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Pasado el tiempo, con bolsas en las manos, cantidad de ropas que no estoy segura de poder usar en diez años, zapatos que seguramente los usaré mientras vida tenga por el costo de estos, finalmente tomamos asiento en el mismo bar café de la calle St Drake.

— ¿En serio rentó todo un piso? — Verónica no me creyó y en verdad, ni yo misma lo hacía aún. — ¿Estas segura?

—Sí. Lo alquiló completo. —Le digo entre risas. Me siento tan bien, tan tranquila y relajada. Mi teléfono no ha parado de vibrar pero lo he dejado de lado.

No voy a arruinar mi felicidad tan solo porque mis hermanas y mi madre así lo quieran.

No sé en qué momento terminé por hablarle a una mujer que tengo cuatro horas tratando, sobre mi idílica noche con Joseph Bourdeau.

Pero lo hice.

Y se siente tan bien poder hablar con alguien.

—Te juro que me quedé igual cuando me di cuenta. Mire a todas partes desde que subimos, cuando las puertas del ascensor se abrieron casi me desmayo con lo inmenso que es el lugar.

—El hombre debe estar forrado. ¡Te has sacado la puta lotería! Ojala estés embarazada ahora mismo de trillizos.

— ¡Verónica! —exclamo sin poder dar crédito. Esta mujer sale con una cosa más grande que la otra nada más abrir la boca.

—Es la verdad. —dice. — ¿Quién renta un piso completo solo para tener sexo con una desconocida? Te juro que ese hombre debe tener algún problema. A lo mejor te mintió. — dice ella cuando nos traen los cafés con crema y canela y el camarero se aleja. —nadie puede ser tan perfecto como lo describes.

—Debe gustarle la privacidad. No sé si sea perfecto. No sé nada más de él que su nombre.

— ¿Será un famoso en Francia? ¿No te dio el deseo de colocar su nombre en Instagram?

— ¿Crees que es Francés Francés? —inquiero.

— ¿Se puede ser francés canadiense? ¡Por favor, chica! ¡Despierta! ¡Te follaste un ricachón francés! ¡Yuju!

—No lo sé...no sé si en verdad es rico o si es francés...es que no sé nada de el más que su nombre y bueno...

— ¿No escuchaste con claridad su acento? ¿No te dijo el con claridad si es o no francés?

— Es que estaba un poco tomada, hay cosas que no recuerdo bien...ya sabes que te he dicho lo que Cristóbal...bueno, no viene al caso. No sé si lo sea, su acento me dice que si...— su voz, jamás olvidaría esa voz.

No puedo dejar de sonreír como idiota tan solo con recordarle.

—Ese hombre en una noche logró hacerte lo que Cristóbal en meses no hizo jamás. Mira que tengo un par de meses conociéndole y la verdad me cae re-mal. Cualquiera puede ser mejor que él.

—Lo sé. — reconozco. — Pero basta ya de hablar de esa escoria. Me has alegrado el día, tal vez el mes, no hablemos más de eso. — Añado siendo honesta. Estoy feliz y no quiero arruinarlo. Me he gastado más de lo que debería, pero ciertamente, no tengo muchas cosas en que gastarlo. Así que verónica me ha lavado la consciencia para comprar un par de vestidos de fiestas a las que no voy, tops que sé que no me pondré, tacones que no resistiré por más de una hora....en fin....cosas típicas de una mujer que se ama a sí misma.

— ¿Qué te aflige?

— Estaba pensando que con tantas cosas lindas que me has hecho comprar es una lástima que no vaya a volver a Joseph...

Una esposa para francésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora