Sangre Ardiente

33- Dojo

Kyojuro amaneció con un fuerte dolor de cadera, el pobre pilar no podía ni sentarse.

Akaza: ¿Estás bien?

Kyojuro: Me duele... La cadera

Akaza: Que frágiles son los humanos

Kyojuro: Que feos son los demonios

Akaza: (lloriqueando) ¡¿Que?! ¿Creés que soy feo?

Kyojuro jalaría a Akaza para darle un corto beso en los labios.

Kyojuro: No... Eres muy lindo Akaza

Akaza abrazaría al pilar poniendo su cara en el pecho de este

Akaza: ¡Kyojuro te quiero!

Kyojuro: Yo también te quiero pero debes ayudarme a caminar

Akaza: ¡Si!

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Al bajar a la cocina verían a Senjuro comiendo con su padre, esto sorprendería al pilar. Shinjuro vería de una muy mala manera a Akaza ya que su hijo estaba apoyado en el demonio para caminar.

Kyojuro: ¡Padre buenos dias!

Shinjuro: Buenos dias...

Ambos chicos se sentarían a "desayunar" claro que Akaza solo acompañaba al pilar ya que todo lo que no fuera carne y sangre le hacía daño.

Senjuro: Shinobu vino esta mañana

Kyojuro: ¿Para?

Senjuro: Vino a dejar una sombrilla, dijo que ella misma la hizo para que Akaza pudiera salir al sol

Akaza: ¿eh?

Senjuro: Dijo que te protegería de los rayos solares pero que tuvieras cuidado porque no es muy resistente ¡También te trajo ropa especial!

Kyojuro: ¡Ahora vas a poder aconpañarme a la cede!

Akaza: (nervioso) ¿Afuera d-de d-dia?

Kyojuro: ¡Si!

Akaza: Y-yo no lo se K-kyojuro

Kyojuro: Dale un intento

Kyojuro tuvo que arrastar al demonio al cuarto para poder cambiarle la ropa a la fuerza. Arrastrar al demonio fue muy difficil ya que las piernas del pilar temblaban con cada paso. Shinobu le habia hecho al demonio unos pants y una playera de manga larga bastante ajustada de color blanco para reflejar el sol.

Akaza: Esta insecta lo hizo justamente para que no pueda pelear con esto

Kyojuro: (sonrojado) Te ajusta muy bien

Akaza: ¡¿Porque te sonrojas?! Literalmente nunca me cubro el pecho

Kyojuro: ¡No estoy sonrojado!

Akaza: ¡Esto es muy incomodo!

Kyojuro: Vamos a probarlo

Los chicos fueron a la entrada de la vivienda para probar la ropa. Las piernas de Akaza temblaban y antes de salir al sol se quedo aferrado a un mueble en la entrada. Kyojuro intentaba jalarlo hacia el sol mientras el demonio gritaba en pánico.

Kyojuro: ¡Solo un brazo!

Akaza: ¡No, los demonios no estamos hechos para la luz!