capitulo 25

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Nos subimos a un taxi que nos llevó a su casa, la verdad es que quedaba bastante lejos de la preparatoria, me pregunto como lo hará para llegar tan temprano. Al bajarnos del vehículo entramos a su casa, no había nadie...

- ¿tu familia no está? – pregunté curiosa.

-no, salieron a visitar a alguien – dijo mientras ponía a calentar el agua.

-oh bueno.

-¿prefieres té o café?

-café por favor.

-ten ponte esto, saliste muy desabrigada – me pasó una sudadera gruesa, la cual me quedó algo ancha.

-aquí tienes tu café, le puedes poner azúcar a tu gusto y también galletas para endulzar el alma – me guiñó el ojo con una sonrisa reconfortante.

-esa frase – reí un poco.

-mi hermano la decía todo el tiempo.

-¿ya no la dice?

-él... falleció hace unos años – dijo con una sonrisa incómoda.

-oh lo lamento, yo... no quería – me interrumpió.

-no lo lamentes, no sabías – dijo sentándose a mi lado – bueno, cambiando de tema ¿Cómo estás? Supe lo del tema del laboratorio y no tenía como contactarte.

-ahora estoy muy bien – dije después de dar un sorbo de café.

-estuviste cinco días en coma ¿no sentiste nada de nada?

-la verdad es que parecía como si no hubiera pasado ningún día, al principio solo estaba desorbitada, por que no sabía como llegué al hospital, pero cuando me explicaron todo ahí me calmé.

-vaya que suerte tuviste de no terminar con alguna consecuencia después de lo que pasaste – dijo sorprendido, pero feliz al mismo tiempo.

-lo sé, a veces me cuesta creerlo – reí tímidamente.

-¿mañana volverás a clases?

-aún no lo sé, discutí con alguien y no se que decirle al verlo – suspiré, ahora mis manos estaban más calmadas a diferencia de cuando salí de mi casa.

-sabes, creo que sería mejor que hablaras con él hoy, e intenten solucionar las cosas – acercó su mano a mi rostro y acomodó un mechón de cabello tras mi oreja.

-creo que tienes razón – comí una galleta – están muy buenas estas galletas.

-es verdad – me miró de reojo con una sonrisa, no sé por qué Tanaka y Nishinoya decían que no me confiara de él, ha sido muy amable desde que nos conocimos, me agrada su forma de tomar las cosas desde el lado positivo.

-muchas gracias por esto, pero debo irme, no quiero que se preocupen por mí – me levanté de la silla dispuesta a quitarme la sudadera que me prestó.

-quédatela, hace frío afuera, ya después me la devuelves en otra ocasión.

-está bien – sonreí – nos vemos – me despedí de él con un corto abrazo y me fui camino a casa.

Durante el camino iba pensando en qué decirle a Kei, no estuvo bien que me fuera, pero tampoco estuvo bien su reacción ante la situación, así que estamos a mano por así decirlo, digo, ninguno de los dos hizo lo correcto, pero ahora lo importante es arreglar las cosas.

Sentí que aún me faltaba mucho por caminar, el problema es que salí sin dinero y sin teléfono, así que mis opciones no eran muy variadas, no me quedaba otra opción que seguir caminando y rogar para que Kei siguiera en mi casa. A medida que avanzaba las calles desconocía los lugares, espero ir en la dirección correcta, por suerte acepté la sudadera de Hikaru, si no en estos momentos estaría hipotérmica.

Mi verdadero ser (tsukishima kei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora