Capítulo 37

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Mi mente lo sabía cómo iba a terminar y no quise escuchar. Porque mi corazón, simplemente no me lo permitió.


[Abril del 2019]


Y ahí estaba, con los brazos apoyados sobre la mesa mirando a los demás desde el asiento final del salón. El maestro de clases ingresó en compañía de una chica, no le mostré mucha atención hasta ver lo hermosa que era.

—Hola a todos, soy Rose Adams —habló ella con una sonrisa.

Lucía tan bien antes mis ojos, el cabello negro perfecto, los ojos cafés, ese bello vestido que hacía lucir todas sus maravillas, sus lindas piernas. Ella había logrado causar un gran impacto en mi ser. Sin dudas, Rose, mi nueva compañera de clases merecía ser coronada como la más bella del mundo, y sobre todo, esa dulzura que expresó al mirarnos me hipnotizo por completo.

No tenía idea de cómo explicarlo, era la combinación perfecta de dulzura infantil, y por momentos, esa mirada penetrante que me volvía loco.

Ella camino lentamente a sentarse a dos filas delante de mí y empezó a platicar con algunas chicas. Por un momento, mis ojos se enfocaron en un grupo de idiotas que la miraban sin descaro alguno, por lo menos deberían disimular.

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—¿Maykol? —la voz de mi amigo me hizo despertar.

—¿Eh?

—No te involucres con esa chica, si no te presto atención ahora, no lo hará en el futuro, aléjate, no quiero que termines como...

—Ella no es Paula, y si tan solo la vieras, es un verdadero ángel, es la chica ideal.

—No si solo te fijas en la apariencia.

—Hipócrita. Diego, tú no dejas de ver a las mujeres sin descaro alguno.

—Es solo mirar, pero no intentar algo. No te acerques Maykol, es lo mejor y lo sabes.

Los días posteriores intenté hablar con ella, pero parecía más concentrada en sus estudios y amigas que en miserables como yo, tal ves era ese tipo de chicas que se dedicaba a ignorar a los demás al igual que lo hacían conmigo en la escuela; o tal ves era igual a Paula, ella fue un error.

Paso un mes y decidí no arruinarle la vida, no hable con ella, habíamos cruzado un par de miradas pero no llegó a más aunque, el no hablar no quería decir que no podía gozar viendo su figura al usar vestidos y lucir sus maravillas.

[Mayo del 2020]

Paseaba por unos de los pasillos poco concurridos de la universidad, hasta que la miré, hermosa y con una mochila en manos. Había investigado un poco de ella, su otro nombre era Lía pero según la maestra, no les estaba permitido llamarla así, era cuestión de familia.

Estaba caminando delante mío, con el cabello perfecto, otra de las cosas que me gustaba de ella, sus caderas se movían en perfecta sincronía, tenía la mejor vista, era mi día especial sin duda; comenzaba a esbozar una sonrisa cuando se detuvo de golpe.

«Oh no. ¿Acaso me vio?», fue lo primero que pensé.

No obstante, esos pensamientos se desvanecieron al ver que sacó un celular, ella lo contestó. Parecía estar devastada, guardo el objeto y ella de rodillas apoyo las manos en el suelo.

Se levantó y se dirigió a un pequeño campo libre que estaba cerca. La seguí, se sentó sobre el suelo, dobló las rodillas y ocultó su rostro. Era claro, estaba llorando, era la primera vez que la veía así. Quise acercarme, sin embargo, mis estúpidos pensamientos negativos me detenían cada vez.

El Veneno De La Cruel EternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora