La lluvia cae, pero no me moja. No la siento. Al menos no la siento tanto como la vergüenza que acabo de pasar.
<<No me gustas, Ruthe>>
Su voz se repite una y otra vez mientras las gotas caen del cielo y mojan mis zapatos de tacón.
Soy talla diez, mis pies son algo grandes, los encuentro ridículamente largos, intento pintar las uñas de colores oscuros para disimular su tamaño desmensurado.
Ridiculamente desmensurados.
Odio mis pies.
Casi tanto como odio mi cuerpo.
—Señora, ¿Seguirá aquí mucho tiempo? — El hombre se me acerca y yo doy un paso a la derecha con recelo.
—Pues....no lo se. — Respondo honesta.
Es la verdad. No lo se. No se cuanto tiempo mas estaré aquí.
Estoy muerta.
Esta bien, sere honesta. No muerta, estoy viva, bastante viva. Tan viva que me duele pensar, me cuesta respirar y me arde el pecho.
<<Rechazo tu amor>>
Eso había dicho el.
¿Acaso no le habían enseñado modales en su casa?
Había actuado como un idiota.
Será que le molesta mi presencia.
Ya me siento tan miserable que no puedo articular una respuesta más convincente.
Joven, está mojándose. ¿Se da cuenta que llovía a cántaros?
Claro que lo sé, quiero responderle.
Sé que está lloviendo.
Sé que me estoy mojando y que llegaré empapada casa. También sé que mi madre Me observará con sus ojos del mismo color de los mios, acusatorios y expresivos y mis hermanas probablemente se burlen de mí.
Lo sé, porque es lo que hacen constantemente.
Ya estoy acostumbrada a ser juzgada.
Vivo con mi madre y mis hermanas desde que tengo uso de razón - en ocasiones creo que soy adoptada y que por pena me acogieron - soy la mayor de tres hermanas, pero en cierto aspecto, ellas me consideran la menor, quizás porque soy un poco ingenua y no tengo la malicia que caracteriza a las mujeres de mi familia.
—¿Quiere que le pida un taxi? ¿necesita un café?
¿Son las nueve de la noche y este hombre me ofrece un café?
Porque estoy mojada. Porque tengo frío. Porque él ve que no reacciono y el cafe es la medicina mundial para reactivar las neuronas.
Cafeína para el mal de amores, cafeína para el dolor de cabeza, cafeína para los rechazos.
Si, en definitiva, este hombre sabe lo que me ofrece.
El alcohol no sirve para nada, no más que para dejar a las personas en evidencia y verguenza, sacando lo peor de todos.
En cambio, el cafe, restaura la vida.
Alegra los días del que lo consume.
Me giro hacia él y abro la boca para responder, pero nuevamente, nada sale.
Estoy en shock.
He sido rechazada por el único hombre que me ha gustado toda la vida, y todo porque me he lanzado a decirle lo que siento, porque le he abierto mi corazón y él lo ha tomado y lo ha tirado contra el piso, sin dolerle ni un ápice.
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Una esposa para francés
RomanceRuthe Milá Es una joven de pelo oscuro como la noche, ondulado y largo hasta lo bajo de su espalda. Sus ojos, son de un hermoso verde color esmeralda y posee un cuerpo curvilineo, para muchos el tan nombrado "Talla Plus" Para sus amigas, es la gord...