10- Descenso

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Kyojuro escucharía los gritos de Sanemi se imaginaba que la luna se había ido y el pilar estaría haciendo una rabieta. Kyojuro iría hacia donde escuchaba a Sanemi que se encontraba relativamente cerca.

Kyojuro: ¡Sanemi! ¿Todo bien?

Sanemi: ¡Ese cobarde se escapo!

Kyojuro: La luna que yo enfrente también se escapo

Sanemi: ¡Malditos!

Kyojuro: Deberíamos ayudar a esta gente

Sanemi: Los lacayos de la cede se encargaran de apagar el fuego, vamos a reportarle al patrón

Kyojuro: ¡Si!

Sanemi: ¿A ti como te fue con tu pelea?

Kyojuro debía volver a mentir para cubrir el hecho de que dio una pelea mediocre y acabo en los brazos de la luna superior tres.

Kyojuro: No te voy a mentir ¡Las lunas son muy fuertes! pero me las arregle

Sanemi: mmm... si... son algo fuertes

Ambos partirían a la cede mas relajados mientras que los lacayos apagaban el fuego.

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Douma y Akaza corrían por los pasillos de aquella dimensión distorsionada hasta dar con Muzan.

Douma: ¡SEÑOR!

Akaza: ¡LORD!

Ambas lunas se arrodillarían ante Muzan.

Muzan: ¡No vuelvan a llamar la atención de esa forma sin avisarme primero! No pueden destruir cualquier pueblo que este frente a ustedes.

Akaza y Douma: ¡PERDON SEÑOR!

Muzan: ¡AKAZA!

Akaza: Que se le ofrece señor

Muzan: Me prometiste algo

Muzan se acercaría a Akaza y tomaría su rostro bruscamente mirándolo a los ojos.

Akaza: El pilar señor no valía la pena ¡Es extremadamente débil!

Muzan: Entonces quiere decir que nuestras lunas no tienen siquiera la capacidad de matar humanos débiles

Akaza: ¡Así es señor! ¡Me vi forzado a dejarlo vivo ya que pidió ayuda a otros pilares!

Muzan: ¿Estas diciendo que mi sangre no es suficiente para que mis lunas peleen contra los pilares?

Akaza: No mi rey, el problema son los portadores

Muzan: En ese caso porque no me traes candidatos para mi sangre

Akaza: Señor, con todo gusto lo haría pero eso provocaría que descuidara mis otras tareas

Muzan: Douma se encargara de tus tareas

Douma: ¡Señor! Yo tengo

Muzan: ¿Algún problema?

Douma: No señor...

Muzan: Comprendo... En ese caso retírense

Akaza y Douma: ¡Si señor!

Ambas lunas se alejarían de la sala, a pesar de ser cercanos a Muzan hablarle les provocaba miedo. Douma estaría algo irritado ya que encargarse de las tareas de Akaza le quitaría el tiempo que usaba para relajarse.

Sangre ArdienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora