Capítulo 31

159 20 13
                                    

—¿No...no me recuerdas? —digo en un hilo de voz.

Maykol sonríe y se aclara la garganta para hablar.

—No te olvidaría jamás Stendhal, ni estando muerto. Fue algo para que veas que estoy bie...

—Idiota —murmuro, voy y me lanzo sobre él.

—Ugh, eso dolió —se queja.

—Ah —me separo un poco.

—Lo siento —dice con melancolía—, no debí haber... —suelta un suspiro.

—Maykol, nadie tiene la culpa.

—No deberías creer todo lo que digo.

—Lo sé.

—Solo quiero que sepas, que no hagas caso a cualquier palabra estúpida que salga de mi boca porque —pone una de sus manos en mi mejilla—, tu te convertiste en mi propósito, y lo voy a vivir, no quisiera quedarme sin uno.

—¿Debería creer en eso? —digo en son de juego.

—Sí —responde firmemente.

—¿Por qué? —le sigo la corriente.

—Porque lo que dije no es una estupidez, por lo menos para mí, tú eres mi principio y serás mi final, Lía.

Sujeta mi mano con fuerza.

—Esta habitación no está tan mal ¿no crees? —se pone a observar cada esquina.

—Si, y la cama en la que estás parece cómoda.

—No tanto como la tuya, aunque confieso que pude fantasear muchas cosas aquí.

Eso me hace ruborizarme.

—Sobre cómo sería la vida en un hospital, no seas mal pensada —añade.

Ya estoy tranquila hasta que vuelve a hablar.

—Y si esta fuera nuestra habitación, solo para los dos... —muestra una sonrisa pícara.

—¡Maykol!

—Tranquila —dice entre risas.

—Yo...

—Muy bien Maykol, tengo que revisar tu pulso —interrumpe la enfermera rubia, Sara.

—Hola Sara, ayer no te vi.

—Estaba de descanso, pero ya estoy de vuelta, yo cuidare de Maykol.

—Lía podría quedarse y... —sugiere él.

—No, este es un hospital, no un centro de visitas —sermonea ella.

Aprovecho que tenga puesto los tubos de oxígeno y la boca descubierta, me inclino un poco y le doy un beso corto. Ella me mira con desprecio, tomo su mejilla con la mano y le susurro al oído.

—Nos vemos luego Maykol —le enseño una sonrisa y luego la borro por completo al pasar junto a ella.

—Hasta luego, cariño mío —canturrea. Lo dice para que me sienta tranquila y lo agradezco demasiado.

Salgo y me doy con la sorpresa de que Eri también esta fuera junto a Diego.

—Rous, debiste haberme dicho que Maykol se encontraba mal, así yo podría haber ayudado —comunica.

—Prometo que lo haré a la próxima.

Me jala a un lado y murmura.

—Pude saludar a los padres de Diego, me fue excelente. Incluso me invitaron a su casa.

El Veneno De La Cruel EternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora