Capítulo 28

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Abro los ojos lentamente y lo primero que veo es a Maykol, pestañeo para cerrar los ojos nuevamente pero estos se abren de golpe al escuchar su voz.

—Lía.

—¿Si? —intento cubrirme más con las sábanas. Estoy un poco desnuda y él también, así que es algo difícil de sobrellevar por mí.

—¿Estás nerviosa?

—No —trato de mostrar seguridad y cierro los ojos.

—Te estas sonrojando, mi amor.

—Cállate, no es cierto.

Trato de cubrirme más con las sábanas pero Maykol se levanta de golpe, de un tirón jala las sábanas dejando mi rostro al descubierto, y se coloca sobre mí con las manos apoyadas en el colchón rodeando mis hombros.

—Me encantan esas reacciones tuyas, Lía.

—No...no..te acostumbres.

—¿Por qué no?

—Porque podría aprovecharme de eso y convertirte en mi esclavo de por vida.

—Servirte de por vida sería un privilegio —se agacha y me da un beso corto.

_________

—¿Estás segura de esto?

—Si, pero tengo un poco de nervios.

—Tranquila, yo entraré primero, Lía, solo no te muevas.

—Estoy asustada.

—No es la primera vez...

—No es eso.

—¿Entonces para que me pediste...?

—¡Fue porque quería! Solo...entra, yo te espero.

—No puedo hacerlo si estás así.

—Solo son nervios ¿acaso tiene algo de malo?

—No hay razón para ponerte nerviosa, incluso me estás asustando.

—Deja las charlas y muévete o me molestaré.

—Bien —Maykol suelta un suspiro y da la vuelta para ingresar al hospital mientras lo espero fuera.

No puedo creer que ya sea mayo, las cosas han ido tan bien que no me di cuenta del paso del tiempo.

Decidí acompañarlo a uno de sus chequeos, al principio él no quería pero terminé convenciéndolo. Él vuelve a mí y me toma de la mano.

—Vamos —habla cortante.

Nos adentramos en el hospital, es como los demás, con enfermeras y algunos pacientes en silla de ruedas. Maykol sigue sin decir nada.

—¿Acaso estás molesto?

—No.

Bien, sí está molesto.

Me detengo de golpe, lo suelto y empiezo a caminar por el pasillo para la salida. Él viene detrás de mí y me detiene haciéndome girar para mirarlo.

—¿A dónde vas?

—A casa —digo intentado salir de su agarre. 

—¿Qué...? —se muestra sorprendido.

—Es lo mejor, está claro que no me quieres aquí, solo aceptaste que viniera para complacerme pero no puedo estarlo sí tú no estás cómodo, será más adecuado si me voy —le muestro una sonrisa para que lo acepte sin reclamos—, nos vemos luego Mochi.

El Veneno De La Cruel EternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora