Epílogo

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MAYKOL JONES

Por suerte todo va bien, Cristian sigue saliendo con Alice, por fin se dio cuenta de que no podía vencer al asombroso Maykol, Eri sigue en su relación con el desconocido ese, ya olvidé su nombre. Cada mes voy a visitar a Diego junto a Lía y a los demás, aunque ella y yo nos quedamos hasta altas horas de la noche. Alexis se va de viaje constantemente y lo molesto de vez en cuando haciéndole bromas pesadas.

En cuanto a mi amada, siempre la espero —dependiendo del horario que tengamos en el trabajo—, en ciertas ocasiones pasamos por casa de su padre, ese señor al fin se resignó, ahora que estamos casados, solo puede aguantar nuestras llegadas repentinas, supongo que lo hace por su hija, solo por eso parece un buen tipo.

En cambio, mi madre sigue en la insistente idea de que ella me arruinará la vida, sin embargo, no puede ocultar que aún le tiene cariño a Lía.

—Es bueno que la familia se haya reunido para cenar —habla mi padre.

—Sí —asiente mi madre y va por una botella de vino. Bien, supongo que tendré que volver a ver a Lía en ese estado.

Mi madre sirve algo de jugo —por alguna extraña razón luce contenta—, y antes de que podamos hablar estamos bebiendo de él. El sabor es inigualable, sobre todo porque veo a Dana toser mientras Adrien la ayuda. Volteo para mirar a Lía, ella también lo bebió, y se nota que en este mismo instante hará callar a mi madre.

—¿Qué les parece? —pregunta ella.

—Mamá, lo hiciste a propósito ¿no es así? —pregunta mi hermano.

—Solo hice lo que querían, después de todo, sus gustos son algo raros.

—Aquí lo único raro es que le eches demasiada sal a todo, mira cómo está Dana.

—Adrien, tranquilo, estoy bien —avisa Dana.

Le echo una mirada de soslayo a Lía, ella está apretando los puños ligeramente.

—Creo que está vez cruzaste los límites, señora madre —intento cambiar de tema.

—Maykol, no me alces la voz.

—Lilith, Maykol está en lo cierto, no deberías tratar así a las novias de tus hijos, son parte de la familia y...

—Vaya, resulta que ahora todos están e mi contra, bien, pueden olvidarse de su madre de ahora en adelante.

—No es como que la necesiten mucho —interrumpe Lía.

Bien, la hicieron enojar, les deseo suerte.

—Rose, debo admitir que al principio me caías y bien...

—Y yo debo admitir que usted es una mala madre y una mala mujer, ¿qué clase de monstruo trata así a los demás?

La tomo de la mano antes de que pierda el control y ambos salimos de allí.

Paramos en un parque para que tome aire libre mientras converso con Adrien por celular.

—¿Cómo se encuentra?

—Maykel, sabes cómo es nuestra madre, no acepta que haya una mujer en nuestra vida a parte de ella, ahora mismo... esta llorando mientras papá intenta animarla.

—Ya veo, Adrien, cuida de ellos y de Dana, tengo que llevar a Lía a casa.

—Maykel, sinceramente, te casaste con alguien asombrosa, tiene mis respetos —ríe del otro lado.

El Veneno De La Cruel EternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora