Capítulo 23

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Estoy muriendo, es más fácil escribirlo que decirlo, acabo de enterarme, en el hospital dijeron que herede la enfermedad del abuelo, soy estudiante de medicina así que estoy bien informado sobre eso; ellos dijeron que estaré bien con los medicamentos, me quieren ver la cara de idiota. Es muy doloroso saber que no los volveré a ver, saber que tal vez mañana ya no estaré aquí, quisiera hacer lo que siempre quise, quisiera poder correr nuevamente, quisiera acabar con el dolor físico que tengo pero este corazón de mierda no me lo permite, ahora sí puedo decir que tengo destrozado el corazón; se siente como si estuviera siendo apuñalado, cada vez que los veo, mis sueños se esfumaron; lo único bueno de hoy es que la pude ver nuevamente e incluso tocarla, no puedo dar detalles sobre ella porque no la conozco muy bien pero me acabo de dar cuenta de algo, de que fastidiar a Lía es mi pasión.

Avanzo unas cuantas hojas, todas están repletas de letras ¿así ocultaba su dolor?, las letras de este cuaderno no son iguales a las que Maykol escribe en clase, estas están escritas con rencor y tristeza.

Hoy sentí un dolor profundo en el pecho logrando que cayera al suelo, mi madre me llevo de inmediato al hospital, juro que no quise asustarla; el médico me hizo un análisis de sangre para obtener información sobre mi maldito corazón, además me hizo un electrocardiograma y ahora estoy usando el monitor Holter, es un tonto aparato para registrar mi ritmo cardíaco, es muy incómodo usarlo por dos días, tener esas cosas pegadas a mi pecho y un tubo colgando de ellas es una sensación horrible, por lo menos las puedo ocultar con mi ropa. Veamos, no sé qué más escribir, seguramente Lía va a preguntar por qué falte estos días a clases, le diré que el abuelo murió, esa excusa me parece creíble; estoy comenzando a dar muchos problemas; todo porque mi amado antepasado se drogaba, me gustaría probar droga, así daría la excusa perfecta de que estoy enfermo por eso y no por simplemente heredarlo.

Sin voluntad propia ya estoy soltando algunas lágrimas, todo lo que está escrito es el sufrimiento de Maykol, me alegro de que haya hecho esto en lugar de lastimarse como yo.

¿En qué diablos estaba pensando cuando me aleje de ella? Joder, no puedo, debo hacer algo para volver a hablar con Lía aunque ella tampoco muestra interés de querer estar conmigo, tal vez se dio cuenta del estorbo que tenía cerca, pero me duele el pecho y ya no sé diferenciar si es por amor o por mi enfermedad, ambas me están destruyendo.

Sigo observando páginas, hasta que soy interrumpida por el sonido de la puerta abriéndose.

—Lía, creo que todos están dormidos... —escucho el susurro de Maykol.

Mi cuerpo se tensa demasiado, no creí que vendría así.

—¿Qué es lo que haces? —pregunta en tono bajo.

—Yo... —estoy pensando en darle una respuesta adecuada, en eso, Maykol ingresa y cierra la puerta. Viene a mí y me observa cautelosamente.

—Eres muy curiosa Stendhal —musita mirando el objeto—, no creí que te pondrías a rebuscar entre mi habitación —añade seriamente.

—Maykol, esto no...

—Shh, podríamos despertar a los demás —coloca sus dedos sobre mis labios para callarme.

—No es lo que parece.

—Entonces, qué es, me dirás que no buscaste la llave. Al menos merezco una recompensa por irrumpir en mis objetos personales.

—¿De qué estás hablando? —pregunto.

—Bien, dejemos los juegos —se voltea y arqueo la ceja atónita.

El Veneno De La Cruel EternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora