Capítulo 41

126 19 6
                                    

LÍA ROSE ADAMS

Despierto con un poco de confusión, sabía que beber no era lo mío y aún así lo hice. Me es un poco difícil moverme, froto mi rostro para despertar mejor y miro frente a mí. Maykol duerme junto a mí, hace mucho que no observaba su rostro dormido, pero lo más importante es ¿qué hace junto a mí?

Me muevo lentamente intentado levantarme y él gira hacia mí y me abraza reteniendo mi fuga.

—No te vayas, mi amor —susurra. Aún trae los ojos cerrados.

No tengo ni la más mínima idea de por qué razón me llama así, por qué él está en mi departamento, y sobre todo, por qué se siente tan bien tenerlo pegado a mí.

Sigo queriendo levantarme, no puedo estar así si no recuerdo nada.

—Dijiste que no lo ibas a olvidar, Lía.

—No recuerdo nada, así que por favor, suéltame y vete de mí habitación.

Entonces él se mueve repentinamente y se coloca sobre mí. Sujeta mi mano y me guía para tocarlo, no puedo evitar hacerlo.

—¿Recuerdas?

—No —musito moviendo la cabeza.

—No puedo dejar que lo olvides —comenta y me brinda un beso corto y suave.

Al sentirlo contra mí, pequeñas descargas eléctricas son enviadas a cada parte de mi cuerpo, mi corazón se acelera y deseo más. Él vuelve a separarse.

—¿Ahora?

—No —digo esbozando una sonrisa pícara.

Él sonríe y apoya su frente con la mía.

—¿Puedo decir que soy tu novio, ahora?

—Veamos, mi novio debe ser apuesto, con el cabello negro, que bese bien, que tenga buenos sentimientos, sobre todo que lo haga bien y que tenga ojos verdes ¿cumple con los requisitos, joven Jones?

—Con esos y más —susurra—, te extrañé, Lía.

—Lo seguirás haciendo, porque iré a visitar a... —me pongo de pie y me alisto para salir. Me duele todo el cuerpo.

—¿Ethan?

—¿Cómo lo sabes?

—No te estuve vigilando ni nada por el estilo.

—Espero que ahora no lo hagas —lo miro y le guiño un ojo.

Él se apresura y viene detrás de mí, salgo primero del departamento y me encuentro con Lilith y Alice.

—Buenos días señora Lilith.

Ella me mira con espanto y tiene los ojos puestos en otra persona, Maykol toma mis hombros.

—Buenos días señora madre —comenta, me toma de la mano y me jala con él—. Y a ti también, Alice.

Ambos bajamos apresuradamente por las escaleras y al llegar al primer piso solo reímos.

—¿Viste qué cara tenía mi madre cuando le dijimos señora? —cuestiona.

—Nunca la olvidaré —confirmo y seguimos nuestro camino.

Pasamos algunos minutos caminando, aún no quiero conversar sobre lo que pasó antes, simplemente quiero vivir en el presente, por lo menos un día.

—Aguarda —le digo y voy a buscar a Ethan.

Lo conocí mientras hacíamos prácticas, él me recordaba un poco a Maykol, adoro a los demás niños pero Ethan siempre tiene algo que te hace querer estar con vida, algo inexplicable que te puede hacer sonreír con un simple movimiento.

El Veneno De La Cruel EternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora