JOSEPH
¿Qué estoy haciendo?
Aguardo a que ella tome una decisión mientras espero con impaciencia.
No estoy acostumbrado a esta clase de mujeres, estas que están llenas de inseguridades, estas que miran a todos lados como si en cualquier momento un tigre de bengala se acercaría a ellas de forma sigilosa y le atacaría directo a la yugular para luego dejarlas desangrar en el suelo.
Por supuesto que no estoy acostumbrado a esta clase de mujeres me gustan más esas que son de armas tomar esas que de inmediato se lanzan, teniendo un punto claro y una meta muy especifica.
Mi cuenta en el banco.
Sin embargo, esta chica al parecer desconoce quién soy. Haz lo que me agrada debo admitirlo. Es innegable la sensación de adrenalina que va esparciéndose por todo mi cuerpo, mientras observo a la joven a la espera de una respuesta.
Tengo las llaves en la mano y espero a que ella me dé una respuesta afirmativa. Es tan temerosa, se lo noto en sus ojos verdes esmeraldas, Observando cómo se muerde el labio inferior con nerviosísimo. Ella está aguardando está esperando, ¿qué diablos está esperando?
—Yo no creo que yo....
¡Maldición! Voy a perder la jodida apuesta por la incertidumbre de esta mujer.
Justo cuando voy a acercarme a ella para intentar lograr meterle al coche, sin utilizar la fuerza, sencillamente todo mi encanto Este que me ha caracterizado desde que tengo uso de razón y que me ha logrado conseguir bastante en la vida. En muchas ocasiones esos bastantes no fueron más que problemas; sin embargo, no logro llegar a dar siquiera un paso pues el hombre que había estado hablando con ella, sale del bar.
Es un tipo bastante alto, no tanto como yo, pero se le nota un poco desgarbado.
Sus ojos son oscuros, su cabello negro peinado hacia atrás con mas gel para fijarlo que todo el que yo gastaría en todo un año, y una camisa barata que seguramente tiene más de 10 años en su closet. No lleva reloj, ni zapatos, usa unos Sneakers sucios quizá por la lluvia del día anterior y unos vaqueros oscuros. Es un asco de físico y de persona. No logro entender como alguien puede salir así, sin el más mínimo interés embestirse bien. ¿Cómo diablos una mujer tan ...ella, se metió con un hombre como este?
—Ruthé...—le llama el mientras se acerca.
Ruthé. Pronuncio el nombre en mi cabeza y sonrío.
Ya se algo de ella.
Y no voy a perder la apuesta.
Después de la rehabilitación he intentado dejar las adicciones y lo que pueda caer en una, sin embargo, las apuestas con este trío de perdedores es algo que aun no he podido controlar.
Voy a ganar la apuesta, voy a lograr que ella acepte un compromiso, en menos de 3 meses tendré a esta mujer rogando por casarse conmigo.
Cualquier mujer sería más que feliz al cometerse con un hombre como yo.
De comprometerse conmigo.
—¿Qué es lo que quieres, Cristóbal? — le pregunta ella. Le veo sonrojada. Está enojada. Sus cejas casi se unen en su frente y su ceño está tan fruncido como la textura de una pasa —, ya has dicho todo lo que tenías que decirme. Déjame en paz.
—Vas a irte con este hombre por despecho
—Lo que yo haga con él o con cualquier otro ya no es tu problema después de varios meses, yo dejé de ser tu problema.
—Tú nunca has sido un problema para mí —Le dijo él y es imposible para mí no girar los ojos al escucharlo. —Sabes muy bien que estoy orgulloso de lo que tenemos.
—Me dijiste que yo ya no te gustaba, lo dijiste ayer mismo justo cuando te estaba invitando a cenar a mi casa. —Es demasiado para nosotros, mantener una relación donde ambas familias se conozcan y puedan hablar y hacer planes para nuestro futuro.
Ella ahogó un grito y sacudió la cabeza con furia.
—¡Vete al carajo! ¡Eres un puto cretino! —gritó ella enfurecida. Mis manos arden por arrinconar al hombre y pegarle. —No se como pude quererte, Cristóbal. Vete al diablo y espero que te quemes en las llamas del infierno por haberme utilizado, para ver hecho creer que yo en verdad tenía un futuro a tu lado.
Me recuesto del carro mientras me paso la mano por el rostro este hombre está buscándose que le parta la cara de un solo puñetazo.
Y deseo usted golpear a alguien, tengo de sobra.
He estado conteniéndome durante demasiados meses, he estado intentando cambiar por mi hermano por mi cuñada la cual se ha desvivido con tal de ayudarme a salir. Annette ha estado ahí con el proceso de la rehabilitación en suiza. Ella se encargó de buscarme ayuda.
No puedo dejarme seducir por la tentación de partirle la cara a esta poco hombre.
Ningún hombre debe dejar a una mujer porque si.
Los compr5omisos son para toda la vida.
Así me educaron a mí y a mi hermano.
El día que decidamos formalizar una relación seria para siempre.
Hasta que la muerte nos separa.
Por eso no iba a casarme con Ruthé.
Solo iba a lograr que aceptara el compromiso.
Un al día siguiente, nunca más volverá a verme.
Dos meses máximo para convencerla de que soy el hombre perfecto para ella.
Joder.
Que mierda soy.
Soy casi tan mierda como este jodido excremento de caballo que tengo enfrente rogándole a ella que le perdone y reciba devuelta.
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Una esposa para francés
RomansaRuthe Milá Es una joven de pelo oscuro como la noche, ondulado y largo hasta lo bajo de su espalda. Sus ojos, son de un hermoso verde color esmeralda y posee un cuerpo curvilineo, para muchos el tan nombrado "Talla Plus" Para sus amigas, es la gord...