegro, pues sabía que si su amiga se ponía las pilas terminarían rápido, pero parecía siempre estar reluctante a hacer los deberes que involucraban números como matemáticas, física y química.
La pandemia mundial había hecho todo más complicado. Recién hacía un par de semanas que habían vuelto a clases presenciales, por lo que el sopor de tener que levantarse a las cinco de la mañana para llegar a tiempo, poner atención totalmente a los profesores, salir a las cuatro de la tarde después del club y llegar a hacer tarea le pesaba mucho, solo quería volver a casa y echarse en su cama a jugar o ver algo mientras botaneaba, o simplemente tomar una siesta.
Sin embargo, este año nuevo pasado había jurado darle un giro a su vida, ser más productiva, saludable, sociable, y salir de su zona de confort, pues ese mismo año entraría a la universidad, estaba en su último semestre de preparatoria. Como se podía apreciar, su flojera era lo suficientemente grande como para sabotear sus planes de autosuperación, pero como ya había previsto esto, le rogó a Fushiguro que la obligara a ser productiva si comenzaba a andar de vaga. Es por esa razón que ahora el azabache se hallaba en la sala junto con su amiga intentando hacerla responder su tarea.
—Ya que terminemos podrás hacer lo que quieras. Primero tus deberes —le recordó el chico—. Siéntate bien, ¿quieres?
Una vez más, la joven suspiró con pesadez, después de irguió para sentarse como se le requería.
—Bien. Si queremos una velocidad de 60 km/h, y tenemos una aceleración de 20 km/h, ¿qué se tiene que hacer?
—Uhm... —la chica observó su cuaderno mientras Megumi escribía la fórmula ahí mismo.
—Si quieres encontrar el tiempo, y tienes que se multiplica la aceleración por el tiempo y da igual a la velocidad deseada, ¿qué debes hacer?
—Eh... ¿pasar la aceleración al otro lado del signo igual?
—¿Por qué? —cuestionó el azabache.
—Porque quiero sacar el tiempo...
—Y como aceleración y tiempo se multiplican, se pasa al otro lado del igual como...
—¿División?
—¡Exacto! Ahora tenemos el tiempo solo. Tiempo es igual a velocidad entre aceleración.
La joven agarró una calculadora y comenzó a hacer las cuentas hasta obtener el resultado el cual escribió en su cuaderno. Continuó con el resto de ejercicios, preguntando de vez en cuando a Fushiguro las dudas que tenía. Una vez que tuvo el ánimo de querer hacer su tarea se dio cuenta de que realmente no era tan difícil, más bien era su flojera la que la hacía tardar en terminar todo, ya que leía con atención y cuidado las problemáticas el resto fluyó como agua corriendo por el río.
—¡Listo! —exclamó la chica entregando su cuaderno a su compañero quien revisó cada uno de los ejercicios.
Fushiguro le dio el visto bueno. Finalmente había terminado sus tareas. Estaba a punto de levantarse para pedir una pizza y festejar su supuesto logro cuando Megumi le puso un alto.
—Nada de pizza —habló—. Agarra tus cosas de ejercicio. Es hora de ir al gimnasio.
—¡¿Ahhh?!
—¿De qué te sorprende? Tú misma me lo pediste. Vámonos.
La muchacha se tiró en el sillón boca abajo. No tenía nada de ganas de ir a hacer ejercicio. Para ella terminar bien sus tareas era más que suficiente esfuerzo, pero su amigo no pensaba lo mismo. Fushiguro se acercó a ella y comenzó a picarle las costillas, lo cual hizo que la chica reaccionara riéndose después de sobresaltarse por las cosquillas que sentía. Finalmente, segundos después se puso de pie para evitar que Megumi siguiera atacándola. Parecía ser que su día aún no acabaría, y poco se imaginaba que así pasaría el resto de sus días hasta entrar a la universidad.
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Algo muy simple y corto, pero espero que les agrade y las entretenga un rato. uwu
