Capítulo 22

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El cielo nocturno comienza a iluminarse por una sola luna azul y se refleja en las olas del mar, sentados sobre la arena estamos en un silencio incómodo hasta que Maykol decide romperlo.

—Lía, quiero que me prometas algo.

—No creo que pueda hacerlo —abrazo mis rodillas.

—Vamos Lía, se que podrás hacerlo, no me dejes con las palabras —él bromea con una sonrisa.

—Pero...yo...

—Arde si vives.

No comprendo bien lo que acaba de decir.

—Con que es así, debí suponerlo desde el principio, después de todo eres súper torpe al comprender a los demás — comenta Maykol.

—¡Oye! — replico dando un pequeño golpe con el puño al brazo de Maykol—. Eres tú el que no se deja entender.

—Hablo de que... — él agachó la cabeza y continúo—, mientras sigas viva, debes dar lo mejor de ti y haz que todo a tu alrededor se queme por tu luz.

—Claro que lo haré, Maykol, lo haré por nosotros, no me importa lo que vaya a pasar más adelante —me acerco a él y recuesto mi cabeza en el hombro de Maykol cerrando mis ojos—. Enfrentaré al destino por ti.

Con sus ojos verdes, él me mira de manera misteriosa alzando una ceja, luce sorprendido por mi respuesta.

—¿Acaso estás enferma? —pregunta en un tono burlón.

—Claro que no, es solo que las cosas contigo son muy diferentes. Tú no eres un profesor que solo se queja con mi padre tratando de dominarme, tampoco eres un chico que me persigue por mi supuesta cara bonita y luego se aleja cuando le muestro mi verdadero yo —lo.miro a los ojos—. ¡Tú no eres así!

—Aún me preguntó por qué no me aleje, tal vez es mi enfermedad y por eso te veo de esta forma o es porque me fijé en la estrella más escondida en la oscuridad —confiesa Maykol encogiéndose de hombros con una leve sonrisa.

—!No lo digas ni de broma! — relamo mis labios y prosigo—. Nosotros viviremos por mucho tiempo, es lo que deseo y haré lo necesario para que mejores

—Es cierto — musita él de forma apenada dándome un abrazo.

—¿Qué pasa? — cuestiono con curiosidad.

—No es nada —el oculta su rostro entre mi cabello—. Solo déjame así unos momentos.

—Está bien... —lo tomo entre mis brazos más fuerte que nunca—, sabes que mi corazón es tuyo, mis sentimientos son tuyos, estemos juntos, te quiero y siempre te querré sin importar el tiempo, yo... —acaricio el cabello de Maykol con gentileza, aguantando el dolor por dentro—. Estoy dispuesta a beber el veneno de la cruel eternidad.

—¿A qué te refieres?

—No importa el tiempo que pase, no importa si te alejas de mí en el futuro, te querré por toda una eternidad sin importar lo que sufra, es por eso que escogí estar a tu lado.

—¿Acabas de confesar que te traigo loca por mi?

—Yo no dije es...

—Sabía que lo ibas a negar.

—Soy mala al momento de expresarme,  incluso ahora, dije lo que siento de la peor forma posible, hice que sonara horrible, soy rara ¿no crees?

—Si —lo confirma haciendo que me sienta aún peor pero antes de reclamar él sigue—, y eso es lo que me gusta, me encantan las personas raras, porque así no tengo que ocultar lo que siento, así puedo conversar de teorías extrañas; contigo las cosas van mejor; aunque debo confesar que esto no lo tenía planeado.

El Veneno De La Cruel EternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora